Capitulo 38

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Caminé un poco más rápido de lo que realmente debía, pero era que no podía tolerar aquello. ¿En que momento pasó que se me fue de las manos? ¿En que momento _______ se había vuelto a cruzar con Schmidt y habían comenzado a hablar y hablar... hasta que la charla los llevó a arreglar una cita para el viernes en la noche? ¡¿En que maldito momento?!
La divisé sentada hablando con Arely y Jazmin. Me acerqué a ellas. Las tres se giraron a verme.
—Déjennos solos —les dije. Mi prima arqueó una ceja.
—¿Perdón? —me dijo.
—¡Que nos dejen solos! —elevé un poco mi voz sin dejar de mirar a ______.
Ellas dos se pusieron de pie y se fueron sin decir nada. Ella no dijo nada, solo me miraba esperando a que yo dijera algo. Volvió su vista al frente y comenzó a hacer un poco de ruido con sus uñas al golpearlas levemente contra la mesa.
—¿Qué quieres? —me preguntó al fin después de un largo silencio. Me senté frente a ella, encontrando su mirada con la mía.
—¿Así que saldrás con Schmidt el viernes por la noche? —le dije en tono molesto.
No, no tenía que demostrarle que estaba molesto. Pero es que no...
—Si, ¿Cuál es el problema? —me contestó con toda la calma del mundo.
—Que apenas lo conoces —dije apretando los dientes.
—A ti también apenas te conocía y aun así me acosté contigo —dijo mientras clavaba sus ojos en los míos.
—No, no, nosotros si nos conocemos. Es más antes de... que pasara nos conocimos más aun.
—¿Sabes cuanto tiempo pasó hasta la primera vez que lo hice con Nick? —preguntó.
—No —le dije negando con la cabeza.
—Un año —sentenció y sonrió irónica —Me siento una sucia al decirlo, pero... tú lo conseguiste en un mes. Soy una cualquiera ahora, así que aceptar la invitación a cenar de un chico desconocido ya no es malo para mí. Además de que Kendall es todo un caballero, no solo cuando esta vestido de traje, que de paso sea dicho, tampoco lo eras realmente...
—No, tú no eres una cualquiera —le dije.
—Así me siento Manuel, me siento sucia, una entregada, una regalada, una cualquiera...
—Pero eso no es así...
—¿A no? ¿Y como es? ¿Cómo me ves tú? —me preguntó.
—Lo único que voy a decir, es que no voy a permitir que salgas con Schmidt —le dije mirándola fijo.
—¿No? ¿No vas a permitirlo? ¿Pero quien te crees? ¿Mi padre? ¿Por qué no puedo salir con él? Que yo sepa, no tengo nada con nadie. No le debo nada a nadie y soy totalmente libre de hacer lo que se me canta...
Se puso de pie y yo también lo hice, rápidamente me acerqué a ella y la tomé de la cintura acercándola a mí. Mi respiración era algo agitada, la miré fijo a los ojos.
—¿Sabes por qué no puedes? Porque no lo tolero, no lo soporto. No me cabe la idea de que otro te toque, de que otro te mire, te bese. No soporto pensar que otro pueda acariciarte, que tú acaricies a otro que no sea yo. No lo aguanto ¿entiendes? —le dije algo agitado.
—¿Y que tengo que hacer yo con todo eso? ¿Esperar a que se te pase y quedarme después sola como un hongo cuando eso suceda? Manuel lo que pasó entre nosotros fue un error... no debió pasar y recuerdo cada palabra que te dije. Lo recuerdo todo, me dijiste que sabias que me iba a arrepentir y te dije que mi orgullo estaba ebrio para pensar en eso. Tú eres la debilidad de las mujeres Manuel, ninguna puede resistirse a ti mucho tiempo. En algún momento va a terminar cayendo y yo ya caí...
—¿Qué sentiste? —la interrumpí.
—Lo mismo que tú... placer —me dijo.
—Si yo voy esta noche a tu casa, toco el timbre, me abres, entro, te besó, te subo a la habitación y te hago lo mismo que la otra noche, no va importarte pues solo vas a sentir placer, ¿verdad?
—No creo que lo hagas, tú eres el tipo de hombre que no esta dos veces con la misma mujer...
—Podrías ser la excepción —la interrumpí.
—¿Y por qué?
—Porque simplemente, tienes algo que las demás no.
Sin darle tiempo a nada tomé su boca con la mía y la acerqué más a mí. Sus labios se abrieron para mí, cuando mordí el inferior con cuidado. Entonces metí mi lengua en su boca y la saboreé tanto como podía hacerlo. Excitado, pero agitado por la falta de aire, la solté para poder respirar. No me alejé demasiado... seguí rozando su boca
—Eres mía _______, niégalo cuanto quieras. Pero sabes que al final me perteneces tanto como lo se yo —le dije agitado.
—¿Y tú que? —me dijo agitada también —¿Cuándo vas a admitirlo? Eres mío Manuel, niégalo todo lo que quieras, corazón. Pero sabes que al final la que te maneja soy yo —sonrió burlonamente. Me sentí inhibido —Ahora suéltame que tengo clases...
Con cuidado la fui soltando. Ella volvió a sonreír y negó divertida con la cabeza antes de irse y dejarme solo en la cafetería.
La semana se me pasó lenta. _______ era todo lo que pasaba a mí alrededor y juró en un momento maldeci haber ido a su casa y haberme acostado con ella. Pero siempre que me ponía a pensar en aquello todo rastro de arrepentimiento desaparecía.
¿Por qué? Simplemente porque volvía a desear esa noche. Varias chicas intentaron seducirme en estos días, pero mi rechazo hacia ellas era mayor que antes.
De verdad no lo entiendo, de verdad no se que pasó conmigo.
¿Dónde quedó el Manuel pirata, el Manuel fiestero, al que le gustaba llegar tarde a clases y fumar sin desayunar? ¿Dónde? Me parece que ese Manuel esta más perdido que nunca.
Al fin el viernes había llegado y al fin mi día de venganza también. Esta noche Kendall Schmidt y _______ iban a salir a cenar, nada más y nada menos a que mi restaurante favorito. Gracias a mi gran amigo Ruso, logré averiguar aquello a través de su querida novia.
¿Qué casualidad que yo hice una reserva para mí allí esta noche, verdad?
Salí de la ducha y entré a mi habitación para cambiarme. Arely no estaba, pues estaba en casa de _______ ayudándola a elegir el atuendo para la gran cita.
Vaya prima que me toco. Traidora y cínica.
Pero no, no. Esto no se va a quedar así. No se van a salir con la suya. Esa cenita quedara arruinada o dejo de llamarme Juan Manuel el cazador Padilla Cano.
Miré la hora en mi celular. Ya eran casi las 10 de la noche. Tenía que apurarme ó sino iba a llegar tarde. Salí y busque mi auto.
Hoy no usaría a Betty, hoy la dejaría dormir. Me subí en el y prendí marcha hacia el restaurante.
Llegué me bajé y le di dinero a un muchacho que se encontraba allí cuidando los autos del lugar, para que vigilara el mío. Me acomodé un poco el cuello de mi camisa y suspiré antes de entrar.
Detuve mis pasos al verlos allí sentados en una de las mesas hablando sin dejar de mirarse.Kendall Schmidt apoyó una de sus manos sobre la de _______... maldito, ya no tendrá mi voto el año que viene.
Sin seguir dando vueltas me acerque a ellos.
—¡No puedo creerlo! ¿Qué hacen aquí? —les dije con mi mejor cara de sorpresa.
Ambos se giraron a verme. Los ojos de _______ se abrieron como platos y creí que la mandíbula iba a caérsele.
—¿Qué haces aquí? —me preguntó ella.
—Este es mi restaurante favorito, vengo todos los viernes. ¿Les molesta si me siento con ustedes? Vine solo —dije mientras tomaba la silla.
—Si nos moles...
Me senté antes de que ella terminara la frase. Miré a Kendall y palmeé su hombro varias veces. Él me sonrió divertido. No parecía molesto. Yo en su lugar ya me hubiese golpeado.
—¿Cómo estás Kendall, amigo? —le pregunté.
—Muy bien, ¿Y tú Manuel? —me dijo.
—Yo en el mejor momento de mi vida...
—Disculpen, voy al tocador —dijo _______ poniéndose de pie.
Ambos vimos como se alejaba detrás de una puerta. Volví mi vista a Kendall.
—¿Y como van las cosas con _______? —le dije.
—Bien, recién nos estamos conociendo... pero es una chica increíble. Es dulce, es tierna, muy inteligente... y tiene un enorme sentido del humor —me dijo divertido.
—Si, si. Ella es así de perfecta al principio —le dije y vi como salía ella del baño —Pero después te la regalo, es terrible...
Ella se sentó a la mesa con el semblante totalmente serio. Kendall acomodó su garganta para hablar.
—¿Pido la cena? —preguntó él.
—Si —dijo ella secamente.
—Por favor, muero de hambre —dije yo sonriente.
Kendall levantó la cabeza para buscar con la mirada al mozo.
—Dice Arely que eres hombre muerto —me susurró ella por lo bajo. La miré y sonreí divertido.
—Oh vamos, es solo una travesura —dije y le guiñé un ojo —Disfruta esto, estás con dos hombres bien parecidos...
—Kendall será bien parecido... tú sobras aquí —me dijo.
—No sientas pena conmigo, admítelo te gusto un poco. Y tú me caes taaaaaaaaaaan bien, en especial sin ropa, que tengo una sorpresa para ti —le dije sonriente. Giré mi cabeza a Kendall —Oye Kendall, ¿te gustan los lakers? —le pregunte.
—Si, son un gran equipo —me dijo él —¿Por qué?
—Porque mañana por la noche juegan y tengo dos entradas extras para verlos, ¿Qué les parece si vamos los tres? —pregunté con una gran sonrisa.
—Oh dios mío, no es cierto —musitó _______ y tomó su frente con la mano.
—¿Enserio? —dijo Schmidt con una sonrisa y luego miró a _______ —No lo se, ________ y yo ya teníamos planes para mañana. ¿Qué dices ______, te gustaría ir?
—Vamos _______, no seas tonta... las entradas son VIP y yo se que a ti te encantan los lakers. La vamos a pasar muy bien —le dije. Ella me miró fijo y luego miró a Logan.
—Kendall, ¿te molesta si salgo un minuto con Manuel? Necesito hablar una cosa con él —le dijo amable.
—No, para nada linda. Ve tranquila —dijo él.
Ella se puso de pie y tomó de mi brazo haciendo que yo también me pusiera de pie. Casi podría decir que me arrastro hasta afuera del restaurante.
—¿Cuál es tu problema? ¿Por qué haces esto? —me preguntó nerviosa.
—Tranquila cariño —le dije y levanté mi mano para acariciar su rostro. Ella se alejó mirándome despectivamente —Como 'amigo' tuyo que soy, solo estoy cuidando de ti y conociendo más con quien sales. Arely tienes bastante interacción con él ya que siempre estás metido en problemas.
—Ya, ya no me retes —dije poniendo mi mejor cara de niño bueno —Solo quiero cuidarte...
—Se cuidarme sola.
—¿Por qué eres tan antipática cuando solo quiero hacer las cosas bien? —le dije ya un poco molesto.
—No, tú no quieres hacer las cosas bien —me dijo ella elevando un poco el tono de su voz.
—En él único que estas pensando en este momento es en ti mismo... ¿Qué voy a importarte yo? No seas cínico Manuel. Solo te importan tú y tu estúpido orgullo machista.
—¡Eso no es verdad!
—¿A no? Si, si es verdad. Lo único que quieres de mí es sexo... nada más. Y no te agrada la idea de que se lo de a otro, PORQUE ERES UN VULGAR Y SUCIO MACHISTA.
—¿Tú no se lo darás a Schmidt verdad? —le pregunté.
—No, no se lo voy a dar a nadie más. Ni a ti, ni a él, ni a Nick. A NADIE.
—¿Por qué?
—Porque voy a tomar los hábitos —dijo más seria de lo que realmente deseé que estuviera.
—No, tú no estas hablando enserio —le dije algo nervioso.
—¡No, claro que no! Pero me parece que es lo que quieres, ya que no puedo estar con nadie, porque tú te encargaras de arruinarme cada cita que tenga —me acusó —¡Quiero que te vayas!
—¡No, no voy a irme! —sentencié —¡Y mañana iremos los tres a ese partido y te va a gustar ir conmigo y con Kendall juntos! ¡Y te vas a sentar en medio de los dos y vas a mirar el partido y vas a alentar al equipo y te va a encantar la salida!
—¡Bien, perfecto! —dijo casi gritándome —¿Quieres jugar? Yo también puedo jugar Padilla, y te juro que te vas arrepentir de haberte metido en mi vida, de haberte metido en mi cama, y de haberte metido conmigo...
—Que miedo me das —dije irónico. Ella me miró y sonrió perversamente.
—Pues deberías temerme cariño, si antes decías que te volvía loco... ahora no sabes la que te espera.

Peligrosa obsesión  ( Manuel Padilla " Snuppy" y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora