—Imagino que tienes una buena razón para despertarme tan temprano —dije adormilado y rabioso por el sueño robado por mi amigo.
—¡Si que la tengo! ¡Es martes y tienes que llegar a todas las clases! —respondió Brandon recordándome mis deberes.
—¡Ya estaba despierto! —mentí.
—Si, lo que tú digas Manuel —dijo Brandon. Lo escuché subirse a su auto —Recuerda que tenemos clase con la Sra. Demetrí, así que saca tu culo de la cama y muévete. Tienes exactamente 20 min. Pasaré por tu casa, más vale que te vea sobre tu moto con unas enormes gafas negras para que tapes la resaca que debes tener y dirigiéndote hacia la institución a la que tú, con tanto cariño, llamas el purgatorio en la tierra.
—Prácticamente ya estoy en la moto —respondí huraño.
—Por lo menos péinate y arréglate un poco —me dijo como si fuera un niño. Sonreí por lo bajo.
—Me urge acostumbrarme a estas horas de entrada —respondí mientras sacaba ropa del armario y entraba al baño —Por cierto Brandon...
—¿Si? —dijo él.
—Gracias —dije.
—No es nada hermano —respondió.
Corte el teléfono y terminé de vestirme. Salí del baño y entré en la cocina para tomarme rápidamente un café. Reí por lo bajo al pensar que Brandon ahora debía estar intentando despertar a Ruso y a Jerry.
Terminé el café y tomé mis cosas. Salí de la casa y me acerqué a mi linda moto. La única mujer que nunca me reprochaba nada.
A lo lejos vi el auto de Brandon y sin seguir dando vueltas prendí mi moto y seguí su auto hacia la institución. Pronto llegamos.
—Brandon¿Acaso nunca te cansas de ser tan responsable? —preguntó Jerry recargándose en el coche de Brandon en el lugar habitual donde nos reuníamos antes de entrar a clases, con una nota de admiración hacia su amigo.
De alguna forma había logrado que se levantara de la cama para llegar temprano y además había llegado a una cafetería y había traído cafés para los cuatro.
El aludido solo se encogió de hombros.
—Solamente trato de asegurarme de que mis futuros socios no sean unos completos y verdaderos inútiles —dijo quitándole importancia y mirando distraídamente hacia otro lado para evitar las miradas de gratitud de nosotros.
—De todos modos un día de estos te lo retribuiremos —dije mientras sorbía un poco de café y miraba hacia otro lugar al igual que Logan en un intento porque la situación no se volviese más sentimental de lo que ya estaba.
—¡Eso es un hecho! —afirmó Ruso mientras le daba un golpecito afectuoso a Brandon. Ciertamente Ruso era el más afectuoso de los cuatro, Brandon el responsable y Jerry el divertido... y eso me deja a mí el lugar de.... Soy el patán del grupo. Esa conclusión me hizo sonreír —¿Ves? ¡Hasta Manuel esta sonriendo! Somos tan afortunados al tenerte Brandon —dijo y le dio otro golpecito esta vez uno más fuerte provocando que Brandon derramara un poco de su café.
—¡Genial! ¡Esta hirviendo Ruso! —dijo cambiando la taza de mano y secándose la otra en la ropa del castaño.
—Lo siento —dijo resignado a que valía más dejar que se secara en él.
—Mira quien viene ahí —dijo Brandon mientras prendía un cigarrillo y hacia que Ruso sostuviera su café —¿No fumas hoy? —me preguntó sorprendido.
—Esta mañana me es más urgente tomarme este café para despabilarme un poco —dije.
En ese momento el auto al que había llamado mi atención se estacionó justo enfrente de donde estábamos nosotros reunidos.
De ahí se bajo primero Jonas, el cual fue al otro lado del auto y le abrió la puerta a... ______.
Esta bajó con cuidado y tomando su bolso, le entregó una amable sonrisa a su compañero y se dispuso a caminar dentro de la Universidad.
—¡Buenos días ______! —le habló Jerry.
Ella dirigió su mirada a nosotros. Sonrió levemente.
—Buenos días —saludó ella haciendo que Jonas me dirigiera una mirada recelosa, para luego llamar la atención de ella con alguna conversación insulsa y vacía.
