N.A: el último por unos días, amando escribir está historia...saludos!
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Las cosas en su tercer año no podían ser diferentes a sus dos años anteriores en Hogwarts, pues ahora habían tenido que enfrentar al supuesto asesino Sirius Black, rápidamente los amigos descubrieron que había sido incriminado injustamente y no era otro que el padrino de Harry...por lo que hicieron lo posible para ayudarlo a liberarse del beso de los dementores.
Draco había estado molestando a estos durante todo el año, conversando con Salva en la biblioteca cuando querían hacer tareas, hasta que el rubio cometió el error de seguir los consejos de su padre sobre hacer que expulsaran a Hagrid de la escuela, por lo que hizo que un hipogrifo lo lastimara como resultado fue sentenciado a muerte.
- Puedo entender que quieras burlarte, o lanzar hechizos – lo había mirado tan molesta que el rubio retrocedió – pero meterte con una criatura inocente no está bien
- Salva...yo – no sabía que decir
- Entiendo que lo tengas que hacer por tu apellido – suspiró negando – pero tienes que dejar de ser tan patán
- Lo siento – suspiró sabiendo que tenía razón – no fue mi intención
- Eso no va a solucionar las cosas ahora – besó su mejilla – tengo que irme a clases
Después de esa conversación sentía una molestia en su corazón por el hecho de que la pelinegra no se había acercado a él en la biblioteca para trabajar juntos, incluso lo saludaba a la distancia antes de desaparecer...así que le escribió una carta a su madre explicándole la situación, pidiéndole un consejo porque estaba por volverse loco si perdía la amistad con la chica.
Desde luego que Narcissa estaba molesta con su esposo por sus intentos de influenciar de esa manera a su hijo, ponerlo en el aprieto de estar entre quien era realmente y lo que estaba obligado a hacer para cumplir con las expectativas...suspiró escribiéndole la respuesta de que tenía que esperar que se le pasara o incluso disculparse si lo sentía necesario.
Así que eso había hecho buscando a su amiga, antes de poder hablar con ella no pudo dejar de bromear con Hermione, pero está cansada por toda la situación le había dado un golpe en la nariz; cuando estaba regresando al castillo vio la pequeña sonrisa de Salva crecer asintiéndole, sabía que estaban en paz a pesar de no decirlo...sabía que merecía el golpe y eso lo había exonerado.
El final del tercer año llegó, el rubio se acercó a la pelinegra durante el viaje en tren para rodearla en sus brazos preocupado por el golpe que tenía en el labio, así como en una de sus manos...estaba confundido por el hecho de que Madame Pomfrey no le hubiera dado una poción para curarla más rápido.
- ¿Por qué no te curaste? – la miró frunciendo el ceño
- Mamá quiere que aprenda a dejar de meterme en problemas – suspiró negando – así que es mi castigo
- Eso es cruel, pero sabio – ambos se rieron - ¿te gustaría venir a mi casa?
- Sabes que tu padre no va a aprobar nuestra amistad, rubio – besó su mejilla – pero puedes venir a la mía junto con tu mamá
- Sería increíble, voy a pedirle permiso cuando lleguemos
Tuvieron que despedirse para ir a sus respectivos vagones con sus otros amigos, Salva estaba escuchando las sospechas de Harry sobre la profecía que escucho por parte de la profesora Trelawney...ninguno entendía cómo con lo amorosa que era la chica era amiga de Draco, aunque a la vez su corazón era tan grande que no les sorprendía. Ron aprovechó para invitarlos a todos a acompañar a su familia al campeonato mundial de Quidditch, a pesar de que la pelinegra quería decir que sí al instante sabía que tenía que preguntarle a su madre.
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En la cima de la batalla
FanfictionUn OS que tenía potencial para ser una novela, los invitó a descubrirla