6

1.3K 87 34
                                    

3ª Persona

La cabeza de Juanjo estaba sumida en una nube negra. Todo lo que veía era oscuridad y muchas voces lo ensordecían.

"No vales para nada".

"No eres suficiente".

"Ni siquiera lograste mantener a la persona que querías a tu lado, como para mantener al público".

Lágrimas caían por sus mejillas y suplicaba que aquellas voces se callasen y le dejasen tranquilo. Nunca hacían caso. No sabía qué hacer para vivir tranquilo sin que esas malas palabras le persiguiesen.

"Por favor... dejarme en paz...".

Martin lo veía desde la puerta sintiendo como el miedo empezaba a surgir en él. Sabía que Juanjo tenía esas crisis a veces, pero esa vez fue la primera que había visto tan fuerte. En la academia nunca llegó a estar así de mal.

Por un momento se quedó paralizado, pero al instante siguiente le faltó tiempo para abalanzarse hacia él y abrazarlo. Le dolía el corazón verlo así. Igual que había crecido la intensidad de los ataques de Juanjo, también había crecido la angustia y el dolor en el corazón del vasco.

—Juanjo... Juanjo... Por favor... Mírame... —su tono era desesperado.

Javi miraba la escena desde la puerta. Le preocupaba mucho Juanjo y sus episodios frecuentes. Últimamente, sobre todo, había estado peor de su ansiedad. Decidió que esa vez no intervendría. Solo iba a estorbar y agobiar más a Juanjo, que en ese momento estaba en los brazos de Martin.

El vasco se estaba empezando a desesperar. El maño seguía metido en su nube negra de pena, miedo y autosabotaje. Las palabras no funcionaba, y no quería presionarlo. Nunca había funcionado y ahora tampoco lo iba a hacer.

—Mi do... Vuelve conmigo... Por favor... —estaba al borde de las lágrimas.

Parecía que había funcionado. Algo dentro de él se removió por haber usado aquel antiguo apodo. Su do... Siempre sería su do...

Juanjo por fin miró a quién había hablado. Se había encontrado con el bosque escondido y la tranquilidad opacada ahora por el miedo en la mirada de ojos ajenos. Tan conocidos le resultaban que eran imposibles de olvidar.

Eran igual de iguales que de diferentes. Todavía existía aquel chico tímido y bohemio. La nube negra que rodeaba sus pensamientos se fue disolviendo.

Martin era su luz y siempre lo había sido.

—Martin... Do... —lágrimas caía por las mejillas de ambos. Seguían siendo las mismas dos personas que se seguían amando.

Juanjo se abalanzó hacia sus brazos. Necesitaba sentir que nunca más se iba a ir de su lado. Quería estar con él para siempre. Quería levantarse y ver a Martin tumbado entre sus sábanas. Recorrer con sus manos todos los rincones de su piel. Quería verle pasear por su casa con su ropa. Quería tantas cosas...

Y el saber que ya no las podría volver a tener le causaba un sentimiento muy en el fondo de su pecho que no le gustaba nada.

—Martin... Martin —sus manos formaron puños agarrando la camiseta del vasco y acercando más su cuerpo hacia él. —Martin...

—Shhh... Estoy aquí.

El maño seguía llorando en su pecho. No había consuelo para su alma. Estaba demasiado cansado de muchas cosas. Necesitaba irse a un lugar fuera de allí con él, con Martin, con su amor. Solo quería estar con su do.

Juanjo no lograba calmarse y ya Martin no sabía qué hacer. Bueno... o sí. Pero no quería recurrir a eso. Eso... Le traería muchos recuerdos.

Pero no tenía otra opción. Aunque muy en el fondo... Quería recordar.

—Déjame tomarte de la mano, déjame mirarte a los ojos...

Empezó a cantar y notó como el maño se relajaba entre sus brazos. Numerosos recuerdos e imágenes llegaron a su mente. Una lágrima más, esta vez diferente, cayó por su mejilla. La nostalgia era uno de todos los sentimientos que esa canción le causaba. 

Siguió cantando hasta el final mientras acariciaba el pelo de Juanjo. Este ya no temblaba ni sollozaba, solo rodeaba con fuerza el cuerpo de Martin.

Sentía que si lo soltaba se iría otra vez.

—Te voy a amar hasta morir... Te voy a amar hasta morir...

Martin sentía que iba a derrumbarse en cualquier momento. Pero debía ser fuerte y aguantar el dolor. Dolor que no debería tener porque ya lo tenía superado. Nunca reconocería que después de todo lo que había pasado seguía enamorado de Juanjo.

Como decía la canción, Martin iba a amar a Juanjo hasta morir.

Juanjo se encontraba vacío. Lo único que lograba llenarlo era su vasco. No quería moverse por su el momento se desvanecía entre sus manos.

Esos dos jóvenes eran dos almas que debían volverse a encontrar. Juan José Bona y Martin Urrutia.

𐐪✥𐑂

Perdón, este capítulo es más cortito.

El te regalo siempre va a ser la canción de nuestros majos. Nos han dado tanta alegría, tanto amor y tanto de todo que me resulta súper complicado ahora no verles todos los días. Espero que a partir de ahora nos den mucho contenido y muchas cosas para poder gritar sus temas, ver sus pelis o simplemente disfrutar de ellos.

Considero que todas las personas que tenemos un fanfic o un au lo hacemos como regalo a ellos. Porque los admiramos tanto como para escribir sobre ellos hasta saciar nuestra casi inagotable imaginación.

Lo que paso anoche en la gala final no significa NADA con lo que les queda. No se vosotros pero yo voy a seguirlos hasta que me canse de ellos, es decir, nunca. Ese top 6 de Martin significa que es tan talentoso como Miki de ot 2018 y ese top 4 de Juanjo nos quiere decir lo capacitado que está en el mundo de la Musica como Chenoa de ot 1.

Solo me queda darlos las gracias a las majas, por nunca perder la esperanza y por ser el famdom que menos odio ha mandado hacia otros concursantes e incluso entre nosotras mismas.

El fanfic no se acaba aquí, y no se si lo seguiréis leyendo, pero yo seguiré escribiendo. Muchas gracias por el apoyo y espero que os este gustando.

Besis de fresi <3

- Menchu :)

Pd: no olvidéis comentad que os está pareciendo ;3

God only knows... - Juantin ot2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora