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─°.✩*EFIMERAS °.✩*
004. 🔮 el hébrido negro.




"¿cómo explicar lo que siento por dentro?

es como si en mi panza transportara un muerto"






˛゚・ε el hébrido negro ! *:・゚

˛ღ゚・ε el hébrido negro ! ✧ *:・゚

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A las once y cuarto de la noche helada del trece de noviembre, Mattheo y yo fingimos que nos íbamos a dormir temprano, pero nos colocamos su capa de invisibilidad y salimos de nuestra Sala Común camino a la cabaña de Hagrid. El castillo estaba sumido en una inquietante oscuridad a la que estábamos acostumbrados. Era algo normal para nosotros escabullirnos debajo de la capa de Mattheo durante la noche para hacer alguna broma o ir a Hogsmeade. Pero esta vez me atiborraban sentimientos distintos: no pude encontrar el confort de siempre bajo la capa, ni la emoción de una travesura aproximándose, solo genuino temor.

—¿Qué crees que sea? —preguntó Mattheo infinitamente entusiasmado— ¿Centauros? ¿un basilisco? —la idea de enfrentarme a un basilisco otra vez hizo que se me remueva el estómago— ¿Trols, tal vez? Aunque no me parecen tan peligrosos... Tú venciste a uno en primer año, ¿te acuerdas? ¿Qué hacías en ese baño con Granger...?

Mi amigo continuó hablando solo hasta que bajamos por la explanada hacia la luz que brillaba en la cabaña de Hagrid. También el interior del enorme carruaje de Beauxbeatons se hallaba iluminado.
—Tengo miedo —admitió Mattheo en voz baja y temblorosa. Reí bajito nerviosamente y apresuré el paso.

Alcé la mano para golpear la puerta de Hagrid, pero unas voces dentro me hicieron dudar. Pegué la oreja a la madera y pude distinguir la voz del profesor y otra, más infantil.
Mattheo tocó tímidamente justo cuando oímos hablar a Madame Maxime dentro de su carruaje.
—Deben ser Avery y Mattheo —susurró Hagrid, abriendo la puerta.
—Sí —contestó Mattheo, quitándose la capa y entrando a la cabaña, donde también se encontraba Harry.
—¿Por qué nos hiciste venir? —pregunté— Perdón, hola. ¿Por qué nos hiciste venir?
—Tengo algo que mostrarles —repuso Hagrid muy emocionado. Llevaba en el ojal una flor gigante, y era evidente que había intentado peinarse, porque en su cabello se veían varios dientes de peine rotos.

—¿Qué vas a mostrarnos? —preguntó Harry con recelo.
—Cúbranse con las capas, vengan conmigo y no hablen —nos indicó Hagrid—. No vamos a llevar a Fang, porque no le gustaría...
—Escucha, Hagrid, no puedo quedarme mucho... Tengo que estar en el castillo a la una. —dije yo, pero él no me escuchaba. Abrió la puerta de la cabaña y se internó en la oscuridad a zancadas. Lo seguimos deprisa, y para nuestra sorpresa, advertimos que nos estaba llevando hacia el carruaje de Beauxbeatons.

𝐄𝐅𝐈𝐌𝐄𝐑𝐀𝐒; hermione grangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora