La Muerte Siempre Está Presente En La Vida

238 13 11
                                    

"Todavía existen personas buenas, que no le importaran cuidarte sin nada cambio."

Me sentí tan culpable , habían pasado horas.

Estaba atada en el auto.

Si tan solo hubiera hecho algo diferente — murmure, con la  voz quebrada por el dolor.—Todo esto es mi culpa.

No puedo dejar de pensar en todas las veces que ella cuidó de mí. Ella estaría aquí si no fuera por mí.

Siento que la decepcioné,esa mirada refleja en sus ojos segundos antes de que callera al suelo jamás la olvidaré.

Me abrace a mí misma, buscando consuelo en la soledad que sentía.No puedo seguir así. La culpa me consume. No puedo cerrar mis ojos sin dejar de pensar en ella

Sus manos aún calientes tocando mi mejilla con suavidad. Solloce con fuerza.

—¡Dios perdóname!¡Perdóname Nana!—dije sin para de llorar.

Él hombre se detuvo,

Bajo del auto y pude ver cómo se acercaba a la puerta trasera, la abrió tomándome de las manos y colocando mi cuerpo frente al de él.

Las lágrimas caían de mi rostro.

Estaba asustada, no podía crees que una vez más estaría pasando por lo mismo.

Él hombre comenzó a quitarse el cinturón y  comenzó a golpearme una y otra vez para que me callara.

—¡No! ¡No lo hagas! —intentaba decir pero los nervios y el miedo eran mayor que mis palabras.

Comencé a gritar desesperada me invadía el miedo.

Intentando golpear alguna parte de su cuerpo con mis piernas Pero fue inútil de acercó a mí y todo mi cuerpo se quedó estático.

Quito toda mi ropa, arrancando la pantis con tanta fuerza que, quemó un poco la piel.

Un sonido hizo que mis odios pintaron.

Él hombre me empujó con fuerza, golpeé mi cabeza con el techo del auto.

Él guardaespaldas comenzó a disparar.

El sonido proveniente de las balas me aturdían. Entre en pánico.

Cuando intenté cerrar las puerta una bala casi me da en la mano. Grité con fuerza llamando la atención del guardaespaldas, causando que le  dieran un tiro en el hombro.

Cerré las puerta del auto con seguro algunas balas chocaban contra el auto. Hice lo mismo con las demás puertas delanteras me agache en el pequeño espacio de lo asientos.

Los disparos nos paraban , mi corazón latía con fuerza tenía que salir y tenía que hacerlo ya.

Antes de salir del auto—mencione.—Dios cuídame de las balas que puedan herirme.

Sali del auto sin nada en mi parte baja.

Los disparos pararon.

Yo solo corría y corría son parar, sentía mi corazón a mil por segundos, casi podía sentir que volaba

Karol, Jamás Te Irás De Mi Lado. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora