7. Deberías entenderla

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— Largo, los dos de mi oficina — dice el monstruo y ellos se van.

Olivia estaba asustada porque perdería su trabajo y pensaba en su pequeña, entro en desespero.

— ¿Por qué le hablaste así? Es el jefe y yo una desconocida — dice ella entre lágrimas de desesperación.

— y tú ¿Por qué dejas que te humillen? — contesta él molesta.

— Tú no sabes nada y no te metas — Olivia se va preocupada.

"¿Cómo puede una mujer dejar que su dignidad por el suelo así?" — piensa él.

Siguieron con su trabajo y no hablaron más. Ella esperando la llamada para ser despedida y él sobre el comportamiento raro, como era posible aceptar tal situación y porque lo hacía.

En la tarde, él habla para cortar el hielo entre ellos.

— ¿Para qué todos estos documentos? — pregunta él.

— Son los documentos irregulares y en especial está — responde ella y cierra la boca, cometió un error al decir eso y él se queda callado, sabe que tiene información que le sirve.

— Debes llevar mucho tiempo aquí – dice él.

— En realidad 2 meses, aunque es mucho lo que sé — responde ella y cambia de tema.

— Te debe de ir bien, eso es seguro — continúo hablando.

Olivia se quedó pensativa, su sueldo no le alcanzaba para mucho y era maltratada por su jefe, la desprecio su expareja que la dejo abandonada con su hija.

— Más o menos — no responde más, su ánimo cayó por los suelos y se despidió.

Llego el viernes, Robert pregunto de nuevo si estará libre el sábado y recibió la misma repuesta. Se sentía frustrado al ver como se dejaba maltratar de esa manera y su punto de inicio se desviaba por una mujer.

En la noche Robert salió con su mejor amigo a tomarse unos tragos.

— Thomas, creo que me estoy involucrado en otros asuntos que no son laborales — dice él mientras bebe un trago.

— ¿Crees o ya lo estás? — pregunta, ansioso por saber la respuesta.

— Ya lo estoy, no puedo desviarme solo por pesar — responde y hace que su amigo se confunda.

— ¿Pesar?, a qué te refieres, ósea una mujer — Thomas siente un interés de escuchar que sucede.

— Una chica que se deja humillar, da pena y la quiero ayudar — dice Robert.

— No puedo creer que el demonio esté sensible ajajajajajaja — Él se ríe a carcajadas.

— Vete al infierno

— Cuéntame todo — fulmina Thomas

— Ella fue a buscarte en la sucursal de New York — cambia de tema.

Robert trago grueso aquel licor y miro hacia el suelo con decepción, sus ojos se entristecieron, ya que no quería saber nada de ella.

— No me interesa, Sofía decidió acabar con todo — gruño él.

— Deberías entenderla — refuta Thomas.

— ¿Entenderla?, y a mí ¿Quién me entiende?, quiero una familia y ella no, además ya sabes lo que hizo — escupió con ira.

— ya, ya cálmate — dice Thomas y la noche continua.

Ya, el sábado, Robert ya estaba en el lugar donde sabía que se vería Gonzalo y Olivia; la ve llegar, estaba vestida normal, nada sensual y al otro lado estaba su jefe, por más que se arregle daba asco.

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