24. Un polvo de pago (+18)

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Megan.

—Ciento veinte paquetes—Informa Breck con Esfuerzo, su dialecto cada vez está más Deteriorado.

Le cuesta hablar, su síndrome de Parkinson empeora y lo que sea que tenga además de eso, no lo deja en paz. Pues derrepente grita, se retuerce en el suelo y pasa minutos queriendo sacarse la cabeza con las manos.

Sus episodios cada vez son constantes, y mi ansiedad ante la droga de Frederick poco a poco me consume. No me da hambre, pero de la nada vomito y mi estómago está cada vez más vacío. Mi reflejo en el espejo es deplorable, ojeras bajos mis ojos, mi rostro está pálido, mis labios resecos y morados, y de la nada me canso junto con la taquicardia.

La dosis que me inyecta es cada dos días. Pero no duermo comiéndome las uñas, trato de no hacerlo, pero Frederick se pasea con la inyectadora frente a mis ojos y la desesperación me corroe.

Hemos estado haciendo inyecciones de Mandrágora, tenemos lo suficiente para la nueva tanda que será en pocos días.

—¿Sustancia de Hedri?

—Sesenta paquetes, Ama.

La sustancia de Hedri sirve para minimizar los efectos emocionales, es algo adicional. Pero ante eso, es la cura contra las convulsiones de Tío Bill. Y no sé tratar con pacientes, no he querido probar la sustancia con Breck. Él también está siendo inyectado con una dosis de la droga de Frederick.

Esto cada vez empeora.

Salgo del laboratorio exhausta, Mi corazón por mil a cada paso Pero intento hacer mi mayor esfuerzo por no caer.

—¿Cansada, querida nieta?

—Púdrete—Escupo con desdén.

Frederick deja escapar una risa con Alevosía.

—Quieres otra dosis. Es eso.

Derrepente siento como me toman por los brazos para estamparme en el suelo de nuevo, sujetando mi cabeza.

Frederick se acerca a pasos lentos con la inyección en mano, la ansiedad se apodera de mí y me quedo quieta, esperando la nueva dosis.

Es cuestión de segundos para aumentar la adicción y hacer más hondo el abismo en donde estoy. La aguja entra en mi piel y jadeo, el dolor es temporal, pero la sustancia entrando en mi sistema es como agua para calmar la sed. Después de días sin esto, me siento mucho mejor.

Lo vacía todo en mí, y saca la aguja de golpe, dejándome en el suelo gracias a los Guardias quienes me sueltan Como si quemara.

Pero el daño aumenta, mi corazón empieza a latir con fuerza, y mi cuerpo lo siento encogerse por dentro.

—En qué te has convertido—Ríe Frederick—Igual a tu madre. Una maldita adicta.

No puedo respirar, mis fosas se tapan y mis pulmones restringen el paso de aire. Hiperventilo, y Frederick solo ríe sin parar. Sostengo mi pecho, tomando aire por la boca, pero es imposible.

—No eres tan fuerte para Aguantar tantos efectos de golpe.

Caigo en el suelo completamente, mis pulmones falta de aire hacen que poco a poco cierre mis ojos, Siento el sudor en mi frente, para después sentir como se abre el nudo que tenía en mi pecho, dejándome respirar por fin.

Desesperada, respiro con dificultad.

Pero no me quedan fuerzas, y caigo de nuevo.

—•—

Sustancia Aristócrata.

El gran periodista de la revista Holidate, Carlos Walker Ha publicado más información sobre la gran sustancia de la que declaró ser adicto El señor Franklin Ateno.

MANDRÁGORA (+18) (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora