Los días pasaron, y el momento partir para el rescate había llegado.
El grupo se reunió en un descampado.
Rubius, Vegetta, Willy, y Mangel eran el equipo de rescate que estaba a punto de comenzar una misión que podía acarrearles terribles consecuencias.
Tenían dos caballos para el regreso, pero su plan de acceso a La Capital era algo un poco más veloz que un corcel.
Vegetta se transformó de pronto en un inmenso dragón, al que los otros tres muchachos subieron y se agarraron fuerte.
Tras un poderoso aleteo, el negro reptil alzó el vuelo, levantando a un caballo con cada mano antes de comenzar a avanzar, acelerando hasta unas velocidades a las que ninguno de ellos había viajado nunca.
Les tomó un día completo llegar a las afueras de la ciudad, pero cuando al fin lo lograron, prepararon a los caballos junto al estanque en el que habían pasado la última vez que habían estado allí, y los dejaron atados para tenerlos localizados en la huida.
Esperaron a que oscureciera para poner en marcha su plan.
Pasaron un día completo entre callejones, investigando la zona y encontraron un camino poco transitado para acercarse al coliseo sin ser vistos.
Había una cloaca que desaguaba los deshechos de las mazmorras en las que los dragones estaban encerrados, así que se colaron por ahí para llegar al interior del edificio.
Estaba oscuro, pero los brillantes ojos del dragón escudriñaban en la oscuridad buscando la salida. No sabía hacia dónde iba, pero avanzaba lentamente hacia el interior de la construcción, hasta que encontraron una salida.
Avanzaron en la oscuridad, agazapándose cada vez que veían pasar a alguien.
Mangel se había quedado en la cloaca a vigilar el paso.
Caminaron entre las altas paredes del coliseo, que albergaban inmensas jaulas en las que los dragones permanecían estáticos prácticamente sin mirarles.
Vegetta corría de un lado para otro, cada vez más agitado y con menos cuidado.
Tenían que darse prisa, ¿Dónde estaba su familia?
De pronto se apresuró hacia una de las rejas, susurrando no tan bajo como quisiera.
-¡Lexo!-lo llamaba, a lo que el dragón del interior, una alargada criatura de un brillante color rojo y largos bigotes verdes se giró, algo desorientado-Soy yo, Vegetta-señaló los tres sietes de su hombro, a lo que el reptil del interior decidió acercarse a los barrotes-Hemos venido a salvaros, ¿Dónde estar los demás?-el dragón rojo permaneció estático unos segundos, tratando de asimilar que su viejo amigo tenía aspecto humano, hasta que finalmente respondió en un suave gruñido.
-¿Cuál es el número que llevan?-interrogó esta vez Willy, a lo que Vegetta le tradujo las palabras de su familiar-¿Deberíamos separarnos?-Rubius le miró en silencio unos instantes.
-No creo que sea buena idea, ellos no confiarán en unos humanos desconocidos, necesitamos que Vegetta hable con ellos-se negó.
-Entonces yo los iré llevando a un lugar seguro, si no pueden caminar con un cuerpo humano, será complicado sacarlos todos a la vez, decidme sus números y os encontraré más tarde-sugirió el rubio.
Vegetta le dio algunas instrucciones, y tranquilizó a su familiar para que siguiese a Willy hacia la entrada de la cloaca, donde Mangel esperaba para custodiarlos.
-Vamos, cuanto antes acabemos, mejor-el brujo sacó otro frasco de su cinturón y se lo dio al dragón-Bébelo, te volverá como Vegetta y podremos sacarte de aquí-el reptil dudó, pero ante el asentimiento de su amigo, obedeció.
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Metamorfosis - KarmalandAU - Final Alternativo
Fanfiction¿Qué habría pasado si las cosas hubiesen sido diferentes? Ellos estaban a punto de averiguarlo...