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ADVERTENCIA: este capítulo es de 2,584 palabras, solo para que lo tengan en cuenta pero TODO el cap es importante (y es mi fav de la saga)


«¿En qué me metí? *inserta carita de angelito*»


Matt

Estaba caminando por el jardín del palacio, había tenido una fuerte disputa con Ném y ya que es algo muy común entre ambos, suele divertirme pero esta vez no lo fue. Me dolieron sus palabras y me arrepentí de haber ducho unas, parecía sentirme cansado de ese odio entre ambos. Ni siquiera recuerdo como empezó.

Esos hilos de pensamientos se rompieron cuando me encontré a Ares golpeando violentamente lo que parecía ser una mesa con un juego de ajedrez. Había tirado la mayor parte de piezas y las que estaban todavía en el tablero, las estaba lanzando con mucha rabia hacia todas partes, después de hacerlo miró fijamente a papá. Retrocedí en mis pasos para escuchar la conversación sin que notaran mi presencia.

Conocía a Ares, él no tiene ese tipo de comportamiento, así que se me hacía algo extraño el verlo actuar de esa manera.

Y encima frente a nuestro padre.

Siempre lo ha admirado, ¿porqué esta vez estaba mirándolo como si quisiera partirle el cuello?

Agitado, apoyó sus manos sobre la mesa y comenzó a murmurar algo que no logré escuchar. De pronto comenzó a hablar en voz alta, dirigiéndose a mi padre.

—Te desconozco— le habló con rabia.

Mi padre, que le estaba dando la espalda se giró para encararlo, con una expresión pasiva.

—Hijo, eres joven y tienes un largo camino que recorrer— comenzó mi padre, parecía no inquietarle el que mi hermano estuviera muy enojado —hay cosas que no entiendes, pero entenderás cuando seas tú el que porte la corona.

Después de decir eso, se dio la vuelta y se fue, dejando a Ares con las palabras en la boca.

Iba a salir de mi escondite para preguntar qué era eso, pero de pronto, Ares golpeó con fuerza la mesa con sus dos puños, haciéndome sobresaltar y luego empujó la mesa hacia adelante, haciéndola caer. En el momento en que cayó, un rayo iluminó el cielo y provocó un ruido estruendoso.

Oh, no...sí que estaba furioso.

—Mi padre debe pagar por lo que hizo..., ¡esto no puede quedar así!— dijo ya rojo de su ira. —debe, debe...— su rostro de pronto se ensombreció —debe morir— dijo en un tono más bajo.

Mi pecho sintió un pinchazo que me hizo reaccionar de inmediato. No me importó lo que pensara él de mí, salí de mi escondite completamente perturbado por lo que acababa de decir. No podía creerme lo que acababa de decir, era...imposible, eso no era algo que Ares desearía para mi padre. Cuando me acerqué, Ares me frunció las cejas completamente extrañado pero no asombrado. Mi rostro era una clara demostración de: ¿pero que te pasa bro?

—¡¿Quieres matar a nuestro padre?!— dije empujándolo de los hombros.

Ares parecía pasmado de verme ahí, parecía estar consternado de saber que alguien escuchó su oscuro deseo. Pero esa expresión no duró demasiado, su rostro se relajó y mostro una expresión muy intimidante, no propia de él.

Tragué saliva. Por un segundo me arrepentí de haberle empujado pero me mantuve firme. Éramos de la misma altura, quizá me miraba más alto debido a mi corte de cabello, pero nuestros ojos estaban a la misma altura y se miraban fijamente como si fuera una pelea de las películas de vaqueros en el viejo oeste.

Los Nobles: Paralelo  © ✔ [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora