...
"Ustedes no han consumado, ¿verdad?"
Un denso silencio se apoderó de la habitación, como la tensión apabullante que le sigue a un tiroteo. La sensación incluso era similar a haber recibido una herida de bala. -No era que a Jennie le hubieran disparado antes, pero uno de sus pretendientes de poco prestigio se había escurrido a una fiesta y sombríamente le había contado la experiencia que tuvo al enfrentarse con el esposo de una amante.
"Ni siquiera lo sientes al principio, pero te golpea fuerte y tu cuerpo se entumece y no puedes comprender que te acabas de ganar una herida. Entonces te duele como el mismo diablo y te preguntas cómo te llegaste a imaginar que valdría la pena pasar por eso por una mujer".
Ese había sido uno de sus pretendientes más interesantes, se forzó a admitir Jennie. Interesante, pero del tipo de hombre por el que su padre y Emil le fruncían profundamente el ceño. Ni siquiera sabía por qué había pensado repentinamente en él -tal vez porque su dudosa reputación le recordaba a la condesa.
A pesar de la extraña asociación, la analogía era apropiada: había sido golpeada en la manera más inesperada, y dejada a su pérdida. En un momento, estaban hablando sobre planes de luna de miel y al siguiente... miró a Lady Margot sin decir nada. El aturdimiento parecía haberse extendido hacía sus cuerdas vocales.
Pero esa fue confirmación suficiente para la condesa. "Ah". Le dijo.
¿Qué quería decir exactamente eso? Su control estaba siendo probado, y ya fuera de forma deliberada o no, Jennie no iba a caer en la tentación de levantarse y abandonar la habitación. En su lugar se obligó a pensar en Lisa y su control sobre la vitalidad.
Lady Margot se encontró observando un reflejo de la reina en el rostro de Jennie. Sus ojos, de una gama de marrón más oscuro, eran estrechos y fríos. Su mandíbula estaba dispuesta en un ángulo tenso y su boca era una línea horizontal.
Lady Margot se reclinó y le sonrió ligeramente. "La he ofendido".
"Es una forma de decirlo". Le contestó Jennie, con un evidente tono gélido en su voz. Ya había manejado antes trampas y escaramuzas disfrazadas de conversaciones educadas. "No es algo que le incumba. Por favor, absténgase de tratar eso conmigo".
"No lo dije con el afán de ofenderla, pero preferí ser directa. Puedo ayudarla". Insistió la condesa sin acobardarse.
"No necesito su ayuda con nada-" La condesa le dedicó una mirada tan insulsamente superior que Jennie inmediatamente cerró la boca.
"¿Es por eso que su matrimonio permanece sin consumar? Habría apostado que ustedes dos habrían estado encima de la otra como animales en su noche de bodas. Raramente me equivoco en estas cosas -viene con mi oficio".
Jennie casi se sonrojó hasta la línea del pelo; la condesa no se había equivocado -ella y Lisa habían estado la una sobre la otra como animales la noche de su boda. Había sido la obstinación de su esposa lo que había evitado que hubieran hecho más, algo con lo que Jennie todavía no sabía cómo sentirse. La decepción de esa noche aún le escocía, pero no se había arrepentido de su decisión de esperar... ¿o sí?
Por otro lado, la actitud de la condesa la confundía. En una primera instancia mostró su interés particular y sin vergüenza para con su esposa, en cambio ahora parecía más interesada en la relación de ambas.
"Ah". Le dijo de nuevo Lady Margot, el brillo en su mirada hizo que a Jennie se le erizara el vello de la piel en su presentimiento.
"¿Qué?" le espetó Jennie, su temperamento se le deshilachaba.
ESTÁS LEYENDO
El destino de la reina (Jenlisa)
FanfictionLisa, la reina de Axemor, y la princesa Jennie de Zedora se ven envueltas en una historia de amor y descubrimiento, pero ninguna puede imaginarse lo que las acecha en las sombras.