Capítulo 3: Aprendiendo a sobrevivir

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En lo alto de un tejado, presenciando el suceso, se ve una chica de pelo negro y una máscara portando una katana.

- Pobre chico. - dijo la chica que después pegó una voltereta hacia atrás y cortarle la cabeza a un zombi que buscaba morderla desde atrás.

- No creo que dure mucho - dijo la chica mientras guardaba la katana en su carcasa y se quedaba mirando a la iglesia de San John .

No había procesado aún lo que estaba pasando, estuve media hora mirando las cenizas de lo que una vez fue mi hogar. ¿Ahora qué hago? Me preguntaba con un vacío en mi corazón cuando la última gota de dolor cayó por mi rostro en la manga de mi sudadera azul.

En ese instante me di cuenta y empecé a reír, porque siempre es mejor reír que llorar. Me acosté en el suelo y miré al cielo pensando en mi siguiente movimiento y en como debí haberme bajado a esos militares.

Me levanté de una vez por todas con la mirada firme y la decisión de tomar mi viaje en este nuevo mundo.

Con las pocas provisiones que conseguí rescatar del sótano un cuchillo y el arma que aquel soldado llamado William me había dado, se me ocurrió la idea de ir en busca de supervivientes, hacer caso a lo que Gargulio había dicho en televisión, hacer un grupo, esa sería mi meta, formar un nuevo grupo y defendernos de las adversidades juntos.

Obviamente no tenía idea de por donde empezar, pero sabía que alguien no debía andar lejos.

Empecé a caminar hasta que llegué al parque con el que me veía con la amcianita y recordé el parecido del líquido que vomitaba ella aquel día con el del perro.

En ese instante una fuerte brisa llenó el lugar de una enorme masa de polvo, un periódico chocó con mi cara.

En mi vida había leído un periódico pero en la catástrofe que me hallaba ahora no era como que hubieran mejores cosas que hacer.

Guardé el periódico en mi mochila para leerlo más tarde y me senté a mirar los patos muertos del estanque.

- ¿Por qué estará pasando esto? Me preguntaba yo cuando un zombi saltó del agua.

Giré como un tronco a mi izquierda esquivandolo para posteriormente darme cuenta que debido al agua y su piel en descomposición este podía apenas moverse, pareciera como su hubiese usado todas sus fuerzas en ese salto.

Igualmente lo acabé matando, y revisando su ropa me di cuenta que tenía un uniforme escolar, recordando que había un colegio cerca de donde yo estaba.

Agarré mis cosas cuando vi a una chica saltando desde lo alto de un edificio a otro esta tenía ropa negra y portaba una máscara blanca que ocultaba su rostro, por su cuerpo diría que tendría sobre unos 20 años aproximadamente, esta me miro mientras estaba en el aire saltando entre todos los edificios y posteriormente desapareció.

Pensativo de quién podría ser aquella chica me dirigí al colegio en busca de supervivientes.

Cuando llegué había un hueco en la puerta principal, como si hubiese explotado esa parte de la puerta.

Me agaché y entre por el patio, pero estaba todo vacío, no había ni cadáveres ni rastros de que allí hubiese siquiera alguien vivo.

Me adentré aún más hasta que llegué a una puerta que decía almacén, pero no tenía las llaves así que supe que debía buscarlas o sino tendría que romper la puerta, opción que no quería escoger porque eso haría mucho ruido y podría alertar a algún rezagado que quedase en el edificio.

Me metí en el colegio, mirando aula por aula todos los cajones a ver si aparecían llaves de alguna puerta pero únicamente encontré un periódico. Supongo que me lo guardare por si me aburro, pensé eda vez

Entré en una clase parecida a la mía, y me senté en una silla y me puse a jugar imaginando que el profesor me hacía preguntas y yo las respondía.

- La esquizofrenia ya me está llegando fuerte - dije irónicamente

Estaba cerrando la puerta cuando oí un ruido proveniente del baño, tomé mi cuchillo y me puse en guardia, abrí la puerta del baño lentamente y el ruido provenía justo de la última puerta de la parte de atrás.

Caminé despacio, muy despacio, estaba sudando y tragando saliva.

Toqué el pomo de la puerta y la puerta se abrió de repente, yo pegué un grito del susto y simplemente era un gato que estaba protegiendo a sus gatitos más pequeños.

Me acerqué muy cuidadosamente y lo conseguí acariciar, saqué una lata de atún y la abrí con el cuchillo para dársela a los gatos mientras yo sonreía.

- Realmente, odio el atún, así que mejor tomalo tú señor gato.

El gato y sus hijos empezaron a comer, este en un momento se acercó a mi me empezó a lamer la mano provocandome cosquillas.

Después de darme cuenta que estuve 10 minutos viendo a unos gatos comerse una lata de atún en un baño mientras yo estaba literalmente sentado en un inodoro, me dirigí a la habitación más lejana del colegio, ponía despacho del director en la puerta.

Estaba un poco pesada, pero pude abrirla fácil, dentro había un corcho con un montón de llaves, cogí unas llaves amarillas que ponían almacén y me dirigí a este.

Cuando lo abrí, adentro no había muchas cosas, lápices, papeles, alguna que otra tiza.

Me di la vuelta porque por el rabillo de mi ojo me había parecido haber visto a alguien pasar.

- Habrá sido mi imaginación.

Tomé una lata de pintura y me puse a escribir por todas las paredes un mensaje: Se buscan supervivientes, iglesia San John.

La iglesia San John era donde iba a pasar la noche esta era la iglesia de un hombre llamado John, que daba misa todos los domingos.

- Tal vez allá hay supervivientes. Dije con esperanzas.

Cuando llegué a la iglesia de San John, tuve que saltar un enorme muro de piedra, la verdad es que si habían supervivientes allí, ni los titanes podrían saltar esos muros.

Cuando intenté abrir la puerta, estaba bloqueada por el otro lado.

Me puse a revisar por los alrededores hasta percatarme de una venta abierta muy cerca de un árbol, en el árbol había una lápida con un nombre de una mujer, "Summer Richards"

Mientras observaba la lápida, escuché como se caía un objeto metálico, yo saqué mi pistola y caminé lentamente hacia la parte trasera de la iglesia.

Al doblar la esquina apunté hacia la nada, pues no estaba totalmente vacío el lugar, lo cual me pareció muy extraño, pues yo estaba seguro de haber oído algo.

Entonces agarré también mi cuchillo, pues me sentía observado y decidí agacharme para ocultar mi presencia y ahí fue cuando unos arbustos a mi derecha comenzaron a moverse.

Yo me acerqué lentamente y vi una figura extraña, de color marrón, era un perro asustado.

Le di amablemente una pequeña lata de comida que abrí usando mi cuchillo y el perro se la comió, ahí fue cuando aproveché para acariciarlo y ver su collar.

El nombre del perro era Ajax.

Sobrevivir no es vivir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora