16| Fin de la guerra

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N.A: el último de hoy, espero poder actualizarlo pronto, los leo en comentarios, saludos!

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- ¡Hija! – Poppy se acercó mirando a su pequeña sintiendo las lágrimas caer – Merlín estás aquí

- ¡Mamá! – se separó de Harry antes de correr a la mujer para abrazarla – estás a salvo

- Gracias a Merlín estás con vida, cariño – no quería apartarse de sus brazos – estás herida

- No importa – se acurrucó en los brazos de su madre – ahora mismo necesito esto ¿Dónde está mamá?

- ¡Salva! – todos se giraron para ver a la profesora McGonagall acercándose con rapidez para atraparlas en un abrazo – hija...estás en casa

- Mamá – las lágrimas seguían cayendo en sus rostros ante la mirada sorprendida de los que no sabían que Minerva estaba casada con Poppy – están a salvo, y estoy finalmente aquí

Narcissa miraba la escena con ternura mientras rodeaba a su hijo en un fuerte abrazo, finalmente eran libres...podrían vivir una vida tranquila sin temer que Voldemort o sus mortifagos hicieran de las suyas, obligándolos a ser algo que no eran realmente. Sus miradas se encontraron un momento sonriéndose con tanto amor que querían acercarse y acurrucarse en los brazos de la otra, pero sabían que ahora mismo estaban reuniéndose con quienes no vieron.

Antes de poder hacer algo más algunos miembros del ministerio, aquellos que se estaban contra Voldemort aparecieron para atrapar a los pocos mortifagos que seguían con vida, con la intención de restaurar de a poco el orden del mundo mágico por lo que el nuevo ministro, Kingsley, ordenó que se llevaran a Draco junto a Narcissa hacia Azkaban, la pelinegra rápidamente se separo del abrazo con sus madres para colocarse frente a madre e hijo protegiéndolos.

- No pueden llevárselos – negó rápidamente mirando con molestia a Kingsley – no hay razones válidas para hacerlo

- Estuvieron del lado de Voldemort, sin mencionar que su mansión fue hogar de los mortifagos – el hombre la vio sorprendido por su actitud y sus heridas – tienen que ir a prisión

- Yo respondo por ambos – más de uno estaba sorprendido por eso – soy testigo que ninguno ha hecho absolutamente nada, incluso fueron prisioneros de su propia casa

- Ella...ella mintió para salvarme – Harry sonrió asintiendo a su mejor amiga – y Draco nos ayudó antes de eso

- Te tuvieron secuestrada en su mansión por meses, Salvatore – Kingsley la miró furioso - ¿Cómo puedes defenderlos?

- Porque son inocentes – se paró lo más derecha que sus heridas se lo permitían – fui llevada a esa mansión por Bellatrix Lestrange, y Narcissa no hizo más que protegerme lo más que pudo, usted no estuvo ahí

- Aun así tienen que tener su audiencia – vio a madre e hijo asentir – pero si tienen a está terca Gryffindor para defenderlos, creo que van a estar bien – sonrió mirando a la chica – veo que no has cambiado nada

- Se equivoca, ministro – sonrió asintiendo – no tiene idea lo mucho que he cambiado

Ni Draco ni Narcissa podían dar crédito a como la chica pudo salvarlos una vez más, cuando el caos se calmó del todo en el colegio, Madame Pomfrey se acercó a su hija con la intención de curar sus heridas con magia, lamentándose muchísimo que las cicatrices de algunas no podrían borrarse quedando como un recordatorio de lo que tuvo que vivir con los mortifagos, sin embargo, lo que no pasó desapercibido fue que la mujer estaba a su lado tomando su mano observándola con bastante preocupación...uniendo rápidamente los cabos de lo que podía ser en realidad.

En la cima de la batallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora