capitulo 26

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Lo miré con toda la furia que podía tener. Maldito infeliz, juro que me las va a pagar de la manera más dolorosa.
—No más preguntas —dijo su abogado.
—¿Usted tiene preguntas señor Black? —le preguntó a mi abogado.
—Si, si las tengo —dijo y se puso de pie. Caminó hasta donde estaba Jonas —Señor Jonas, ¿Por qué cree que el señor Padilla lo atacó? —le preguntó.
—Mmm, porque es un lunático —dijo él.
—Aja, según se el señor Padilla tiene un excelente historial psicológico. No tiene ningún problema mental —dijo y giró para mirar a los miembros del jurado —Entonces queridos miembros del jurado, ¿ustedes creen que pudo golpearlo por qué si? Algún motivo tuvo que tener, ¿Cuál fue el motivo señor Jonas? —Jonas guardó silencio y compartió una nerviosa mirada con su abogado —No más preguntas al señor.
—Puede retirarse Jonas —le dijo el juez —Señor Black, ¿tiene alguien para interrogar?
—Si —dijo él. Se giró a vernos —Llamo al estrado a la señorita ______ Leblanc.
Todo el mundo se giró a verla. Con cuidado ella se puso de pie y caminó de la misma forma hasta el lugar en donde antes estaba Jonas. El mismo hombre del libro se acercó a ella.
—Jura decir la verdad, y nada más que la verdad —le dijo.
Ella apoyó la mano derecha sobre el libro.
—Lo juro —dijo. Harry se acercó hasta ella.
—Bien señorita Leblanc, ¿Usted conoce al señor Jonas? —le preguntó.
—Si —dijo ella asintiendo.
—¿Podría decirnos hace cuanto?
—Conozco a Nick desde hace ya dos años, lo conocí en unas vacaciones que hice con mi padre.
—¿Podría decirnos como es él?
—Nick es un chico dulce, cuando quiere. Atento y respetuoso —habló ella. ¿Acaso eso iba a ayudarme a salir? —Pero tiene un serio problema, es demasiado celoso...
—¿Celoso? —dijo mi abogado y sonrió —¿Podría decirnos un poco más de eso?
—¡Objeción! ¿Qué tiene que ver la vida personal del señor Jonas con esto? —dijo su abogado.
—No a lugar —dijo el juez y miró a Harry —Prosiga.
—Nick y yo comenzamos una relación amorosa algunos meses después de conocernos, antes de eso todo era perfecto, hasta que comenzaron a aparecer los celos. Pero no eran celos normales, eran celos posesivos y hasta irracionales. Aguante esa situación, porque de verdad lo quería, y quería intentar algo con él. Hasta que hace unos meses decidí terminar con la relación, sus celos me estresaban...
—Entonces ¿usted nos está diciendo que el señor Jonas sufre un grave problema de celos?
—Si —dijo ella asintiendo.
—¿Usted conoce al señor Padilla? —le preguntó. Ella posó su mirada en mí. Y había algo en su mirada que no había visto antes.
—Si —contestó.
—¿Puede contarnos sobre eso?
—A Manuel lo conozco hace un mes. Él y yo vamos a la misma Universidad, al igual que Nick.
—Aja, ¿usted podría decirme algunas cosas sobre el señor Padilla?
—Él es caballero y respetuoso. Siempre se muestra generoso con la gente que quiere y siempre encuentra la manera de hacerte reír.
—¿Señorita Leblanc, tiene usted algo con el señor Padilla? —le preguntó.
Ella volvió su vista a mí y yo la miré fijo.
—Si —dijo ella.
Entonces sentí que mi corazón se aceleraba. Ella iba a mentir para sacarme de aquí.
—¿Hace cuanto?
—Hace dos semanas.
Harry se giró a ver a los miembros del jurado.
—Una joven pareja, que acaba de empezar ¿no les parece tierno? —preguntó. Todos rieron por lo bajo. Se acercó de nuevo a ______ —¿Cree usted que eso tiene que ver con lo que pasó ayer con el señor Jonas?
—Estoy completamente segura de ello —dijo ella.
—¡Maldita seas _____! —rugió Jonas.
—¡Vuélvele a levantarle la voz imbécil y te arrepentirás! —le advertí.
—¡Orden, orden! —dijo el juez elevando la voz, haciendo que todos se callaran —Prosiga señorita.
—Manuel jamás actuaría sin provocación. No lo conozco hace mucho, pero si lo suficiente. Siempre esta tranquilo, y pasivo. Le gusta compartir tardes con sus amigos, y no es celoso... bueno quizás un poco, pero normal. Estoy segura de que Nick se enteró y que fue a buscarlo —dijo y su voz comenzó a sonar temblorosa. Todos la miramos bien.
—Es hora de la actuación —me susurró Arely.
—Lo único que yo quiero es que él salga. Ustedes no tienen ni idea de lo terrible que fue ayer para mi enterarme de que él estaba aquí —dijo y soltó algunas lágrimas —Yo lo quiero, y él no es un mal chico. Yo se que también me quiere...
—Tranquila señorita Leblanc —le dijo Harry y le cedió un pañuelo.
Ella sonó su nariz y soltó un nuevo sollozo. Giré mi vista al jurado y todas las mujeres que estaban allí miraban con ternura a _____.
—¿Acaso no puedes dejarme en paz Nick? —le preguntó a Jonas —¿No te cansas de querer volverme loca?
—¡Eres una cualquiera! —le gritó él.
—¡No te voy a permitir que le hables así a mi niña! —le grité poniéndome de pie.
—¡Ya cállense señores o los encerrare a los dos! —gritó el juez.
Todo el mundo volvió a guardar silencio.
—Lo único que pido es que piensen bien antes de encerrarlo. Yo se que él hizo unas cuantas cosas malas en el pasado, pero me dijo que estaba dispuesto a cambiar...
—Si, por ti si cariño —dije en voz alta. Todos me miraron.
—No tengo más preguntas señor juez —dijo Harry.
—Señor Lax, ¿tiene preguntas para la señorita Leblanc? —preguntó el juez al abogado de Jonas.
—No, no señor —contestó él.
—Puede volver a su lugar señorita Leblanc —le dijo el juez.
—Gracias —susurró ella.
Se puso de pie y comenzó a caminar. Entonces me paré y me acerqué rápidamente a ella.
—Señor Padilla, siéntese —me dijo el juez. No le presté atención y la miré fijo a los ojos.
—Tengo que besarte para que esto sea más real —le susurré.
—No —dijo ella por lo bajo.
—Si —dije y me incliné hacia su rostro.
Capturé sus labios de manera suave, cerrando al instante mis ojos. Todo lo que estaba a nuestro alrededor pasó a un segundo plano. Solo estaba ella frente a mí. Ella y esta maldita sensación que me trae loco. Sus labios se dejaron mover suaves junto a los míos.
—¡Jovencitos! —elevó la voz el juez. _____ se alejó rápidamente de mí.
—Lo siento —se disculpó ella.
—Usted no tiene ni idea de lo feo que es pasar una noche alejado de esos labios —le dije.
—Vuelva a su asiento, señor Padilla —me dijo.
Asentí y volví a sentarme. Giré mi cabeza para ver a ______, ella me miró y negó con la cabeza para luego mirar al frente. Creo que no debí hacer eso, pero fue más fuerte que yo.
Uno de los miembros del jurado se levantó y le entregó un papel al juez. Este lo leyó y nos miró a todos.
—Ya tenemos la sentencia —dijo el juez. Respiré profundamente. Y me imaginé lo que iba a ser pasar unos 1 o 2 años aquí dentro. Cerré los ojos y esperé a escuchar —La corte a decidido absolver al señor Manuel Padilla, bajo la fianza de dos mil dólares.
El aire que estaba aguantando en mis pulmones salió rápidamente. Miré a Harry y él sonrió. Escuché a lo lejos un festejo de risas. Giré y eran mis chicos.
—¡Maldición! —rugió Jonas —¡Son todos unos incompetentes! ¡No saben nada!
—Señor Jonas, ¡Cálmese! —le dijo el juez.
—¡Y usted más que ningún otro, señor juez! —le gritó.
—¡No voy a tolerar la falta de respeto a mi autoridad! —le dijo él —¡Enciérrenlo para que aprenda a respetar a la ley!
Vimos como los guardias lo llevaban, para adentro. Arely se acercó a mí y me abrazó. Pude responderle el gesto.
—Te juro que estaba muy preocupada primito —me dijo. Me alejé de ella y le sonreí.
—Lo se, tonta —le dije divertido.
—Pensé que ibas a quedarte en ese horrible lugar.
—Pero como ves, no fue así.
—Bueno, ya damos por terminado esto —habló el juez —Señor Padilla, puede irse... pero la próxima vez no habrá perdón.
—Lo entiendo —le contesté —¿Qué harán con Jonas?
—Lo dejaré una noche para que aprenda a comportarse —me contestó.
—¿No podrían ser dos? —pedí.
—Lo siento, pero no —me dijo.
Asentí divertido. El honorable juez se puso de pie y se fue de allí. Los miembros del jurado comenzaron a hacer lo mismo. Mis amigos se acercaron a mí. Ruso Y Jerry me abrazaron con fuerza, como si hace mucho no lo hicieran.
—Pensamos que te pudrirías adentro —dijo contentó el Jerry.
—Si, hasta estábamos haciendo turnos para quien te traía los cigarrillos —dijo Brandon.
—Gracias a dios no fue así —dijo Arely contenta y me volvió a abrazar.
—Todo salió mejor de lo que esperé —habló Harry —Y todo gracias a la señorita Leblanc.
Me giré a buscarla y ya no estaba.
—¿Dónde esta? —pregunté.
—Creo que se fue —dijo Arely apuntando a la puerta que se acababa de cerrar.
—¿Cómo que se fue? —dije confundido.
Entonces puse mis piernas a correr para encontrarla. Salí y la divisé caminando.
—¡_____! —la llamé. Ella comenzó a caminar más rápido, entonces comencé a correr de nuevo hasta que logré alcanzarla. La tomé del brazo y la detuve.
—¿Qué quieres? —me preguntó nerviosa.
—¿Qué pasa? —le pregunté.
—¿Qué pasa? ¡Pasa que trato de ayudarte y tú te aprovechas! —me dijo enojada.
—¿Lo dices por el beso? —dije algo confundido.
—Dime, ¿Qué necesidad tenías? Bastante ya hice poniéndome en contra de Nick, no debiste hacer eso...
—Lo siento, lo siento —me disculpe.
—¿De verdad lo sientes? —preguntó con ese tono firme y enojado aun.
—Realmente... no —contesté.
—¡Lo ves! Eres... eres un cínico.
—Espera un segundo...
—Ya no te quiero cerca —dijo apretando los dientes —¡Ni como amigo, ni como nada!
—Pero ______...
—¡Pero ______, nada! ¡Me cansé Manuel, realmente me cansé! ¡Me cansé de tu inmadures, de tu cinismo, de la falta de consideración!
—No es la primera vez que te beso...
—Lo sé, pero fue la última —sentenció. Entonces sentí una presión en mi pecho —Querías una respuesta directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna posibilidad!
—¿Así lo quieres? —le dije un poco molesto.
—¡Si, así lo quiero! ¡Ya no me mires, ya no me hables! ¡Has de cuenta que no me conoces! Y quédate tranquilo, no me veras en tu casa. Le diré a tu prima que ahora nos juntaremos en la mía o en la de Jazmin...
—Pues aun así no vas a deshacerte de mí —le comenté.
—Si lo dices por lo de la oficina de mi mamá, quédate tranquilo, haré como si no estuvieras. Pero esto se terminó, y espero que ahora si haya quedado bien claro.
Comenzó a caminar, dejándome con toda la bronca del mundo.
—¡Ya volverás arrastrándote a mí! —le dije fuerte ya que se alejaba más.
—¡Eso lo veremos! —me contestó.
—¡Loca!
—¡Imbécil!
Me quedé ahí quieto, mirando como desaparecía. ¡Al demonio! ¿Quién la necesita?
¡Yo soy el que tuvo que haber dicho esas cosas, cuando me cansara de ella!

Peligrosa obsesión  ( Manuel Padilla " Snuppy" y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora