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Jennie se despertó primero. Despertar por lo general era un proceso lento para ella. Siempre se había resistido a abandonar sus sueños, pero ese caso fue aún más difícil; pues Lisa había figurado prominentemente en el más reciente.
Jennie no podía recordar qué tanto había pasado en el sueño, solo que había tenido que ver con besarse. La fantasía también la había dejado sintiéndose vagamente agitada y de mucho mejor humor del que usualmente se sentía por las mañanas. Para cuando sus ojos se abrieron, Jennie estuvo bastante consciente del cálido peso que descansaba contra su cuerpo. La cabeza de Lisa le reposaba todavía sobre el hombro con el rostro hacia abajo, una mano se enroscaba sobre el abdomen de la castaña. La reina dormía, su respiración era tranquila y constante.
Un fragmento de su sueño le resurgió –Jennie recordaba que su sueño había tenido pechos involucrados. Supuso que debía haberse ruborizado por eso, pero seguía medio dormida y su cerebro se encontraba placenteramente separado del mundo exterior. Simplemente no podía haber cabida para la modestia cuando todo se sentía tan adorable y perfecto. Lisa se veía tan hermosa durmiendo sobre ella, pensó Jennie lánguidamente. Deliciosamente despeinada y tan joven en su relajación.
Podría quedarse en la cama para siempre con Lisa, decidió Jennie. Y cuando Lisa despertara, quizá podría decirle que tenían que hacer algo acerca del actual estado de su matrimonio sin consumar; ese pensamiento la hizo sentir incluso más acalorada. Y si Lisa necesitaba que la convencieran, Jennie sentía que podía ser más que persuasiva.
Jennie se preguntó si a su esposa le importaría terriblemente si la exploraba un poco. Se le aceleró el pulso en cuanto levantó el brazo bajo Lisa para acariciarle el cabello. Era un poco emocionante acariciar a Lisa de esa forma, pero se trataba solo de su cabello. Su suave y sedoso cabello, que brillaba en esa increíble tonalidad que Jennie siempre le había admirado.
Su mano descendió, las yemas de sus dedos trazaron la curva de un hombro a un omóplato, y luego bajaron por el costado de la reina. Lisa se estremeció cuando le rozó un punto sensible, haciendo que Jennie se sonriera. Incluso dormida, su esposa era cosquilluda. Podría haber continuado, pero sintió que Lisa se removía. Jennie se quedó inmóvil.
Los ojos de Lisa se abrieron, parpadeó un poco, entonces levantó la vista y le enfocó el rostro.
"¿Jennie?" La voz de Lisa era baja y adormilada. A la castaña le gustó inmensamente cómo sonaba.
"¿Hm?"
Lisa la miró de soslayo, la confusión estaba escrita sobre sus facciones, como si se estuviera preguntando por qué tenía que alzar la vista. . "Tu querías estar abajo". Murmuró casi para sí misma.
Para la decepción de Jennie, Lisa rodó de su lado y se estiró sobre la espalda, soltando un bostezo mientras lo hacía.
"¿Qué hora es?" preguntó Lisa, mientras se movía para ver a Jennie.
"No lo sé". Le dijo Jennie. El tiempo era una de esas inconvenientes realidades de las que no había querido percatarse. Observó el reloj. "Oh, ni siquiera son las ocho aún".
Lisa abrió los ojos ampliamente, entonces sonrió irónicamente. "Parece que he estado durmiendo mucho últimamente. Por lo general me habría levantado hace una hora".
Jennie canturreó. En caso que Lisa pretendiera salirse de la cama, Jennie redujo la distancia entre ellas hasta que sus cabezas casi se tocaron, lista para gatearle encima para cortarle el escape. "Tal vez te ayudo a dormir mejor".
"No lo dudo ni un poco. Me alegra haberte dejado que me convencieras de dormir contigo".
Jennie le dedicó una mirada de ojos entrecerrados.
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El destino de la reina (Jenlisa)
FanfictionLisa, la reina de Axemor, y la princesa Jennie de Zedora se ven envueltas en una historia de amor y descubrimiento, pero ninguna puede imaginarse lo que las acecha en las sombras.