Era víspera de Año Nuevo, un ambiente de éxtasis y pasión envolvía el lugar, mientras cuerpos sudorosos se movían al ritmo de la música. Entre la multitud, Jimin se sentía completamente solo, a pesar de que las feromonas sexuales le arrugaban la nar...
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Maratón 1/2
Sugerencia leer con canción de The rose Wolf, está en la multimedia🐺
Llevaban dos minutos de intensa lucha en los que Jungkook había logrado tirar a uno de sus atacantes, con tres mordidas que habían tocado las zonas más débiles de su fisionomía. Ahora solo faltaban dos. Su lobo respiraba agitado, había sido herido con un rasguño en su oreja izquierda y una mordida en su pata trasera, pero era poco en comparación con lo que planeaba hacerle a los dos lobos grises que quedaban. El tercero se estaba desangrando por las mordidas que habían roto sus cuatro patas. Jungkook no quería matarlo puesto que tenía que sacarles información, asi que estaba tratando de controlar su furia mientras sentía los quejidos adoloridos de su omega a través del hilo que los unía.
<<¿Donde estaba su tío y los demás?>>
Esquivó una feroz mordida que iba dirigida a su yugular, cuando pudo ver con pánico como el otro lobo se acercaba a Jimin para agarrarlo por el short.
— ¡Suéltame pulgoso! —gritó con los labios pálidos y el hombro con la flecha aun incrustada. Estaba lleno de sangre y temblaba.
Fue entonces cuando agarró al canino por el cuello, impidiendo que llegara a posar sus sucios colmillos en la ropa de Jimin. Pudo sentir la carne y el sabor metálico invadir su boca. Cada tendón quebrandose al instante, provocándole la muerte instantánea.
Se había descontrolado.
Nadie tocaba a su omega. Todas las sensaciones colicionaron en una mezcla volátil. Los ojos del alfa sagrado brillaron en un rojo intenso. Ver a Jimin en el suelo, sufriendo, descolocó a su lobo por completo. Era un dolor indescriptible, parecido al que sintió cuando perdió a sus padres.
Por otra parte Jimin estaba aterrorizado y tratando de tranquilizarse. El hombro le punzaba demasiado, pero nada se comparaba al temor de que algo le pasara a Jungkook. Cuando lo vió lanzarse al otro lobo que quería alcanzarlo, pude ser testigo de como mataba en segundos al que pretendía capturarlo. Hasta él mismo sintió temor de la fiera en que se había transformado. Tenía que hacer algo. Por lo que tenía entendido los alfas sagrados se podían convertir en verdaderas monstruos si perdían el control. A lo lejos pudo sentir unos aullidos y de pronto, como por arte de magia se materializaron tres lobos más de diferentes colores que se unieron a los demás. El primero era de un naranja opaco con iris marrones, mientras que los otros eran grises. Todos alfas.
<<Estamos jodidos>> Pensó Jimin con la vista fallándole. Eran grandes y fuertes, no tanto como Jungkook, pero si representaban una mayor amenaza.
El pánico de Jimin ascendió a un nuevo nivel al ver como lo acorralaban. Su cuerpo no podía arrastrarse hacia atrás porque caería en el río. Cansado de ser un simple expectador reunió toda las fuerzas que le quedaban.
<<¡No te muevas!>> Le habló Jungkook en su mente, con una voz poderosa que le hizo temblar insconcientemente. Una corriente de dolor atravesó su brazo. Apretó los dientes para aguantarlo mientras se levantaba. Podía sentir la sangre correr por todo su hombro y su vista nublarse. Aun podía visualizar como el lobo atacaba con renovabas energías a Jungkook, aunque este no retrocedía, logrando aprisionarlo entre sus patas.