—Esta bien creo que ya me despabile, dame un cigarrillo —le pedí a Ruso.
—Te lo terminas en el camino, ya es hora —me urgió Brandon, mientras se adelantaba unos pasos de nosotros —Vamos, arrastren sus dormidos culos hasta el aula.
—¿Qué le pasa a este que siempre esta demasiado despierto para mi gusto por las mañanas? —me dijo en un susurro el castaño.
—¡Escuche eso Ruso! ¡Muévete!
—Amigo, lo que tú necesitas es relajarte —refutó Jerry.
Brandon solo lo ignoró, no se pondría a discutir con Jerry cuando podía empujarlo hacia el salón.
—¡Otra vez tarde Rafael, Hernandez, Meza y Padilla! —exclamó la maestra.
—Y si no fuera por Brandon no habríamos llegado, y si no fuera por Ruso no hubiésemos llegado tarde, y si tan solo Jerry no se hubiera puesto a discutir con Brandon justo antes de entrar —me quejé en un murmullo.
—¡Padilla! ¿Qué es lo que tanto dice? —preguntó la Sra. Demetrí.
—Esta mañana luce especialmente hermosa profe, ¿Acaso se cortó el pelo?
—Siéntese Padilla —me ordenó con recelo.
Tomé asiento atrás de _____ Leblanc al poco tiempo la clase me aburrió y tiré de su pelo levemente, pero ella me ignoró, solo lo acomodó hacia un lado. Volví a tirar de un mechón y me ignoró otra vez. Lo volví a hacer...
—Vuelve a jalar de mi pelo y te enterrare la nariz en el cerebro —me amenazó en un susurro.
—Me gustaría que lo intentaras —le contesté.
—¿Qué es lo que quieres de mi? —preguntó fastidiada.
—Si te digo tal vez no quieras volver a hablarme.
—Eres un sucio.
—Un día nos podríamos bañar juntos —le dije.
—Imbécil —respondió y volvió su atención a la profesora.
Aaagh ella no estaba para cooperar con la diversión. Decidí escuchar música distraídamente, mientras la maestra hablaba.
Hoy no estaba de humor para oírla hablar. Mi padre ya me había enseñado lo que ella estaba enseñando a la clase.
En el verano me obligó a trabajar para él en su firma de abogados. Aborrecí tanto el trabajar, así como ser el hijo del jefe.
Marilyn Manson siempre me ayudaba a pasar el día sin maltratar a nadie... o ¿era al revés?
—Padilla...Padilla... ¡Padilla! —me llamó.
Ya la había oído pero decidí continuar con mi cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados.
—Creí que necesitabas espacio, cariño —le dije sin moverme.
—¡No me digas cariño! —exclamó más fuerte de lo que era necesario, incluso si yo estaba usando los audífonos en ese momento.
Me sacó el de la oreja derecha y tuve que abrir los ojos, estaba parada aun lado de mí y ya todos habían desalojado la sala supongo que me concentré demasiado en la música.
—Estas muy sensible este día, dime ¿necesitas que vaya a la farmacia por ti? —la vi ponerse roja pero de coraje.
Me sorprendió que no le saliera humo de las orejas.
—Estaré bien en cuanto tenga tus ojos entre mis dedos —dijo amenazadoramente.
—Vaya si que eres dulce —dije fingiendo demencia —Halagas mis ojos.
—Hablo literalmente —dijo con una sonrisa maléfica.
—Oh, lo siento cariño pero este par me ha conseguido varias citas con una sola mirada. Me temo que no los puedes tener —hice una pausa dramática mientras le mostraba una amplia sonrisa y la escudriñaba de arriba a abajo —Pero se me ocurre otra cosa de mí que podrías tener entre tus dedos —me abofeteó con fuerza —¿Supongo que ahora es cuando digo auch? —tomó sus cosas y se dirigió a la puerta.
—______ —la llamé antes de que saliera —No veo por que habría de molestarte tocarme el cabello.... —hice una pausa y puse una expresión divertida —¿O no será que pensaste que hablaba de...?
—¡Yo no pensé nada! —me interrumpió nerviosa.
—Si, eso creí —dije mientras la miraba acusadoramente.
