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«El hijo nacido del trueno»



Narrador omnisciente

Matt abrió los ojos de golpe y soltó un grito ahogado del susto, pero una mano presionó su boca para silenciar el grito. Matt frunció el ceño al ver a Ném taparle la boca. Su expresión se relajó cuando dio un vistazo a su entorno, recordando lo que había pasado y como había llegado hasta ahí. También se dio cuenta de que había algo apretando su mano. Giró su cabeza para verlo y era la mano de Ném sobre la suya, ambos estaban tomados de las manos.

Matt muy confuso, elevó sus manos unidas y arqueó una ceja.

—Okey, hasta yo sé que esto es demasiado amor de hermanos— dice sorprendido. —y me considero alguien muy cursi.

Ném puso los ojos en blanco, soltó la mano de Matt rápidamente y miró hacia un punto de la nada, avergonzada.

—Si bueno..., tenía que regresarte tus memorias— dijo mostrando las manos entrelazadas que tenía con Axel.

Matt la miró, asombrado.

—¿En serio?

—Solo fui el puente— dijo encogiéndose de hombros.

Axel seguía completamente dormido y eso era tranquilizador, porque ahora sabían muy bien qué ocurría. Matt entornó los ojos en dirección a Axel, quería saber si los estaba escuchando y al ver que no era así, ya pudo hablar con tranquilidad. Ném soltó la mano de Axel y se recostó en la pared metálica del camión, frente a Matt.

—¿Cómo pasó...?— comenzó el castaño.

—Por accidente lo toqué y pude recordar todo, es algo extraño de decir pero..., se sentía como si una parte de tu cerebro que estaba comprimida, se liberó y se sintió tan relajante pero aterrador al mismo tiempo— añadió Ném —Entonces supe que debía haber forma de hacer que a ti te sucediera así que...

—¿Así que me diste de tu poder?— descifró Matt.

—Algo parecido— dijo Ném, pasándose la mano por la nuca. Matt susurró un "wow" y abrió la boca en forma de "o". —honestamente, creí que no funcionaría pero parece que sí.

—Si, así es— sonrió el castaño.

Ném le devolvió la sonrisa. Hubo un silencio entre ellos, pero no era incómodo. Era como si cada uno estuviera en sus pensamientos, cada uno repasando en su mente lo que acababan de recordar. Hasta que Ném rompió el silencio.

—Entonces...— se aclaró la garganta y lo miró a los ojos —Lev, bueno yo solo quería decirte que, bueno yo...

El castaño apoyó su mandíbula en su mano y arqueó una ceja.

—Qué raro se siente que me digas de esa manera— dice con diversión y luego le da una sonrisa ladina —digo, siempre me pusiste apodos como: idiota, estúpido, imbécil, creído, egocéntrico, presumido, capullo...

Entre más apodos decía, el rostro de Ném se enrojecía cada vez más. El castaño estaba más que encantado con la situación. Se frotó la barbilla, fingiendo que estaba pensando.

—Creo que solo una vez en la vida me dijiste Levon, que por cierto es mi verdadero nombre— dice el castaño en un tono analítico —y no me gusta que lo digas, solo mis amigos me dicen Lev— sonríe con malicia.

Ném se hizo pequeña en su lugar. Tenía razón, siempre lo había señalado como la oveja negra en cualquier oportunidad que tenía y nunca se agradaron. Quizá sólo era un pensamiento intrusivo..., pero después de todo lo que habían pasado juntos, pensó en que tal vez, solo tal vez...

No.

No puede haber un talvez, pensó.

—Lo que quería decirte Levon, era que no podemos quedarnos mientras Ares esté aquí— dijo completamente sincera. El rostro divertido del chico desapareció y ensombreció al notar que, otra vez se había pasado con sus bromas.

—No puedo estar tranquila sabiendo que pronto despertará— dijo la chica, alzando la vista hacia Ares y su cuerpo dio un sobresalto al recordar lo que había pasado.

El soldado asintió.

Sintió que debía enmendar lo que había dicho pero algo lo detenía, quizá la costumbre de siempre buscar la forma de hacer enojar al otro, hicieron que no hiciera nada. Así que solo suspiró y la miró a los ojos.

—Todo está hecho de metal y solo hay pequeños orificios para que nos entre el oxígeno...— pensó en voz alta. —A menos que haya una sierra eléctrica en esa bolsa de ahí, no se me ocurre otra manera de salir que prendiendo el lugar— respondió encogiéndose de hombros.

Ném frunció las cejas

—¿Bolsa?— se giró para buscar hacia todos lados —No puede ser, yo revisé el lugar y no había una...

Se cortó así misma cuando Levon le entregó la bolsa de maíz. Ya la había visto antes, pero creyó que estaba vacía. Resulta que estaba equivocada. Metió la mano en la bolsa y sacó lo único que había en ella, era un hacha. Estaba algo oxidada pero podía ayudarles, alzó la vista hacia la puerta que tenía cadenas incorporadas y pensó en que talvez la podrían romper con eso. Se devolvió hacia Levon, que la miraba con una expresión que no comprendía.

—¿Ném?

—¿Si?

El castaño hizo un pequeño silencio.

—¿Me escuchaste hablar dormido?

La chica parpadeó, atónita. Definitivamente no se esperaba esa pregunta.

—Dree ya me había dicho antes que hablo cuando duermo pero no le creía, ya que ella duerme como una roca— comentó frunciendo el ceño.

Ném comenzó a pensar en qué harían al abrir la puerta. ¿solo saltar y ya? ni siquiera sabían en dónde estaban. No sabían si habían cruzado el mar antes o si todavía seguían en camino a la costa, aunque era extraño porque la casa de Ném no estaba tan lejos de la costa del país. Sin embargo seguía inquieta de saber cuando Ares despertara ¿que harían? Ares sabía controlar su poder del tiempo, pero en cambio ella, lo usó un par de veces solo para ver el pasado y no para manipular el tiempo.

—Nunca me habían confundido como decoración antes— dijo Levon, cortando el silencio.

Ném se percató de que él seguía esperando respuesta.

—Si te escuché hablar— respondió, con sinceridad —Pero casi no se entiende lo que dices.

Levon curvó los labios hacia abajo, encogiéndose de hombros.

—De acuerdo— dijo poniéndose de pie. Se estiró el cuelo y bostezó. —hay que salir de aquí ¿alguna idea?

La chica intercaló la mirada entre el hacha y el chico.

—Creo que sí.

Los Nobles: Paralelo  © ✔ [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora