La cena parte 1

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Estaba parada en la puerta de la oficina de Cardan, toco y al escuchar un, pase, entro y cierro.

-Que necesitas y espero que sea rápido estoy muy ocupado.

Tenia un montón de papeles en su escritorio, traía una camiseta blanca con unos cuantos botones sueltos dejando ver un poco de su pecho, al ver que no decía nada este alza la mirada y yo tengo que ser rápida para que  no se de cuenta de que lo estoy analizando.

-Quería pedirte algo..

Me mira cada vez más interesado por la conversación, me hace un gesto para que siguiera hablando y empiezo a pensar ¿Que se sentiría desabrochar los botes que aun estaban puestos en su camiseta? Pero aleje esos pensamientos tan rápido como vinieron, ¿Que me pasaba? Me estaba volviendo loca.

-Quería saber si podía salir del castillo, solo serán unas horas lo prometo.

-Puedes ir a los jardines, ordene que sembraran rosas y esas cosas, tus padres me dijeron que te gustaban.

Eso me sorprendió, ¿Por que una persona como el se tomaría la molestia de gastar su tiempo en pedir que sembraran unas cuantas rosas?

-Eso es genial-sonreí- pero no era a los jardines, digo fuera del palacio en la ciudad, no tuve tiempo de conocerla.

Enarco una ceja y sus ojos verdes se colaban como dagas sobre los míos-Sabes las reglas Brett no puedes abandonar el palacio puede ser peligroso, la gente de este pueblo no saben que estás aquí y ellos están al tanto de que nuestras naciones son enemigas a muerte, para eso tienes una ventana enorme.

Mi sonrisa se borro, quería salir de estas paredes, estar encerrada era desesperante y sentía que me ahogaba, sabia que cuando el se aburriera de mi o mis padres le dieran las tierras, me tendría que casar con alguien que nisiquira conozco y que mis posibilidades de salir y divertirme estaban al borde de un precipicio.

-Vamos por favor si tu quieres envíame guardias, cientos de ellos si así lo deseas pero ya no aguanto estar encerrada es horrible, déjame salir anda ¿si? no seas malito.

Se paro de la silla y fue acercándose y yo retrocedía hasta dar con la pared, su semblante se relajo un poco y sus ojos jamás abandonaron los míos, estábamos peligrosamente cerca, como si mi cuerpo tuviera vida propia mire sus labios y no pude evitar querer besarlo, volví a poner mis ojos en los suyos pero el me miraba tan bien, estaba viendo los míos y pude ver como su miraba se oscurecía, pero se recompuso rápido al darse cuenta de lo que pasaba, se aparto.

-Tenemos una cena vendrá toda mi familia y necesito que estes presentable, no tengo mucha confianza con esos guardias pero creo que puedo hacer una exención, no tengo tantas cosas que hacer y te gustara mas que el rey te explique sobre su pueblo que lo conozco mejor que nadie, cada rincón así que si intentas huir lo sabré eso tenlo por seguro.

Me desafió con la mirada yo hice lo mismo pero la verdad era que me sentía pequeño a su lado y el tener que levantar la cabeza para mirarlo era vergonzoso.

-Eso es un si?

-Es un tal vez- Me volvió a escanear con la mirada para luego separarse y volver a su escritorio-Nos vamos a ir a las 5 en punto si llegas  aunque sea un segundo tarde no iremos, ahora si me disculpas tengo cosas que atender.

Capte el mensaje de que me fuera y lo hice, con una son risita de triunfo, si me hubiera dicho que no, iría de cualquier modo, pero una parte dentro de mi sentía algo de felicidad por que el iba a estar hay, sacudí la cabeza mientras me repetía una y mil veces que me estaba volviendo loca.

***

Estuve contando las horas y sentía que le tiempo estaba pasando demasiado lento, cuando al fin dieron las cinco corrí a la oficina para ver si no había cambiado de parecer y al verlo recogiendo sus cosas y mirando el reloj supe cual había sido su respuesta.

-Y ¿Vamos a ir?- Asintió con la cabeza, sonreí emocionada de al fin poder salir de aquí.

-Estas lista para el mejor viaje de tu vida?

-El mejor?

-Claro no hay mejor reino que visitar que el mío.

Y hablo la humildad en persona, nos montamos en uno de los carruajes y para mi mala o buena suerte, nos tuvimos que sentar juntos, nuestras piernas se rozaban y por alguna razón tenia unas inmensas ganas de tocarlo, pero no lo hice, no podía, intente alejarme lo mas posible de el, vi por la ventana algunas casas que eran sorprendentemente bellas, estaba hechas de madera sus ventanales eran grandes y los faroles de luces alumbraban todo, había una pequeña fuente de color blanco, el carruaje se detuvo y quedé maravillada con la belleza de éste pueblo.

Cardan...

Al bajarnos del carruaje les pedí a dos guardias que nos acompañaran, mire de reojo a Brett sus ojos estaba maravillados con mi nación, no es por presumir pero ningún reino se iguala al mío, vi que señalaba algo con el dedo y voltee los ojos al darme cuenta que era un camión de helados.

-Porfis...

Saqué de mi bolsillo unas cuantas monedas, ¿Desde cuando me había convertido en niñero? A si desde que acepte una estúpida oferta.

Regreso con un gran baldo de chocolate y una sonrisa que por alguna extraña razón casi me hace sonreír.

Casi.

-Esto es hermoso- dijo mientras miraba una fuente con pececillos nadando en ella.

-Si es hermosa- dije mirándola lo que hizo que se sonrojara y fue hay cuando me di cuenta de lo que había dicho, me aclaró la garganta para llamar su atención y cuando lo consigo, le hago una seña para que se hacer que- Creo que es hora de irnos.

Camine hasta el carruaje que estaba esperándonos ya adentro mire el camino en un intento por no mirarla a ella, nuestras rodillas seguían rozándose y tenia la tentación de tocarla.

¿Pero que me estaba pasando? ¿Por que no podía dejar de mirarla? Y lo que mas importante.

¿Por qué sentía que el mundo se desmoronaría si ella decide irse para siempre?


El reino enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora