Capítulo 29: Mala Suerte

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Hoy no es mi día.

Desde temprano en la mañana me di cuenta de que hoy el día sería un poco difícil, partiendo por el hecho de que me quedé dormido.

Mientras desayunaba accidentalmente tiré mi vaso de jugo sobre la mesa, creando un gran desastre que me obligó a cambiarme los pantalones por segunda vez.

Luego, cuando llegamos a la empresa me di cuenta de que había dejado mi móvil en casa, algo que me obligaba a regresar para buscarlo y para ello, Evans me prestó su auto como normalmente suele hacer.

Hasta ahora no había ocurrido nada malo, aunque por parte de un policía recibí una multa por estacionarme -bajo a su parecer- en un sitio que no correspondía.

¡Ni siquiera me estacioné! Simplemente le abrí espacio a un camión de bomberos y para ello me moví hacia la acera donde usualmente no se puede estacionar la gente a esta hora.

Como el policía no parecía de buen humor, no me quedó de otra más que dejar de reclamar para recibir la multa y finalmente llegué a casa en busca de mi móvil.

Por suerte de regreso no pasó nada, aunque sabía que tendría que hablar con Evans sobre la multa. Sabía que entendería que no era mi culpa, pues en realidad hay cámaras en su auto que acreditan mis palabras.

Cuando lo mencioné, Evans comentó que no era la primera vez que recibía una multa por parte de un policía de tránsito envidioso.

Dijo que normalmente aquellos policías que no pueden costear un auto caro buscan cualquier excusa para multarlo.

Agradecí el hecho de que él no se enfadara, aunque obviamente me haría cargo de la multa, pues igualmente no le corresponde pagar a él.

Me gustaba creer que mi racha de mala suerte acabaría en ese momento, pero en realidad hoy estaba siendo un desastre.

Nada me estaba saliendo como deseaba, lo que era ciertamente muy frustrante y embarazoso, tanto para mí, como para los demás que debían lidiar con mi mala suerte.

Eran las cuatro, sabía que quedaban pocas horas y que llegando las seis podría decir que había sobrevivido a mi día de mala suerte.

Hoy tuve una reunión donde me equivoqué de datos, así que toda la información entregada estaba errónea y tuve que hacerlo de nuevo para entregarle a los participantes la información correcta.

Me disculpé casi mil veces, estaba tan avergonzado que ni siquiera tenía una excusa por haberme equivocado en una cifra.

Evans para ese punto sí se mostró un poco agobiado por mis constantes acciones desafortunadas, pero no dijo nada, simplemente tomó aire con profundidad y la dejó salir lentamente, calmándose a sí mismo.

Nosotros llevamos 3 meses de noviazgo, es normal que no desee crear un desastre ahora que hemos estado tan bien, pero ciertamente, sabía que estaba haciendo un esfuerzo inmenso para no regañarme o gritarme.

Estos 3 meses han sido muy buenos, mis labios crean una sonrisa de sólo recordar las citas, los momentos tiernos bajo las sábanas o aquellos instantes menos dulces, pero que nos dejaban jadeantes en casa.

Me gusta estar con él, Evans se ha convertido en mi lugar seguro, suelo recurrir a él cuando estoy triste o desanimado por algo, además sus brazos a la hora de envolverme y crear en mi seguridad, son sin duda los mejores.

Supongo que es normal recurrir a él, hemos pasado más de 3 meses viviendo y trabajando juntos.

Sabía que sólo era cosa de tiempo para hacerlo enojar, aunque sabía que debía disculparme de inmediato, pues imaginaba que sería mi culpa la razón de nuestra primera discusión.

RIVALES | BoyLoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora