X. Rebelión.

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—Estas tan frío...

—¿Te molesta? —pregunta la rana.

—Para nada.

—Bien, entonces, ¿puedes besarme otra vez?

Bese a Bullfrog en la mejilla, solo para molestarlo.

Pidió que lo besara, una vez más, y esta vez fue en sus labios.

Pasa los dedos por mi alborotado cabello rubio, rodeando mi cabeza hasta mi nariz, hace presión en la punta y me da un beso.

—En otras circunstancias, ¿seguirías amándome? —pregunta.

—Estuvimos en esa otra circunstancia en una celda, ¿no te parece que ya tienes una respuesta? 

Puse su cuerpo encima del mío, tapando la vista del televisor.

¿Cómo podría no verlo? Estaba encantado en recorrer su cuerpo desnudo, pasar las manos por todas las heridas de bala que a duras penas pude salvarlo, no puedo creer que ahora debo verlo así. Así de lindo.

Al principio teníamos miedo de escondernos en este edificio departamental, pero al paso de las semanas nadie vino a buscarnos, así que decidimos quedarnos a vivir aquí hasta que terminen los disturbios. Estamos en una zona ajena a Edén, donde a veces vienen híbridos a refugiarse, ahora son más, ya que debido a la transmisión en vivo donde Bullfrog me salvaba la vida, llegó a todas partes, se han levantado en contra de Edén.

Hace una mirada lasciva, pasando la mano por mi panza.

Se hace a un lado para bajar de la cama, juntando su bóxer del piso para colocárselo.

—¿Quieres acompañarme? —dice, pasándome mi ropa que también estaba tirada.

—Dime adonde.

Empiezo a vestirme, bajando de la cama para rodearle la cintura por detrás.

—Ya verás —responde.

Me coloca mi parche en el ojo izquierdo. Lo perdí por una bala.

—Tienes un fetiche raro con tener sexo sin mi herida a la vista, eh —digo con una sonrisa.

—Tú tienes que ver mis heridas —dice, llevando mis manos por las partes de su piel arremolinada, costras de cicatrices que llegan hasta la pelvis—. Si ves mis heridas, quiero ver las tuyas. Te gustan las mías, me gusta la tuya. No es raro porque es a ti a quien tengo en visto. Y eso me gusta.

Entrecierro los ojos con el sonrojo hasta la punta de la nariz.

—Frog.

—Dime, Ramón.

—Estás enfermo, ja, ja.

—Tú igual, cariño.


* * *


Salimos con nuestros abrigos que encontramos en un contenedor de basura, sabrá Dios como los limpiamos pero aquí estamos usándolos, sentados en la nieve y viendo que el humo de los edificios de Edén se extienden por el cielo que se llena de colores friolentos.

Seis años para que la gente logrará las manifestaciones más grandes que he visto en mi vida, teniendo control de lo que realmente es correcto, viendo lo que el gobierno les estaba haciendo. La humanidad puede que tenga salvación, si se dan cuenta que la rebelión es lo único que puede recobrarles su libertad, al costo de sangre y muerte, ya que habrá un precio para todo, que es tu vida o la de los que quieres.

Es el costo que vale la pena para que otros tengan lo que no tuviste.

—Luca, ¿puedes no alejarte demasiado? —dice preocupado Bullfrog.

—¡Sí, papá!

Hace cuatro años encontramos a este niño, como no encontramos a sus padres, decidimos adoptarlo. No tenía nombre. Bullfrog quiso llamarlo Luca, y lo acepte. Es un conejo que no puedes quitarle la vista de encima porque se te pierde. 

¿Cómo es criar a un híbrido en medio de la guerra? Es complicado. 

Ya no quise estar al frente, no quise dejar a Bullfrog, mucho menos a Luca que apenas estaba entrando a nuestras vidas. Eran los inicios de las matanzas. Posiblemente en ese transcurso murieron los padres de Luca. 

Él viene de regreso al regazo de Bullfrog que me toma la mano entre la nieve que se amontona.

Se escucha explosión. Un edificio se derrumba cayendo sobre otro.

Miro a la rana.

—Estaremos bien —le digo.

Sonríe con dificultad.

Le quito esa dificultad con un beso largo. 

Siempre que nos besamos debo ladear la cabeza para un lado, porque mi nariz podría pincharle un ojo y acabaría como yo.

—Oye, no estas prestando atención a mis labios —dice Bullfrog.

—Perdón, me distraje.

—¿Mirándome?

Sí, me resulta impresionante como una enorme rana como tú, podría ser el padre perfecto para casarse conmigo. No luces peligroso, ni pareces quererlo ser pues, has sido amable conmigo aunque por momentos creí que me traicionarías. Pero siempre demuestras lo contrarío, y me demuestras que no soy un problema para la gente que amo.

—Sí, mirándote —respondo.

—Sueles hacerlo mucho —ríe él.

—Eres pequeño de estatura.

—Je, tú igual.

Bullfrog es extraño, y me gusta estar con él.









T H E      E N D

     💛     

💚











¡Muchas gracias por leer esta historia, en serio se los agradezco!

Han hecho que disfrute bastante escribir la historia de Rayman y Bullfrog, juro que si no hubiera sido por ustedes, ya estaría abandonado este fanfic. 

Espero puedan seguir acompañándome en más historias y sigan sintiendo lo mismo que lo que sintieron con estos personajes.

No se preocupen, habrá un epilogo para que se despidan por completo de ellos.

Espero que nos veamos pronto.

<3

T R O U B L 3 - [  RAYFROG ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora