Capítulo 26: Traviesos

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La noche de hoy estaba hermosa, la luna menguante se lograba apreciar a la distancia, luciendo casi tan hermosa como una plateada luna llena.

La calle en esta zona estaba un poco llena, podía ver a varios peatones en la calle de camino a los diversos lugares de comida que hay en esta calle, mientras con total calma lo seguía hasta su auto.

Su brazo rodeando mi cintura me pegaba con firmeza contra su cuerpo, impidiendo que pudiese escapar de su agarre, casi suponiendo que sería lo suficientemente travieso como para intentar dejarlo con las ganas.

Su respiración lo delataba, estaba visiblemente excitado, algo que demostró al momento en el que intenté subirme en el lado del copiloto y él cerró la puerta, apoyándome contra el auto mientras su mano sostenía mi rostro para besarme.

Fue un beso cargado de deseo, mi piel se estremeció, incluso sentí un cosquilleo de deseo en mi entrepierna, algo que delataba mis ganas de hacerlo pronto.

Yo deseaba tocarlo, su pene erecto tocando mi ombligo me hacía sentir orgulloso. Es algo extraño, pero fui yo quien creó ese fenómeno en su cuerpo, es lógico que me sienta excitado por sentirlo.

Quería jugar un poco más, en medio del beso lo acaricié por debajo de la ropa, sintiendo como se estremecía en cuanto roce mis dedos.

—Que descarado...— susurré cortando el beso— creo que pediré un taxi...

Evans no me dejó jugar, él sabía que si me iba en taxi él no lograría bajar esa zona pronto, de hecho, cuanto intenté alejarme queriendo cumplir mi palabra, él abrió la puerta trasera de su carro y me empujó dentro, cerrando la puerta con seguro para que no pudiese escapar.

Él rodeó su auto, subiendo con velocidad para que no pudiese escaparme, incluso aceleró en cuanto encendió el auto, saliendo de aquel estacionamiento en busca de un lugar donde saciar sus ansias.

—Estás conduciendo muy rápido— dije viéndolo a través del espejo retrovisor— no veo la urgencia, de todos modos, no quiero hacerlo.

Evans me miró a través del espejo con una expresión neutral, pero sus ojos demostraban el dominio que deseaba tener sobre mí. Era evidente que deseaba comerme vivo, sus ojos eran como los de un cazador observando a su presa.

No parecía estar de humor para oír mis bromas que buscaban dejarlo con las ganas, así que se metió en un edificio público donde su estacionamiento no estaba vacío, pero si lo suficientemente oscuro como para aprovecharse de mi cuerpo a su antojo.

Son aproximadamente las nueve, varios de los autos aparcados allí estaban saliendo del estacionamiento, deseando regresar a sus casas luego del trabajo.

Como es un estacionamiento público, no me sorprendía ver como cualquiera entraba y salía, tomando un ticket que Evans lanzó al asiento del copiloto sin interés, buscando un lugar apartado.

Había aproximadamente 20 autos en aquel gran estacionamiento, no había un cuidador, la zona estaba deshabitada.

Tras Evans aparcar cerca de un muro, se bajó del carro y abrió la puerta trasera, mientras yo retrocedía hasta la puerta contraria, tratando de hacerme chiquito para que no pudiese alcanzarme.

Esto no funcionó, Evans se acercó, jaló mi pie, aquel que en el restaurante lo tocó con descaro, recostándome en el asiento antes de que él se subiera sobre mi cuerpo, cerrando las puertas con seguro.

—Hey, esto no es justo, no veo la razón de "pagar por la cena"— dije con nerviosismo.

—Pero sí por el combustible— me aseguró con una sonrisa, besándome antes de que pudiese seguir hablando.

RIVALES | BoyLoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora