12. Para mañana olvidar...

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—¡Fondo, Fondo, Fondo!

Termino todo el vaso de tequila, y al abrir los ojos me mareo completamente, solo escucho el bajo de la música y la bulla de las chicas de lejos.

Tal y como lo planeamos, compramos ropa en una tienda de esas cualquieras, nos cambiamos y venimos al club.

Es tan oscuro como es tan bueno.

Luces neones parpadean y no nos permiten ver bien. Pero disfrutamos, aquí hasta los camareros son guapos.

Al poder estabilizarme sonrío, y me considero que ya estoy borracha.

—Cómo tendrás esos riñones—Chista Lilian.

—Apuesto que si la secuestran para traficarla la regresan entera—Le sigue Heilen y todas reímos.

—Ey, chicas, tenemos que aprovechar bien la noche.

—Si, concuerdo. Liguemonos a uno al menos.

Verónica ríe y niega con la cabeza.

—Si quieren sexo ahí están los shows privados. O paguen por uno, o les pagan por hacerlo.

—No tiene sentido si no follamos con el cliente—Interrumpo.

—Pienso que si permiten eso entraría en violación.

—Sí. qué tal si es un viejo verde y te toma a la fuerza—Opina Juliet y Pol asiente.

Verónica ríe y toma otro trago.

—Yo quiero que sea un chico de musculatura pequeña y lentes.

—Ah no, entonces la violación sería de la Stripper.

Una carcajada sale de mi garganta y Verónica se molesta pero sonríe.

—Disculpenme, pero ese es mi tipo.

—¿Nerd?

—Niños.

—Pedófila—Señala Pol mientras niega.

—No hablo de eso... Hablo de, tener la oportunidad de ser yo quien les enseñe todo, que yo sea la única que le ha mostrado y causado todo respecto al sexo.

Todas nos quedamos en silencio, y ella nos mira con cara de querer hecharle Adhesivo a la situación.

—No, o sea, digo...

—Te gustan menores—Afirma Heilen.

—¿Y Amilka?—Le pregunto.

—Es bueno en la cama, pero no he cumplido la fantasía que quiero.

—Quieres que no sepan.

—Que no sean buenos—Secunda Lilian después de un trago.

—No, eso no... ¡Agh! No me entenderán.

—¿Por qué no vas y lo intentas?—La animo, saco mi tarjeta y la meneo entre mis dedos—Yo pago porque des un show, ¿Si?

Vero se encoge de hombros, toma un trago y se levanta.

—¿Por qué, no?

Todas hacemos una ola de "woo" y voy con ella a pagar en caja. Le dan un traje de lencería, me pide que la acompañe en vestuario y la ayudo a ponerse la prenda.

Tiene cintas en la parte de la espalda, y un sujetador que deja libre la imaginación.

Un chico entra con papeles en mano y nos sonríe.

—Bien. Darás el show privado, es al azar. Tú no puedes ver quién es y el cliente tampoco, tendrás una máscara en todo el baile. A menos que quieras quitartela y mostrar tu identidad.

MANDRÁGORA (+18) (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora