¿Por Qué Yo?

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"Las personas pueden vender hasta su propia alma solo por conseguir dinero, pero el dinero no lo es todo. ¿Cuánto daño pueden hacer solo por dinero y poder?"


Suspiré con pesar al girarme y ver su rostro el cuál estaba reflejado por  una pequeña e inocente niña.

—¿Por qué yo? —las lágrimas caían de sus ojos .

—No todo en este vasto universo tiene una explicación lógica. Los seres humanos, en nuestra limitada percepción, no logramos ver más allá de un mundo donde nos consideramos los protagonistas absolutos. A menudo, nos sumergimos en nuestras propias narrativas, olvidando que existe un cosmos repleto de enigmas y maravillas esperando ser desvelados. Es en esos momentos de profunda introspección cuando realmente podemos comprender la magnitud de nuestra existencia y el impacto trascendental de nuestras acciones. Ella me observó con una mezcla de inquietud y fascinación ante mis palabras.

No sabía qué responder —lo miré—, sabes podemos arreglar esto. ¿Me puedes dejar ir? Tú tienes mucho dinero, puedes tener a la chica que quieras. Yo no quiero estar aquí, quiero ir con mi familia. Yo tenía una vida y tú me la arrebataste

Lo miré con lágrimas en los ojos.

—¿Una vida? —Reí suavemente—. ¿Qué vida, Karol? Vamos, te la pasabas recluida todo el día. No tenías amigas, no interactuabas con nadie.

—¡¿Pero qué?! —Le grité—, ¿Cómo sabes todo eso? —Mi respiración se aceleró, no entendía nada.

—Te vendieron, Karol. Por eso sé todo sobre tí. Me proporcionaron mucha información a cambio de una suma considerable. ¿Y a que no adivinas quién fue?

—¿Qué? No, eso es mentira. —Mi cabeza daba vueltas, no podía respirar.

—Eso es mentira, solo lo dices para que no me vaya.

La miré y suspiré. —Karol, no me grites, mira que mi  paciencia es corta. ¿Quieres que lo llame? —Ella me miró con dolor.

Esto no podía estar pasando, me está mintiendo, quiero creer eso. Mis padres no serían capaces de hacerme algo así. Es verdad que soy algo depresiva, pero…

Me quedé pensando.

He sido una pésima hija. Cada vez que mi mamá me hablaba de forma tierna, no era capaz de contestarle. ¿Por qué creía que solo lo decía porque era mi mamá? Y con mi padre, cada vez que él me decía para salir, yo le decía que no, que no tenía ganas. Tal vez se cansaron de mí y ya...

Mi corazón estaba destrozado, no iba a soportar que me lo restregara en la cara. Miré a Manuel llamando a un número telefónico.

—¡No! No lo hagas, no quiero saber nada de ellos. No podía parar de llorar, no sabía si se entendía lo que trataba de decir, pero no me importó.

—Vete. Déjame sola.—Lo comencé a golpear, él tomó mis manos.

Estaba llamando cuando observé con detenimiento cómo su respiración se aceleraba y el pánico se apoderaba de sus ojos. Cada detalle, cada reacción, todo estaba fríamente calculado. Sabía exactamente cómo manipular sus emociones, cómo llevarla al borde del colapso. Era fascinante ver cómo se desmoronaba bajo mi control. La desesperación en su rostro era casi poética, una obra maestra de mi propia creación.

Me acerqué.

—Shhhhh, shhh, ya, ya, todo estará bien, pequeña. —susurré con una calma inquietante mientras la miraba fijamente—. Me tienes a mí, solo a mí. Nadie más puede cuidarte como yo lo hago. —Besé su frente con una ternura calculada—. No te preocupes, todo esto es por tu bien. —Decidí retirarme, disfrutando del caos que había sembrado en su mente, sabiendo que mi presencia quedaría grabada como su único refugio.

—Joder, esto es magnífico. —Sonreí con una satisfacción que nunca antes había experimentado. La nana me miró con temor en su rostro. Todo estaba saliendo a la perfección.

Karol odiaba a sus padres. Oh, tal vez está resentida, aunque realmente no me importa. Me reí con una malicia contenida y me senté en mi escritorio. Necesitaba resolver algo que me había estado causando problemas desde hace tiempo. Recibí un email.

—Está listo, señor. Vamos en camino. —Me anunció Pedro.

—Excelente. Pasaron unos minutos y me encontré sentado frente a un hombre con una bolsa en la cabeza. Estaba considerando las formas más entretenidas de comenzar a torturarlo.

—Joder —Sonreí como jamás lo había hecho. La nana me miró con miedo en su rostro. Todo estaba saliendo perfecto.

Recibí un Gmail.

Está listo, señor. Vamos en camino.— Me anunció Pedro.

—Perfecto. Pasaron unos minutos y yo me encontraba sentado frente a un hombre con una bolsa en la cabeza. Estaba pensando en qué formas tan divertidas lo podía empezar a torturar.



Escritora

Es horrible sentirse así , que tú mundo se derrumbe, espero que les guste el capítulo gracias por el apoyo 😊 ✨

Karol, Jamás Te Irás De Mi Lado. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora