Inexperto (+18)

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Verónica.

Me estoy haciendo pis.

—Voy al baño—Le aviso a Megan y ella asiente.

Salgo de la habitación dando pequeños brincos, voy directo al baño y expulso lo que desde hace rato estaba aguantandome.

La película estaba buena no me culpen.

Lavo mis manos, y voy a salir cuando un cuerpo choca en mi cara.

Cuando veo de quién se trata, trago saliva.

—Lo sé, la inteligencia se refleja en cada uno de mis rasgos.

Lo ví en la hora de la cena, no quise salir más de la habitación para no toparmelo. Pero aquí está.

Estoy segura que es él. Algo muy dentro de mí me dice que él fue el que me ordenó que me tocara si estaba tan excitada en ese show privado de Sacramento.

Pero no es solo eso, es mi fantasía hecha realidad. Es como si hicieran un holograma de mis pensamientos.

No es muy musculoso, pero su cuerpo está marcado y ejercitado, usa Suéter de los Power Ranger que le queda a la medida, y un mono holgado. Sus lentes me encantan, quiero follar con él y que los tenga puestos, sus labios son delgados y rosaditos, su nariz es perfilada junto con su mandíbula marcada, pero aun así sus ojos son redondos lleno de un brillo inexplicable, muestra esa niñez que tiene.

Sabía quien era Matias Stickson, pero verlo de frente es muy diferente a acosarlo.

—¿Te pasa algo?—Inquiere, y tiene una perfecta pronunciación del inglés.

Me acerco a él, y se queda quieto, con las cejas alzadas en su posición. Su rostro queda cerca del mío, y usa perfume de bebé.

¡Y tiene 17!

Miro sus ojos, y mientras cierro la puerta del baño.

—¿Qué haces, Verónica?

Mierda, sabe mi nombre.

Cómo?

Sus ojos parecen adivinar, porque enseguida habla:

—Disculpa si te has sentido observada, pero es que te he estado acosando. Como prueba, quiero que vengas a mi cuarto para compensar tan valiosa acción. No denunciaste, solo contrataste a los escoltas de tu padre. Jhon y Brendon hacen muy bien su trabajo. Pero eso no fue suficiente.

La manera en como habla es tan atractiva, me quedaría horas escuchándolo hablar.

—¿Por qué quieres que vaya a tu cuarto?—Inquiero fingiendo desconfianza.

—Dadas las altas horas de la madrugada, puedo notar en tus expresiones que no estabas durmiendo. Yo tampoco. Así que podemos ir a mi cuarto a ver una película. No quiero que te asustes si ves algo extraño.

Arrugo las cejas, y ladeo la cabeza pero Matias como respuesta me ofrece su mano.

—¿Quieres venir conmigo?

Por supuesto, aunque tú te vendrías primero y después me ayudarías.

¡Vero! Por dios! ¡Está hablando de venir! ¡Del verbo ir! ¡No de orgasmos!

Me doy una cachetada mental y acepto su invitación, su mano está fría y áspera. Matias sonríe y se le forman unos hoyuelos demasiados tiernos.

Quiero enseñarle tantas cosas.

Salimos del baño, y noto que vamos al cuarto de donde provenía la música.

El cuarto está totalmente oscuro, hay lámparas de agua de color rojas neón en estantes.

MANDRÁGORA (+18) (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora