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Que el tiempo pase viéndonos sonreír
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Era en una tarde tranquila en la mansión Black, todos los jóvenes estaban descansando ese día, bueno en el caso de los Gryffindors pues las serpientes llevaban desde temprano metidos en la biblioteca. Pasando con Sirius y Remus ellos estaban sentados en unos sillones de un cuarto apartados del resto.

Sirius Black estaba en su elemento, charlando sin cesar sobre "Quejicus" con su mejor amigo, Remus Lupin. Cada gesto, cada hechizo, y cada rasgo distintivo de Snape eran meticulosamente analizados por Sirius, quien no escatimaba en elogios hacia el enigmático mago de Slytherin.

Remus, por otro lado, observaba con atención las expresiones efusivas de Sirius. No podía evitar notar la chispa en sus ojos al hablar de Snape y la manera en que su voz se suavizaba al pronunciar su nombre. Un pensamiento inquietante se apoderó de Remus: (¿Podría ser que Sirius tuviera sentimientos más allá de la amistad hacia Severus?)

A medida que la conversación continuaba, Remus buscaba indicios, pequeños detalles que pudieran confirmar o descartar sus sospechas. Sirius, ajeno a la creciente intriga de su amigo, continuaba compartiendo anécdotas, destacando las habilidades mágicas de Snape con admiración evidente.

Después de ver cómo Severus vencío a la acromántula con un hechizo que nadie sabía de su existencia, causó el despertar de una enorme obsesión-admiración en el Black mayor, peor aún cuando este se dio cuenta que era un hechizo inventando por él mismo.

¡Por Merlín! ¡Apenas eran unos críos y Severus Snape ya había creado un hechizo mortal!

Finalmente, Remus decidió abordar el tema de manera sutil, preguntando sobre la naturaleza de la conexión entre Sirius y Severus:— ¿Es solo amistad o hay algo más? —inquirió, intentando sonar casual. Sirius, sorprendido por la pregunta, titubeó antes de responder. Sus mejillas tomaron un leve tono rosado, y sus ojos revelaron una mezcla de confusión.

Sirius de manera terca se cruzó los brazos— No, simplemente estoy reconociendo que Severus posee muchas habilidades.

Remus levantó una ceja:— ¿Desde cuando lo llamas por su nombre?

Y ahí estaba, un escandaloso sonrojo adornó la cara de Sirius, Remus solo se rió al ver a su amigo pasando por emociones tan confusas como era la de "enamorarse".

Aunque Remus llegó a la conclusión de que Sirius aún no aceptaría sus sentimientos, tal vez el tiempo que pase con Severus causaría que su amigo se de cuenta por si solo de que en verdad tenía un pequeño ( por no decir enorme, aún ) enamoramiento con Severus Snape.

Remus se levantó y dejó solo a su amigo para que este pensara un poco sobre sus sentimientos, Remus sabía que Sirius no era mucho de enamorarse, pues si conocía varias ex parejas pues era el "mujeriego" del colegio y aunque a Remus no le agradaba esa fama no era nadie para decirle que hacer, simplemente le aconsejaba que se cuidara y que no se comportara como un idiota con las chicas.

Remus sabía que de alguna manera eso de la apuesta les iba a salir mal y todo se iba a complicar, solo esperas que sus amigos retomaran la razón antes de arruinar todo y vaya que si les iba a costar después ganarse de nuevo a los Slytherins.

El castaño iba directo al baño cuando diviso como Lucius Malfoy salía de ahí, al parecer este estaba tomando un baño, pues Lucius Malfoy emergió con una elegancia serena, su cabello rubio peinado hacia atrás con precisión. El agua resbalaba por su piel pálida, destacando los contornos definidos de sus músculos. Vestido con una túnica negra, su porte aristocrático se veía acentuado por la gota de agua que descendía lentamente por su mandíbula. Su mirada intensa y su andar seguro dejaban entrever un atractivo innegable, imposible de pasar desapercibido.

Como enamorar a un Slytherin |𓆓༉‧₊˚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora