Denise
Cuando termino de arreglarme el pelo, me miro en el espejo, debo decir que esta situación es completamente hilarante e irreal. Cuando recuerdo lo que pasó ayer, me divierto mucho más con las carcajadas de Marcia siendo compañía, precisamente, al recordar lo que Kevin aseguró, acerca de los profesores.
Al momento en que me llamaron a la oficina de docentes, me encontré con el director y todos los docentes de mi salón. Debo admitir que me quedé en blanco y solo pude notar de reojo a Kevin al fondo del salón-con todos dándole la espalda-de brazos cruzados, con sus ojos puestos sobre mí.
El señor Pingüino posó sus severos ojos sobre mí y yo le devolví la mirada, debo decir que el único que tenía buena cara era Kevin, no solo porque era atractivo—Felicidades señorita Hyucket, por obtener el primer lugar.
La malicia en mi rostro nació y en verdad disfruté ese momento. Me encogí de hombros, como si nada de eso tuviera importancia—Me dijeron que era más inteligente de lo que dejaba ver, así que fue divertido esforzarse.
Sentí sus ojos oscuros sobre mí al decir esas palabras. Y aunque quería atrapar su mirada, me centré en el mayor frente a mí, en el cómo su rostro lleno de arrugas se frunció en un gesto lleno de furia.
—Como la política de la escuela lo exige la mejor estudiante de segundo año estará junto al mejor de tercero en el discurso de graduación.
—Si no quieres no se te puede obligar—la profesora de Literatura se adelanta sin dejarme responder—el segundo lugar, la señorita Sara estará encantada de ocuparlo.
Ahí si mi vista se paseó por los rostros pétreos de los docentes, hasta caer en los divertidos ojos de él. Cuando me dio un guiño, seguido de una pequeña sonrisa maliciosa sabía lo que estaba pensando.
Besarían por donde pasaba, pero no les gustaba la idea.
Casi se me sale una carcajada delante de todos, debí luchar con muchas ganas, yo creo que Kevin se deleitó también con el momento. Pero recuperé la compostura, para luego mirarlos con la mejor de mis sonrisas.
—No se preocupe, con mucho gusto estaré junto a mi hermano durante el discurso.
Y ahora, me encuentro arreglándome para la ceremonia final de curso. Me miro con mayor atención pensando, que desde que entré en la escuela, esta es la primera que utilizo bien el uniforme. Me sigo riendo sin poderlo evitar, porque soy consciente de que mi alegría no se debe solo al final del curso.
Bajo las escaleras demasiado animada viendo a la familia desayunando cuando llego al comedor. Paso saludando a todos para coger una manzana—¿Solo eso vas a comer? —pregunta Oliver con curiosidad y yo asiento a la vez que voy saliendo de la cocina.
—Estoy atrasada.
No sé porque tanta la adrenalina, pero corro hasta la parada aun cuando no estoy tan atrasada como dije que lo estoy, pero, aun así, no me detengo. Cuando espero la llegada del bus, siento una notificación en mi teléfono. Abro el bolsito que solo llevo a la escuela, sacando mi móvil y sonrío como una tonta cuando veo de quien es el remitente.
K.
Feliz fin de curso, hay un regalo en tu casilla.
Soy una tonta. Esto no es algo que tendría que estar haciendo, pero no puedo evitarlo. Kevin está controlando cada sentido de mí. Tomo el bus con una sonrisa, de las mayores que haya tenido. Ni siquiera el día nublado me va a robar la electricidad que corre por mis venas.
Bajo del bus casi saltando y apuesto que parezco una loca, ahora sí nunca me ha dejado de importar lo que digan los demás. Me rio de la cara de todos, pero yo prácticamente corro a mi casillero sabiendo lo que hay dentro y a quien le pertenece.
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Me enamoré de mi profesor
Romantik¿Quién dijo que romper las reglas no sería divertido? Las mejores decisiones son las malas... más si vienen acompañada de la dulce tentación de lo prohibido. ¿Qué ocurre cuando un recto profesor se cruza con una alumna descarriada y debe disciplinar...