El lobo rubio* (Jungkook y Jimin)

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Jimin aquí es rubio ya que la primera versión lo decidí así pero ahora en la historia Taekook es pelinegro, después será cambiado o lo dejaré así.

-Oye, ¿dónde están los lobos?- le preguntó Nayeon, cansada de buscarlos entre la gente.

-La manada suele estar en el piso de arriba -respondió la camarera en un volumen suficiente alto para hacerse oír mientras señalaba una parte del local con la cabeza -Si no están ocupados, claro.

-Vamos al piso de arriba- me dijo Nayeon al oído.

Negué con la cabeza y agarré mi vaso largo antes de seguir a Nayeon de nuevo entre la muchedumbre que bailaba. Me acabé la mitad de la copa antes de alcanzar las escaleras, notando el líquido frío, burbujeante y dulce bajando por la garganta y manchando las comisuras de mis labios. La gente iba y venía de la parte alta, bajando y subiendo, llegando a empujarnos en ocasiones, recibiendo tan solo miradas secas como respuesta y más empujones de nuestra parte.

La sala superior no era mejor que la sala inferior, solo había un poco menos de gente y sillones semicirculares alrededor de mesas con mucho alcohol.

Olía más fuerte, eso sí, y la luz dejaba de ser tan molesta y se convertía en una iluminación suave y de un azul frío.

Nayeon se detuvo a un lado, cerca de la barandilla metálica y echó otro rápido vistazo.

-Ahí están- me dijo, señalando con la cabeza a los sillones.

Miré discretamente mientras bebía más alcohol. Los lobos destacaban bastante porque, como habían dicho en la charla, eran muy altos, muy fuertes y bastante atractivos. Estaban rodeados de humanos que hacían todo lo posible por llamar su atención. La mayoría estaban borrachos o colocados, buscando desesperadamente a un Lobo que hiciera sus sueños húmedos realidad.

A mí me parecían estúpidos y patéticos.

-No te muevas, no quiero perderte de vista- me dijo Nayeon antes de irse con su copa en la mano a uno de esos sillones.

A ella siempre le habían gustado los rubios, así que eligió a uno de los lobos con el pelo rubio y brazos más grandes que mi cabeza que había en uno de los asientos pegados a la pared. Al parecer, era uno de los más demandados y tendría bastante competencia, pero Nayeon no había venido allí para conformarse con cualquiera. De eso no había duda.

Me terminé la copa y me moví de mi sitio para ir a dejarla sobre una de las mesas redondas. Había mucha gente alrededor de un moreno de pelo largo y barba corta, demasiado ocupados riéndose y tocándole los brazos para darse cuenta de que me llevaba una de las botellas de vodka de la mesa. Allí no faltaba de nada, por supuesto, era la zona de la Manada.

Encontré un asiento libre en la esquina de uno de los sillones más alejados, pero una zorra algo borracha se me adelantó y se sentó antes que yo. Le dediqué una mirada asqueada y me moví al siguiente sitio que encontré en uno de los sofás de la esquina. Empecé a beber directamente de la botella y a apoyar la cabeza en el respaldo mientras seguía el ritmo de la música con los pies.

Cuando ya me había terminado la mitad, me dio por echar una ojeada al local, buscando a Nayeon por algún lado, pero lo que encontré fue a un lobo rubio que me miraba de vuelta. No se cortaba demasiado porque yo estaba en su sofá, así que quizá se creyera que estaba interesado en comerle la polla o algo.

Era bastante atractivo, no era el más guapo de todos, pero si uno de los que más llamaban la atención. Tenía un rostro fuerte y masculino y unos bonitos ojos color gris. Tenía un peinado moderno de flequillo largo seguido de un degradado que terminaba al mismo nivel que las patillas, las cuales descendían hasta casi el final de sus mejillas. El lobo me miraba con el ceño levemente fruncido, pero su postura era relajada y de piernas abiertas. Tenía unos horribles pantalones de baloncesto sueltos, pero un enorme bulto en la entrepierna que no dejaba nada a la imaginación. Muy similar a su camiseta gris tremendamente apretada sobre su cuerpo musculoso, de espalda ancha, hombros grandes, bíceps marcados y pectorales hinchados como si les hubiera metido aire como a un globo.

Humano | ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora