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Tres semanas acontecieron

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Tres semanas acontecieron.

Muchas cosas pasaron, entre ellas la
cercanía de Sergio y Max, tuvieron un par
de citas y todo eso, el rubio seguía diciéndole esos piropos que ponían como tomate al mexicano.

Éste mismo ya no se comportaba tan a la
defensiva cuando estaba con Max, aquella
confesión de su pasado los había unido más
inconscientemente.

Verstappen era atento con el, le decía cosas
lindas y lo trataba súper bien, eso le había
ocasionado que Lando se pusiera más
insoportable con él.

No lo soportaba.

El día de hoy, sábado por la tarde salieron
a la nueva feria que había llegado a la ciudad,
Max le insistió por unas horas hasta que
éste aceptó, la verdad era que no se
arrepentía. Fue uno de los mejores días que
Ha vivido en los últimos años, se divirtieron
como nunca, pasaron momentos increíbles
y rieron como niños chiquitos.

Cuando el sol comenzó a ocultarse por el
cielo, los dos se sentaron en una banca
en el parque cerca de la feria donde se
podían escuchar los gritos de las personas
en los juegos mecánicos.

Un ligero viento les movió los cabellos,
se sentaron realmente cerca, se sentían
demasiado felices, no querían que eso
acabase nunca, en un silencio observaron
el cielo anaranjado y rojizo del atardecer.

— Definitivamente la madre naturaleza
es hermosa... — murmuró el mexicano

— Tienes completa razón... — concordó
el rubio. — he visto estos atardeceres por
tantas veces y me sigo sorprendiendo, la
naturaleza es bella pero feroz. — dijo Max
con una sonrisa de tristeza en los labios

— ¿Feroz? — Sergio preguntó un poco
confundido.

— Si, muy feroz, el planeta siempre nos
advierte sobre todo pero el hombre no
es capaz de notarlo — Sergio enarcó una
ceja.

— Hablas como si no fueses humano. —
Soltó una pequeña risita que se desvaneció
ente el silencio del rubio. — ¿M-Max?

— Claro que soy humano — respondió unos
segundos después. — solo que a veces siento
que no lo soy; me siento como un monstruo..

La voz del rubio fue achicándose, Sergio
se sintió mal por ello, la felicidad en sus
rostros fue opacándose junto con la luz
de sol, dándole la bienvenida a la luna
del otro lado.

— ¿por que dices eso?

— La madre naturaleza me ha quitado
mucho... — empezó ignorando la pregunta
del otro — Aún así sigo diciendo que es
bella.

   益 𝐁𝐋𝐔𝐄 𝐄𝐘𝐄𝐒 ✶ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora