Ayla se alejo de sus amigos.
Tomó el collar entre sus manos e imploro para que Apolo escuchara.Cerro los ojos con fuerza y
No paso mucho tiempo cuando sintió la luz del sol atraparla calidamente.Abrió los ojos lentamente encontrándose con la playa ahora de día, el sol brillaba.
Miró hacia atrás buscando el taxi de Hermes y a sus amigos, pero no encontro nada.-Me llamaste- dijo una voz frente a ella haciendo que girará su cabeza.
-Hola, padre- hablo viendo al hombre frente a ella.
-Siempre espere que me llamaras- dijo el.
-El oraculo-hablo y el dios se tenso, finalmente lo miro a los ojos intentando contener su enojo.
-Porque tuve que enterarme por el padre de mi amigo, en lugar de por el dios que me reclamo- acuso.
-Hija...
-No- lo freno negando con la cabeza- no tienes derecho de llamarme así, no cuando nunca te has aparecido en mi vida.
El hombre frente a ella bajo su mirada y después la miro.
-Ayla...
-Hay cosas que es difícil contar, son cosas de las que intentaba protegerte.
-¿Protegerme?- soltó una risa seca- Toda mi vida, fui humillada de la peor manera por TUS hijos, por ser la decepción, una decepción como tu hija.
La Rubia lo miro con rencor.
-Nunca, en toda mi vida tuve algo de ti, ¿Sabes lo que se siente?, ver como todos los de la cabaña presumían los regalos que les dabas y yo solo miraba...
-Entiendo tu enojo- la miro el dios- lamento no haber podido ayudarte cuando me suplicaste en el parque, ¿Sabes lo difícil que es para un dios sentirse imponente?,
Quería ayudar, pero no podía y lo siento tanto.
Pero ahora estoy aquí y contestare todas tus dudas.-Bien- la chica se cruzo de brazos- Entonces cuéntame sobre el oraculo, sobre mi y mi relación con el.
El hombre dio un paso hacia adelante y se sento en la arena mirando el sol, la rubia hizo lo mismo a su lado y después observandolo atentamente.
El dios suspiro antes de hablar.-Al igual que los dioses, el espíritu del Oráculo se fue moviendo de acuerdo con el transcurso de la civilización occidental. El espíritu habitaba en los cuerpos de doncellas humanas que tenían el don de la vista clara, y cuando a estas les llegaba el momento de morir el espíritu pasaba a otra huésped- Empezó a contar- Hades. el dios del inframundo tenía una amante, nadie sabe muy bien lo que paso, pero al final ella murió tal y como lo había previsto el oráculo.
Hades estaba devastado con la muerte de su amante y culpo al oraculo de su muerte, debido a esto, el oráculo fue maldecido; Jamás podría pasar a otro huésped incluso después de su muerte, nunca se iría y continuaría recitando profecías hasta que su cuerpo marchito se disolviera en polvo.