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༄el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.
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—¡𝐸ste es perfecto!
—Ya para de chillar, por favor —le supliqué a Mattheo, que miraba con ojos como platos y una sonrisa gigantesca un vestido verde esmeralda. Él y Pansy llevaban gritando y saltando por toda la tienda al menos tres horas, pasando de vestido en vestido.
—¿¡Cómo puedes pedirle algo así!? —resopló Pansy, tomando el vestido que el de rulos había señalado— ¡Merlin, mira esto! ¡Es hermoso! —Ya tienes un vestido en tu armario que te queda genial—dije, agotada—. ¿Por qué necesitas otro? —Subí de peso desde que lo compré, en agosto. —contestó, admirando la tela del vestido.
—Tienes una dieta estricta, y haces esa... cosa para ejercitarte todo el tiempo. Además, te queda hermoso —atrapé sus mejillas con mis manos y sacudí su rostro—. Tú eres hermosa. Aunque subas de peso. Cosa que NO hiciste. —agregué rápidamente.
—¿Te refieres a nadar en el Lago? —preguntó ella—. No es solo por eso. Para ser honesta, no sé qué se me pasó por la cabeza cuando compré ese vestido. Y ustedes —nos señaló a ambos— necesitan aprender a nadar. Urgentemente. —Oh, no —atajó Mattheo—. No, no y no.
—Casi te ahogas en una laguna de España cuando tenías seis años, supéralo —revisé el vestido verde que habían elegido— Combina con tus ojos—le dije a Pansy. —Era un mar, y estaba en lo profundo—replicó él— Además, tenía nueve. —¡Peor!
—¿Saben qué? Les enseñaré a nadar. —Pansy decidió, encaminándose hasta el probador.— Y tú debes comprarte un vestido. ¿Recuerdas que el otro te queda chico? Te crecieron, querida. —me guiñó un ojo y cerró la cortina en un instante. Mattheo y yo nos miramos. Sus ojos se arrugaron por una sonrisa, me tomó del brazo y me arrastró con él a seguir viendo vestidos.
Por más que yo sabía desde el principio que eso iba a ser un dolor de cabeza, había aceptado ir debido a la leve y muy tonta esperanza de encontrarme a Hermione allí. No quería pensar en qué haría si la veía, porque no podía simplemente saludarla después de ignorarla por días. ¿Qué iba a hacer? ¿Hablarle, como si no hubiera pasado días evitándola? ¿Disculparme?