Ella solo pudo encogerse de hombros y ponerse roja. Salió de allí dejándome solo. Me puse de pie y decidí salir también. Quedaban unos 5 minutos antes de que empezara la siguiente clase, y necesitaba fumar un cigarrillo.
Salí del salón y comencé a caminar por el pasillo. La chica que sería la conquista de esta semana se acercó mirando para todos lados a mí. Tal vez se estaba percatando de que Amanda no la viera o algo por el estilo.
—Hola bonito —dijo con una pequeña sonrisa.
Sonreí fingidamente. Como me irritaban las chicas como ella. Siempre se la pasaban hablando de lo mismo. Nunca podías tener una conversación normal y larga con ellas. Aunque en la mayoría de los casos no me interesa conversar con ellas.
Volvió a mirar para sus costados y cuando se percató de que nadie nos veía se acercó a mi boca y comenzó a besarme. Mis ojos estaban bien abiertos ante esto, no me esperaba que fuera tan... demostrativa.
No cerré los ojos, no me gustaba cerrar los ojos cuando las besaba. Revoleé los ojos, esperando a que de una buena vez terminara.
No era muy buena besadora, espero que eso no sea así en la cama. Al fin se alejó de mí. Sonreí sin separar los labios.
—¿Y eso? —le pregunté.
—Un pequeño adelanto —dijo.
Escuché una risa muy chistosa desde lo lejos. Me incliné un poco hacia mi derecha y allí estaba ella, riendo divertida con Jerry, Ruso y Brandon.
El castaño estaba haciendo unas caras divertidas mientras Brandon envolvía a la morena por el costado de su cintura y Jerry sostenía la mano de _____ cerca de él. Torcí la cabeza y miré sin entender. Volví mi vista a la chica frente a mí... Aaag, me choca cuando no recuerdo sus nombres.
—Lo siento....
—Kate —dijo algo sorprendida.
—Si, lo se —le dije como para que no se sintiera muy usada —Nos vemos luego, Kate.
—Está bien lindo —dijo y se quiso acercar de nuevo a mi boca, pero fui más rápido que ella y bese su frente.
Me alejé de ella y comencé a caminar hacia los dos payasos de circo y la dueña del mismo. Al instante en que Brandon me vio, soltó a ______ y los tres dejaron de hacer caras. La morena los miró sin entender y se giró a verme.
—Dios... —susurró fastidiada —Bueno chicos, gracias por las risas. Pero ya me voy...
Quiso alejarse, pero rápidamente la tomé suavemente de la cintura y la jalé hacia mí.
—¿A dónde vas morenita? —le dije mirándola fijamente a los ojos.
—¡Suéltame Padilla! —dijo y comenzó a forcejear para salirse de mi agarre.
—¿Cuál era el chiste? —pregunté a mis tres amigos.
—¡Suéltame! —volvió a intentar.
—¿No escuchaste lo que te dijo? —preguntó él detrás nuestro.
Sin soltarla me giré a verlo.
—Jonas —dije y sonreí.
—Suéltala Padilla, te lo advierto.
—Nick, tranquilo —dijo ella y con un movimiento más se soltó de mi brazo —Es solo un niño.
—¿Vamos? —dijo él.
—Vamos —afirmó ella y sonriéndole a Ruso, Jerry y a Brandon se alejó de nosotros.
—La hiciste buena, Manuel. Ya casi la tenia —dijo Brandon.
—¿Ya casi la tenías? —dije y me giré a verlo —Ya te lo dije, esa es mía.
—Hagamos una cosa —habló el castaño —Brandon, jerry y yo te damos 400 dólares si logras llevártela a la cama.
—Oye —se quejó Brandon.
—Tiene que ser la conquista de esta semana —dijo Jerry.
—Pero ya tengo una —aseguré.
—Vamos Padilla, ¿Acaso eres un gallina? —se burló Brandon.
—Si llegamos al lunes que viene y aun no te has acostado con ella. Tú nos das 200 dólares a cada uno de nosotros —dijo muy seguro de que eso iba a suceder.
—¿Aceptas? —preguntó Brandon.
—Está bien sucias —les hablé y sonreí maliciosamente —Vayan preparando ese dinero, porque esa morena está mañana mismo entre mis sabanas.