En la gran cabaña central, cerca de los comedores del lugar, varios de los principales lobos de la aldea se encontraban reunidos. Entre ellos estaban presentes los cinco ancianos de la manada, los cuales murmuraban entre sí, ante los nuevos sucesos acaecidos en la manada. Todos relacionados con la llegada de los nuevos lobos que su alfa líder había traido sin ni siquiera consultar la decisión. Dentro de ellos, el omega Young Kiro, quien fuera el anciano con edad más avanzada, era el que más insistía en que su líder acabara de elegir algún omega. Un sucesor era primordial antes que la guerra estallara con la invasión a Jamsang. Otros como la alfa Hyung Mina planteaba la necesidad imperiosa de que se acabara de realizar la invasión.
El grupo de los ancianos desde la muerte de los padres de Jungkook, se habían conformado por cada uno de los representantes de cada casta. Determinado asi para que se representara la equidad que reinaba en la manada lo mejor posible. Un omega, un alfa, un beta, un omega recesivo y un alfa de la misma condición, constituía las estructuras de tan importante grupo.
Ellos se habían posicionado en una esquina de la amplia y circular cabaña y esperaban ansiosos que su líder apareciera. Un poco al lado de donde se mantenían unidos, la omega Yoon Minji, una de las encargadas del sistema de plantación, poseía una expresión neutra mientras veía a los ancianos inquietos. Minji estuvo un tiempo detrás del alfa líder, de hecho se consideraba la mejor candidata hasta el momento. Recordaba haberse enamorado del pelinegro desde hace años, cuando los alfas líderes fueron asesinados. Minji una de las pocas amigas, si se podía considerar como tal, que le ofreció consuelo. Sus lobos se habían conocido y explorado juntos en casi todos los territorios del amplio bosque, junto al alfa desde que eran cachorros. De hecho la omega era conocida dentro de su círulo más cercano. Ella fue una de las primeras omegas que logró soportar los primeros celos, cuando entró a la adolescencia y pudo controlar a su lobo interior. Los recuerdos de como el pelinegro le había dado la confianza y el honor los guardaría siempre en su corazón. Minji además era admirada por su fortaleza. No cualquiera omega podía aceptar a un alfa sagrado en su intimidad, se sentía orgullosa de ello. Tan solo tenía 17 años cuando se lo comentó a un Jeon adolescente, el cual con una mirada de dudas la aceptó, diciendo que era mejor con una amiga, que con cualquiera de la manada. A pesar de ser tan jóvenes, Minji constituía una omega con grandes dotes, con curvas en las partes más importantes, pelo rojizo rizado y largo, y piel cremosa con ojos verdes. Su olor a aníz la convertían en una loba atractiva, y con varios pretendientes que la buscaban. También era una guerrera nata, por algo formaba parte del ejército de la aldea. Pero no estaba interesada en más nadie que no fuera él.
Tampoco recordaba cuando se había enamorado de Jungkook. Tal vez fue cuando con la muerte de los líderes, que el corazón destrozado del alfa le permitió compartir una parte llena de dolor que nunca había conocido. O tal vez mucho antes, cuando sus padres lo habían mandado a estudiar a la ciudad, que Minji comenzó a extrañarlo. Pensó, que justo cuando Jungkook decidió a pasar sus celos en soledad, la convertiría en su omega. Pero su trató hacia ella se había enfríado con el pasar del tiempo. Justo en el nuevo año, fue olímpicamente rechazada. Había rumores de que a lo mejor, había conocido a alguien especial dando la ilusión de que la elegiría. Cual fue su sorpresa al verlo junto a un hermoso omega rubio que venía acompañado de otro lobo. Minji estaba furiosa, su ego maltratado y su corazón dolía al verlos tan juntos. Sin embargo aun tenía esperanza de que fuera un simple capricho del momento. De todas formas tenía a su lado el apoyo de los ancianos. Sentía curiosidad por ver que le diría Jungkook a los demás cuando la reunión comenzara. Aunque ya había dejado ese asunto zanjado segun sus propias palabras
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Detrás de tu mirada
FanficEra víspera de Año Nuevo, un ambiente de éxtasis y pasión envolvía el lugar, mientras cuerpos sudorosos se movían al ritmo de la música. Entre la multitud, Jimin se sentía completamente solo, a pesar de que las feromonas sexuales le arrugaban la nar...