La curiosidad mató a Astrid
La frialdad matutina y la luz que se colaba a través de la tela de la tienda hace que me despierte, a pesar de las terribles condiciones de este lugar, dormí de maravilla, el calor que emanaba el cuerpo que me abrazó toda la noche fue reconfortante para mí, llevaba semanas sin dormir así de bien.
Espera, ¿me están abrazando?
¿Milo me está abrazando?
Maldición, por eso se sentía tan bien.
Mi mente y mi cuerpo se debaten en una pelea entre quedarme aquí hasta que se despierte o apartarme. ¿Qué debo hacer?
Dejarlo que me abrace no es lo más adecuado si me quiero olvidar de él, será mejor que lo aparte.
Levanto su brazo con cuidado de mi cintura, me aparto lentamente de su cuerpo y me giro para quedar frente a él. Le doy un vistazo mientras duerme profundamente, parece un ángel, su cabello enmarañado caía sobre su frente, sus labios rosados estaban resecos, sentí la necesidad de besarlos para hidratarlos con mi saliva.
¡Rayos, Astrid! No pienses en esas cosas, tonta.
¿Y si lo beso mientras duerme? Ay no, que tal que se dé cuenta y me humille o se burle de mí.
Me quedo observándolo por un par de minutos más, el solo mirarlo era adictivo para mí.
Es oficial, ya no puedo negarlo más, me gusta este idiota. Me gusta demasiado.
Ahora entiendo a las Milovers, es imposible no enamorarse de él, aunque quieras evitarlo. Creo que soy una de ellas, te querré de lejos, es la única opción que tengo.
—¿Este es tu nuevo hobby? —pregunta teniendo aún los ojos cerrados.
—¿De qué hablas? —tartamudeo.
—Observar a las personas cuando duermen —abre sus ojos y se encuentran con los míos, los cuales no pueden dejar de observarlo.
—Tengo muchos hobbies's, pero no, ese no está incluido entre ellos.
—Bien, fingiré que no llevas media hora observando cómo duermo, pero por un momento creí que me besarías —sonríe ampliamente y un par de hoyuelos adornan sus mejillas.
¿Se puede ser más perfecto? No lo creo.
—¿Y no los abriste esperando a que lo hiciera?
—Más quisieras.
—Oye, no te besaría ni aunque Lady Gaga me lo pidiera de rodillas.
—¿Eres fan de Lady Gaga?
—Sí, ¿por?
—No lo sé, nunca había conocido a una fanática de ella.
—Me presento —le estiro la mano— Soy Astrid Sherman, alias "rubia", fanática de Lady Gaga, del color rosa y de la serie Supernatural.
—Mucho gusto —toma mi mano— Yo soy Milo Storm, alias "el chico tormenta", violinista, amante del arte y fanático a la astronomía.
—¿Astronomía?
—Sí, amo todo sobre ese tema.
—No lo sabía.
—No lo sabe casi nadie —arruga la nariz.
Me da miedo cada conversación que tengo con él porque solo sigue gustándome más, creía que era un completo imbécil, arrogante e insensible, pero no, resulta que solo es alguien reservado que oculta muchas cosas interesantes.
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Tácticas para enamorar a Storm
RomanceAstrid Sherman, hija de un respetado Duque, acaba de entrar a la universidad de bellas artes más prestigiosa del mundo, dispuesta a cumplir su sueño de ser una gran artista. Luego de un brusco cambio en su vida, Astrid decide comenzar a vivir nuevas...