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— ¿y tú no sabes dejar tus manos quietas? — Bramó el pecoso, recargando su espalda enla pared frente al salón de clases

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— ¿y tú no sabes dejar tus manos quietas? —
Bramó el pecoso, recargando su espalda en
la pared frente al salón de clases

El neerlandés soltó una risita, recargándose
frente al menor y cruzándose de brazos sinceramente no podía alejar sus manos
del cuerpo de Sergio, le tomaba del brazo o acariciaba su cabello, y se ponía a contar sus pecas hasta que Perez se pusiera rojo por la mirada.

— No, lo siento Michel. — sonrió en modo
de disculpa — Eres demasiado apetecible
como para  tener alejadas mis manos.

Perez suspiró con ganas de aventarse del
segundo piso del primer edificio que encuentre.

— Ya te lo he dicho, Emilian te di el permiso
de estar cerca de mi ¡y tú te atreves a
besarme cuando se te da tú gana! — negó
con la cabeza.

No estaba molesto, no realmente.

Le gustaba sentir tan cercano al rubio pero
se hacía un poco difícil, solo que nunca lo admitirá en voz alta.

Aunque en ocasiones se sentía enloquecer
cuando Verstappen lo miraba como si fuera
lo más hermoso del mundo, como la vez que
él se encontraba platicando con Lewis en los
pasillos de la universidad y Max se acercó
a zancadas y lo tomó por el cuello
plantándole un beso fogoso.

Desde ese momento Sergio supo lo territorial
que es el neerlandés, toda la universidad
se enteró de la supuesta "Relación" que mantenían los dos, Sergio se llevó miradas
de envidia y la molestia del británico Lando Norris.

— Cuando te besé, no te vi quejándote —
Jugueteó el rubio, se acercó poniendo
nervioso el pecoso — ya sabes... he oído tus jadeos al momento de besarte y no te he
visto molesto por ello, además ni te dejas ya
— ensanchó la nariz, percibiendo más de la deliciosa fragancia que el pecoso portaba normalmente, como si estuviera encantado con ello — Estás tan Bueno que te haría un
traje de saliva.

— Claro que no — bufó — nomas a ti se que
ocurre besarme frente a un montón de alumnos y ahora piensan que soy tu nueva "puta" — rodeó los ojos, ignorado el piropo
que le dijo.

Era real, su corazón latió el doble de fuerte.
Max tenía razón, se "quejaba" de que lo
besaba y él siempre respondía el beso.

Aunque solo se habían besado tres veces
en las últimas semanas, aún estaban conociéndose pero  Sergio sentía que lo conocía de toda la vida, se le hacía tan
familiar.

Tan cercano, tan próximo. Verstappen es
como el mar tan bello, pero rebelde y por alguna razón sentía que se complementaban.

Max notó aquel brillo que observaba
normalmente en los ojos cafés del pecoso y
sonrió, de manera sutil y tranquila besó los
labios que había tenido el gusto de probar,
Sergio correspondió lentamente, movían sus
labios de forma tranquila y suave, como si
solo fuese un toque.

   益 𝐁𝐋𝐔𝐄 𝐄𝐘𝐄𝐒 ✶ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora