Capitulo 53

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Sus ojos volvieron a adquirir ese brillo de hace unos instantes, sus mejillas se enrojecieron levemente y eso terminó con lo que quedaba de mí.
— ¿Usas ese calificativo con otras... personas? — me preguntó con recelo. Sonreí.
— ¿Celosa? – le pregunté arqueando una ceja.
— Estás matando el momento, Manuel — dijo frunciendo levemente el ceño. Reí por lo bajo.
— Y tú solo me estás tentando cada vez más — dije divertido.
— Solo quiero saber si alguien más fue llamada así...
— No — le dije mirándola fijamente — Nadie más, amor.
Ella levantó su mano y acarició mi mejilla, para luego subir hasta mi cabello y acomodarlo levemente hacia atrás. Me incliné hacia ella y la besé dulcemente acariciando sus labios con cuidado. Gimió levemente, mandando a través de mí una oleada de placer. El beso dulce y tierno se volvió apasionado e intranquilo. Necesitaba sentirla, desesperadamente. Bajé mis manos al borde de su blusa.
— No, no y no, Padilla— dijo agitada soltando mis labios — Dije que no...
— Maldita, eso eres una pequeña y peligrosa ninfa que ha venido hasta mi habitación y me ha despertado y me ha seducido y ahora no quiere dejarme cobrar lo que debo.
— Por Dios, Manuel, no han pasado si quiera 24 horas desde la última vez que lo hicimos... no puedes estar desesperado. Definitivamente eres un ninfómano.
— Y tú te comportas como una monja — la besé cortamente.
— Pero te encanta esta monja – dijo coqueta.
— Está bien, tú ganas. Solo porque no tengo como contradecir aquello, es absolutamente cierto.
Me miró de manera tierna y acarició de nuevo mi mejilla.
— Ahora, ¿me puedes dejar salir? Quiero comer algo — me dijo.
— Delante de ti ya tienes algo para comer, ¿para qué quieres otra cosa? — le pregunté.
Ella rió por lo bajo.
— No se puede vivir de hacer el amor, Manuel — dijo mientras sin intención alguna clavaba su mirada en mi boca.
— Mmmm, esa mirada... quieres besarme ¿cierto? – le dije y me agaché para morder sus labios.
— Tienes razón... ganas en todo. Sí quiero besarte, y todo lo que se te pueda pasar por la mente. Pero ahora tengo hambre...
— de comida.
— Bueno, vamos a comer — dije rendido mientras me alejaba de ella y me ponía de pie. Tomé su mano y la levanté de la cama — Pero luego quiero el postre.
Le gruñí y la tomé de la cintura para un arrebato beso y luego la solté. Ella rió divertida.
— Traje helado — dijo con una inocente sonrisa.
— Y te atreves a decir que soy yo quien mata los momentos. No tienes vergüenza, amor.
— Decidí ignorar tu doble sentido — me aclaró.
— Pero si lo divertido de eso es que te escandalices — dije mientras ambos salíamos de la habitación.
— Oh, bebé, ya no me escandalizan tus dobles sentidos — me dijo divertida.
Arqueé una ceja y antes de que se alejara demasiado, la detuve y la acerqué a mí. Su espalda chocó levemente contra mi pecho y el aroma de su cuerpo, me excitó un poco más de lo que ya estaba. Sentí como su respiración se volvía un poco más densa.
— ¿Por qué estas tan distante? — le pregunté al oído.
— Yo no estoy distante — aseguró.
— Sí, sí lo estás – susurré y bajé mis manos a su vientre, abrazándola un poco más.
— Manuel... - murmuró.
— ¿A qué le temes, _______? – le pregunté y la giré para que me hiciera frente.
Me miró fijo a los ojos y vi la inseguridad en ellos. Aquellos ojos cautivantes estaban llenos de inseguridad.
— No quiero que... que te canses de mí.
— ¿Cansarme? – pregunté confundido.
— Tal vez... si me hago la difícil, pueda que no me dejes tan pronto.
Eso es lo que pasa... _______ aún no entiende lo que ella significa para mí. Tomé su rostro con mis manos y la acerqué a mis labios.
— Estoy perdida y completamente enamorado de ti... te necesito, te quiero. Y no creo que pueda cansarme de algo que hace latir tan fuerte mi corazón — besé sus labios apenas — Eres la dueña de mi corazón... puedes hacer lo que se te cante con él. Soy tuyo, maldita sea.
— Yo también soy tuya, Manuel, completamente tuya — susurró agitada y se acercó completamente a mi boca. Gruñí ante el desenfreno de su pasión.
Sus labios abrasaron los míos y su lengua me cautivó. Sus pequeños brazos rodearon mi cuello y entonces la alcé del suelo.
— Rodéame con tus piernas... por favor, necesito sentirte, _______ — le supliqué soltando apenas su boca. Ella sonrió levemente.
Sus piernas rodearon mis caderas y entonces volví a besar su boca.
— Claro que no, Brandon — dijo divertida.
Entonces dejamos de mover nuestras bocas para lentamente girar a verla.
Lentamente, _______ se fue bajando de mí, para acomodarse un poco el pelo y la ropa.
— Diablos, Arely... ¿acaso no me dijiste que no vendrías hoy? — le pregunté.
— Lo siento, primito, no pensé que estarían haciendo tal muestra de amor en medio del pasillo — dijo ella con una leve sonrisa.
— Son unos aguafiestas — dije fastidiado y miré a Brandon — Y tú, ¿Acaso no podías llevarla a algún lado para distraerla o algo así? Es la segunda vez que interrumpe algo interesante...
— Ya, ya — dijo _______ apoyando una de sus manos sobre mi pecho — Vamos a ser unos buenos anfitriones y los vamos a hacer pasar y vamos a cenar todos juntos.
Arely sonrió emocionada y se acercó a _______ para tomarla de la mano.
— ¿A dónde piensas llevarte a mi _______? — le pregunté, tomando la otra mano de _______.
— Necesito hablar en privado con mi mejor amiga, pesado — me dijo mi prima. — Jamás voy a perdonarte que hayas arruinado nuestro momento — le aseguré.
— Sí vas a perdonarme, primito lindo — apretó mi mejilla.
— Ya, Manuel — me dijo _______ y besó levemente mis labios — Yo también quiero hablar con tu prima... — se acercó a mi oído — Te prometo que luego la recompensa será mejor de lo que esperas.
— Ya, _______, deja de excitarlo —la regañó Arely y tiró de ella para desparecer por el pasillo.
Me giré a ver a Brandon y éste soltó un leve suspiro.
— Lo siento, hermano... juro que no tenía idea que estabas con _______. Arely me contó que ayer estuvieron juntos y que al parecer al fin aceptaste que estás enamorado — me dijo.
Solté un suspiró y apoyé mi mano en su hombro para hacerlo caminar hacia la mesada de mármol y sentarnos allí.
— Yo no sé cómo pasó... pero me tiene loco — le conté. Él sonrió divertido.
— Así son ellas cuando logran meterse en tu corazón. Te sientes como un títere que depende de los hilos para moverse... te aseguro que en verdad van a enredarnos.
— Pues estoy dispuesto a enredarme por ella — dije divertido.
Ambos escuchamos las chistosas risas de _______ y Arely, Brandon me miró divertido.
— Son terribles — aseguró.
— Nuestra perdición, hermano — dije y palmeé su hombro – Pero, espera un segundo, yo me perdí de algo ¿Qué pasó entre tú y mi prima?
— Bueno... nosotros estamos saliendo — me contó. Puse mi mejor cara de enternecido.
— ¿Te das cuenta de que tú, Ruso y yo hemos caído en los brazos de tres ninfas asesinas?
— ¿Por qué asesina? — dijo confundido.
— ¿Aún tienes el valor de preguntarlo? — dije mientras veía como _______ y Arely caminaban hacia nosotros.
— ¿Qué hacen? — preguntó mi curiosa prima.
— Hablábamos — le dije y miré a _______ que se acercó lentamente a mí hasta estar a mi lado.
La tomé de la cintura y la guié para que se sentara sobre mi regazo.
— Brandon, ¿me acompañas a comprar unas cosas para la cena? — le preguntó Arely.
— Claro que sí, preciosa — dijo él y ambos salieron del departamento tomados de las manos.
En ese instante, _______ apoyó su cabeza contra mi hombro y con su mano derecha comenzó a acariciar mi pecho. Bajé la mirada para mirarla y estaba demasiado callada para mi gusto.
— ¿Pasó algo? — le pregunté.
Ella levantó su rostro, pero sin alejarse de mi hombro, su boca quedó cerca de la mía. Su mano hacía pequeños círculos sobre mis pectorales.
— Te quiero — susurró. Mi cara se tornó boba y una media sonrisa curvó mis labios.
— ¿Cómo? — le pregunté. Ella sonrió.
— Que te quiero, Manuel... no te das una idea de cuánto — dijo en tono suave — Bésame como hoy en la mañana... despacio.
Me acerqué más a ella, y la besé como me pidió. Mis labios rozaron suaves los suyos. Me invadió su dulce aroma. Me invadió ella... su amor y pasión.
— ¿Por qué no les pedimos que se vayan? — pregunté sobre su boca. Ella sonrió.
— Lo lamento, amor... pero en este momento Ruso, Jazmin y Jerry también están viniendo hacia aquí.
— ¡Demonios! No se van a ir nunca más — me quejé.
Me besó cortamente y se puso de pie.
— No te pongas quisquilloso, son tus amigos y mis amigas... está bien que estemos con ellos.
— Yo no quiero estar con ellos — aseguré.
— Eres un mal amigo — me dijo.
— Pero, mi amor... yo estoy todo el tiempo con esos tres — seguí quejándome como un pequeño niño — Yo solo quiero estar contigo ahora.
Sonrió y clavó su mirada en la mía. Se volvió a acercar a mí y rodeó mi cuello con sus brazos.
— Ahora soy 'mi amor', cada vez le vas agregando algo más, hermoso — dijo risueña.
— Tú me provocas esa clase de cursilerías, solo tú — le dije y me acerqué de nuevo a ella para besarla. Rió sobre mis labios y aquella fue una hermosa sensación, que también me hizo sonreír. La puerta del departamento se volvió a abrir.
— Ooooh, vamos ¿Acaso no van a dejar de estar como chicles ni por un segundo? — nos dijo Arely entrando con Brandon, Jerry, Jazmin y Ruso detrás.
— Si no fuera por ti, y por tu inoportuna llegada a esta casa, estaríamos más pegados que dos chicles — le dije.
_______ golpeó levemente mi brazo y se alejó de mí, para saludar a su querida amiga Jazmin. La pequeña diabólica se acercó a mí con duda y resentimiento y cuando la tuve en frente estiré mi mano hacia ella.
— ¿Tregua? — le dije. Ella analizó mi mano.
— Llegas hacer sufrir a mi amiga, y serás hombre muerto — me aseguró.
Reí y ella también lo hizo para luego tomar mi mano.
Las chicas se quedaron en la cocina 'haciendo la cena' mientras que los chicos y yo nos sentamos frente al televisor con una lata de cerveza cada uno.
— Esto sí que es vida... la vida de concubino no es tan mala como nosotros habíamos pensado, muchachos — dijo Ruso.
— El único que está en concubinato aquí eres tú, nosotros apenas estamos empezando, ¿o no, Padilla? — me dijo Brandon.
Mi mirada estaba clavada en _______. En su sonrisa, en la forma en que su boca se mueve al hablar, en sus gestos, en sus ojos, sus pestañas, sus mejillas, su nariz...
— ¡Manuel! — me llamó James, sacándome de mi sueño.
— ¿Eh? — dije confundido y lo miré.
El castaño sonrió divertido y miró en la dirección en la que yo estaba mirando.
— Por Dios, Brandon, este puede estar empezando recién, pero está más metido que nosotros dos juntos — le dijo divertido.
— Si supieras como los encontramos Arely y yo cuando entramos, por Dios no pueden dejar de tocarse ni un segundo —exclamó Brandon. Al fin pude concentrarme bien en ellos.
— Oigan, déjenme en paz, soy feliz ahora. Tengo a la chica más hermosa del mundo, la más dulce e inteligente, la más sexy y provocadora, la más tierna y cariñosa...
— Y luego yo era el cursi, ¿cierto?
— Mueres de envidia, Meza, es eso — le aseguré.
— Yo creo que debemos brindar — dijo Jerry.
— Y yo también — dije y tomé mi lata para levantarla hasta la altura de nuestros ojos.
— ¿Y por qué vamos a brindar? — preguntó el castaño.
— Por... otro año más juntos — dijo Brandon.
Sonreímos y brindamos. Mi mirada volvió a fijarse en ________. Otra vez mi cara de tornó boba y una estúpida sonrisa atravesó mi rostro.
— Y por ellas — dije sin dejar de mirarla.

Peligrosa obsesión  ( Manuel Padilla " Snuppy" y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora