3. Desesperación

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En el momento donde la furia y cólera le gana a tu razonamiento, es cuando las cosas empiezan a irse al carajo.

Al menos eso pensaba Sabo.

Aunque justo ahora; no puede recordar con precisión, su visión casi es roja del enojo que le recorre por la sangre caliente.

Ni siquiera pensó mucho cuando entro sin vergüenza y con confianza a una tienda de lencería, tampoco cuando busco los conjuntos interiores más delicados pero atrevidos que encontró y los tomó en su talla. Su paga con Lucci no sería depositada hasta el día domingo, pero Sabo siempre tenía dinero en su tarjeta bancaria, por lo cual pago la ropa interior con el ceño fruncido.

Para disfrazar su tardanza en el transcurso de camino del trabajo a casa también paso a algunas tiendas de comestibles por más comida para preparar la cena.

Antes de entrar al edificio donde vivía, metió toda la ropa interior en su maletín y aventó las bolsas elegantes de papel al basurero del callejón. Sujeto con fuerza la comida y camino hasta las escaleras.

El edificio constaba de cuatro pisos con tres departamentos en cada uno, para tortura de Sabo, su hogar estaba en el tercer piso. Subir y bajar aquellas escaleras era algo cotidiano, pero justo ahora Sabo no estaba de humor para nada.

Haber vuelto a ver a Dragón le había hecho perder los estribos, habría querido golpearlo e insultarlo de todas las formas posibles, pero estaba en su trabajo y no quería dejar una mala impresión, mucho menos dejarle esa impresión a Rob Lucci.

Sin embargo, ahora mismo, su trabajo le importaba poco si significaba volver a ver a Dragón. Por eso sus impulsos lo habían hecho comprar la lencería más bonita y sexy que podria lucir para abrir un perfil en esa página pervertida de la que hablo Nami.

Sabo no haría algo como ello si tuviera otra elección, incluso se propuso soportar al mandón de su jefe; cosa que estaba logrando. Pero necesitaba dinero, en la mayor cantidad y en el menor tiempo posible.

Era eso o vender drogas.

Prefería la primera opción.

Antes de abrir la puerta de su departamento suspiro para relajar su rostro. No le diría a sus hermanos el encuentro con Dragon, por supuesto que no. Debía verse tranquilo y amable como siempre para evitarles un disgusto.

—Ya llegué —anunció con el tono de voz de siempre.

—Boo, no debías comprar comida, acabo de llenar la alacena, tonto. Y no gastes tu dinero en la casa, mejor guarda para lo que necesites en la universidad —le dijo Ace.

Y sus palabras casi le rompen en corazón a Sabo.

—Está bien, le pedí un aumento al señor Hack —mintió. Sudor frío bajo por su nuca —, estaba pensando en encargarme de casa con mi salario y podemos guardar el tuyo para las rentas atrasadas.

Ace negó con la cabeza.

—Ni lo pienses, Sabo. Si te dieron el aumento entonces úsalo para tu universidad, el viejo me dio más horas y subió mi sueldo, podré llevar la casa y la renta. Además Luffy también tendrá un ingresó, estaremos bien.

The Fan {One piece}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora