capitulo 23

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Sentí una pequeña punzada en mi pecho. Un enojo que me estaba carcomiendo las entrañas. Nuestras respiraciones aun eran agitadas.
¿Por qué demonios no cede? ¿Por qué demonios me hace esto? Sus ojos estaban clavados en los míos. Sus ojos eran una extraña mezcla de confusión y algo de miedo.
—Demonios... —dije y me alejé de ella.
Tomé mis llaves, mi teléfono y mi remera, que estaban encima de la mesa de mármol. Caminé hasta la puerta y salí de allí cerrándola con fuerza.
Tenía que salir de allí, antes de que ella acabara conmigo. Cuando salí miré a mí alrededor. ¿A dónde iba a ir ahora? Tomé mi celular y lo miré. Busqué el número de Brandon y marqué.
—¿Hola? —dijo al atenderme.
—Brandon, ¿Puedes atenderme o estas ocupado? —le pregunté.
—No, de hecho estamos con mal de amores y amargados Ruso y yo en mi departamento junto con Jerry. Déjate ver por aquí —me dijo.
—Llevaré algo de beber, lo necesitaremos —dije y colgué.
Me subí a Betty y prendí marcha hacia  de Meza. Llegué y toqué el timbre y un desanimado Brandon me abrió la puerta. Entré y de la misma forma estaba Ruso. ¡Oh, esto es increíble!
—¿Qué tal? —preguntó el castaño.
—¿Qué tal tú? —le dije y me senté a su lado.
Brandon tomó la botella de Jack Daniel's que había traído y fue por vasos, hielos, lo ideal para un perfecto whisky en las rocas.
—¿Acaso hace falta que preguntes? —me dijo Ruso —¡Mírame, jamás había estado así! ¡Nunca!
—Aquí, muchachos —dijo Brandon luego de darle un largo trago a su vaso..
Yo la tomé e hice lo mismo.
—¡De tantas mujeres que hay y hay muchas! ¿Por qué nos tenemos que enamorar de las criaturas más perversas, adorables y maquinadoras que hay? —preguntó el castaño nervioso.
—No, no, no. Lo siento chicos, pero lo mío no es amor. Se llama obsesión, una peligrosa obsesión —les aclaré y volví a tomar —Yo obtengo la chica que quiero cuando se me da la gana. Solo que con ______ me estoy tardando...
—Aja, si lo que digas Manuel —habló Carlos.
—¡Yo estoy peor! Me enamoré de la versión femenina de Manuel... —dijo nervioso Brandon y le dio otro trago a la botella —Solo que muchísimo mejor la versión dama si puedo agregar.
—¿Y que hay de mi? —preguntó Ruso —Me enamoré de la criatura más linda, dulce y tierna que existe. Pero resulta que esa criatura me aborrece...
Le quitó su vaso a Brandon y tomó un largo y limpio trago.
—Se te pasó decir cínica y sarcástica —le dije.
Me miró con desenfado y de encogió de hombros.
—Aun así es hermosa —dijo.
—Pues yo estoy peor que ustedes dos juntos —les dije y serví un poco mas de whisky en mi vaso —Mezclen a Jazmin y Arely, ¿Qué obtienen? Exacto a ______... Esa morena me está costando dos semanas sin sexo.
—¡¿Qué?! —preguntaron los tres al unísono.
—No, tú estas jugando con nosotros —dijo Brandon.
—¿Ven? Y ahora no filtro lo que digo. Estoy muy mal —dije bajando la cabeza.
—¿Dónde se está quedando tu prima Manuel? —me preguntó Meza. Lo miré y tomé la botella para darle un trago extra largo.
—Ese es otro problema —dije al hablar —Está en mi departamento, en mi cuarto, en mi cama. Ha tomado mi casa.
—¿Enserio? —preguntó con sonrisa iluminada en los labios. Lo miré asesinamente.
—¿Por qué la sonrisa? —le dije. La sonrisa se le borró y puso cara de preocupación.
—Oh, disculpa —me dijo —Que pena... ¿Por qué no le dices que venga a vivir aquí? Encantado le doy mi cama.
—Oye, tampoco soy un loco que entrega a su prima como si nada —le aclaré.
—¿Dónde vivirá mi pequeña lectora de libros académicos? —preguntó concentrado el castaño.
—¿En la biblioteca? —dijo Jerry frunciendo el ceño.
—No lo se —dije y miré a Ruso —Pero ahora están en mi casa.
—¿Quiénes? —preguntó él.
—Tu angelito diabólico y el demonio encarnado —le dije.
—Traducción, eso sería Jazmin y ______ —dijo Brandon.
—Si, entendí lo de angelito diabólico, no lo podía explicar más elocuentemente —dijo con su mejor cara de bobo —Pero si ella custodiara el infierno, yo iría feliz...
—No querido amigo, ella no va a custodiar el infierno, ella será tu infierno —le dije, tratando de asustarlo, para que de una buena vez reaccionara.
—Me parece Padilla que tú quieres pasarnos tu propia experiencia en este momento, ¿no es verdad? —me dijo Brandon.
—Chicos de verdad yo los aprecio, y no lo repetiré cuando este sobrio pero los considero mis hermanos y de verdad se los digo... aléjense de ellas, ellas son como nuestro karma hecho mujer que viene como bola de nieve y de un momento a otro moriremos aplastados como moscas asquerosas y malolientes —dije bastante nervioso.
Un celular comenzó a sonar. Miré a mí alrededor y me di cuenta de que era el mío. Me acerqué a él y el número era el de mi casa.
—¿Hola? —dije con duda.
—¿Dónde estás? —me preguntó ella.
—¿Arely? —pregunté.
—No, soy la abuela. ¡Claro que soy yo tonto! ¿Dónde demonios estas?
—¿Pasó algo?
—Solo dime si estas bien, y en donde estas —sentenció.
—Si, estoy bien, estoy en lo de Brandon —le dije —Pero, ¿Qué pasó?
—No le digas que te dije, porque es capaz de mandar a cazarme. Pero estaba bastante preocupada por ti...
—¿Quién? —pregunté.
—______ tonto, estaba dando vueltas en la cama, hasta que le pregunté que le pasaba y me dijo que estaba preocupada por ti... que te habías ido y... nada mas ¿Qué pasó? ¿Por qué te fuiste? —me preguntó.
—No nada, estoy bien... y aquí te manda un beso de buenas noches Brandon —le dije para cambiar de tema. Escuché como se reía.
—Dile que yo también, en donde más le guste —me dijo ella.
—No voy a decirle eso —sentencié —Mañana te veo, adiós —colgué y me giré a ver a mis amigos —¿Lo ven? Primero me odia, me golpea y luego se preocupa. Aaaaag, dios mío ¿Quién las entiende?
—¿Quién te golpeó? —me preguntó —¿Tu prima?
—No... no importa —le dije y me volví a sentar.
Seguimos hablando un largo rato sobre nuestros problemas hasta que la botella de Jack quedó completamente vacía. Creo que los cuatro caímos en un profundo sueño.
A la mañana siguiente me desperté antes que ellos tres y los desperté para ir a desayunar a casa ya que Rose estaría allí.
Brandon y Ruso aceptaron entusiasmados, ya que seguro que las chicas estaban allí.
Salimos de la casa de Brandon y llegamos más rápido de lo que esperamos a la mía.
Entramos y escuchamos la voz divertida de Rose y Arely. Nos acercamos a ellas y allí estaban sentadas las dos. Digo tres porque faltaba una, y nada más y nada menos que mi demonio.
—Buenos días —nos saludó mi nana.
—Hola nana —le dije y besé su mejilla, pero sin dejar de buscar a ______ con la mirada. No estaba por ningún lado.
—¿Qué hicieron? —preguntó Arely. Brandon la miró con cara de tonto enamorado.
—Hablamos de ti —le dijo. Arely rió divertida al igual que Jazmin.
—De ambas —aclaró Ruso. Vimos como Jazmin tomaba un poco de color.
—¿Dónde está ______? —pregunté.
Todos se giraron a verme.
—Quise que se quedara a desayunar —dijo Rose con melancolía —Pero no pudo, estaba algo... apachurrada.
—Si, además de que tenía que ir a lo de Isabella —agregó Jazmin.
—¡Lo de Isabella! —dije recordando aquello —Luego desayuno nana, tengo que irme más rápido que rápido —fui a mi cuarto me cambié de ropa y salí de allí.
Todos me miraron extrañados. Los saludé de manera rápida y salí de casa. Casi me olvidó completamente de que hoy tenía que ir a trabajar a mi nuevo empleo, no podía fallar.
Llegué y estacioné a Betty en la cochera del lugar. Tomé el ascensor y marqué el piso 20. Cuando llegué al piso las puertas se abrieron y ya había un gran movimiento de gente. Entré a una de las puertas y Isabella se giró a verme.
—¡Manuel! —dijo con una sonrisa y se acercó a saludarme.
Le respondí el gesto y entonces divisé a ______ sentada en una mesa escribiendo algo. La miré fijo y ella levantó su mirada para enfrentarme.
Noté que estaba algo pálida y tenía cara de no haber dormido bien. De seguro la conciencia la estaba matando por haberme rechazado anoche.
—¿Cómo estás Isabella? —le dije a mi jefa.
—Bien, yo bien ¿Y tú? —dijo.
—Excelente —dije elevando un poco más mi voz para que la morena escuchara. Pero ella seguía escribiendo algo en una hoja.
Ella sacó su mirada de su hija y me miró a mí.
—¿Pasó algo entre ustedes? —me preguntó ella.
—No, quédate tranquila. Cosas de jóvenes —dije divertido.
—¿Me estás diciendo vieja? —dijo ella.
—No Bella, ¿Cómo se te ocurre? Solo quise decir que son tonterías —le aclaré.
—Isabella, ¿Dónde está el rollo de 40 para la cámara? —le preguntó ella a su madre.
Isabella se giró a verla.
—En el depósito ______ —le dijo ella. ______ soltó un suspiro.
—Voy a buscarlo —dijo y se puso de pie. Pasó por mi lado sin decir nada y desapareció del lugar. Me giré a mirar a mi jefa.
—¿Estás seguro que no pasó nada? —preguntó.
—Muy seguro —dije y bajé un poco más el tono de mi voz —¿Puedes mandarme a buscar algo al depósito?
—Bueno, ve a traerme unas carpetas de esas transparente para poner unos papeles que tengo.
—De acuerdo.
Salí de allí y caminé un poco más rápido hasta encontrar la enorme puerta del frío depósito.
El lugar estaba lleno de fotos, revistas, artículos de indumentaria, ropa, zapatos y todo lo que se puedan imaginar.
Divisé la pequeña figura de ______ arrodillada en el suelo buscando el rollo dentro de un cajón.
Ella me miró y volvió su vista a lo que estaba buscando. Yo me acerqué a uno de los estantes para buscar las carpetas. Luego de varios minutos ella se puso de pie y caminó hasta la puerta. Decidí hablarle.
—Te preocupaste por mí anoche, cariño —le dije.
Ella detuvo su paso en la puerta y se giró a verme.
—Bueno, no te fuiste en el mejor de los estados de ánimo y eres demasiado impulsivo, no lo creí una buena combinación —me dijo. Sonrió levemente —Pero veo que estás bien, así que ya no me preocupo. Ahora debo volver a trabajar.
Fui más rápido que ella y cerré la puerta antes de que saliera. Con algo de fastidio se giró a verme. Respiró profundamente.
—Tenemos que hablar —sentencié.
—¿A sí? ¿De que? No creo que haya nada de que debamos hablar Padilla.
—Si, de nosotros.
—¿Nosotros? ¿Y ese termino? ¿Desde cuando? —dijo algo burlona.
—De ti y de mi ______, DE ESE NOSOTROS —dije apretando los dientes.
—Aaaah, no sabía que había un NOSOTROS.
Apreté mis puños y la miré fijo a los ojos. Su mirada enfrentaba a la mía, nunca ninguna mujer me había intimidado como ella lograba hacerlo.
—Solo quiero saber una cosa, una sola cosa y te juro que te dejo en paz y dejamos este jueguito que ya me esta cansando —le dije.
—Yo también ya me estoy cansando de esto —me dijo.
—Bueno, entonces pongamos un punto final.
—De acuerdo —dijo ella.
—¿Vas a responder? —le pregunté.
—Si —dijo revoleando los ojos —¿Qué quieres saber?
—¿Tengo una oportunidad?

Peligrosa obsesión  ( Manuel Padilla " Snuppy" y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora