꧁𖤐3𖤐꧂

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-a que te refieres con eso? -

Husk suelta un amargo resoplido. Por unos momentos parece debatirse entre revelar más o no. Finalmente habla con tono cansado:

—Esa perra siempre está maquinando algo. Le encanta jugar con la gente como si fueran sus putos títeres —explica de forma despectiva—. Nunca hace nada sin una segunda intención.

Da otro largo trago a la botella antes de continuar:

—Quizá ahora sólo finge ayudar a la princesita ésta por entretención, pero te apuesto que tiene otros planes oscuros— asegura con amargura—. Y una vez se aburra, no dudará en desechar a todos como basura.

Hace una breve pausa para sostenerle la mirada con sus ojos amarillos.

—Así que te lo advierto de nuevo, idiota no confíes en el ni por un segundo. Al final, sólo busca su propio beneficio— sentencia tajante—. Y quien se interpone en su camino, acaba muerto...o peor.

Dicho esto, Husk deja bien en claro que no dirá más. Retoma la limpieza de vasos en silencio, dejando a la invitada meditando sobre aquellas ominosas advertencias.

¿Realmente Alastor oculta algo más tras esa alegre fachada?-Piensas intrigada, lanzando una mirada disimulada a la radio-demonio charlar alegremente con otros clientes.

-Entiendo- dije aparentando estar tranquila, sentía un temor muy grande.

Husk gruñe un "bien" secando los últimos vasos. Parece haber dicho todo lo que iba a decir sobre Alastor, guardando el resto de sus pensamientos para sí mismo.

El ambiente se vuelve tenso por unos momentos. Tú decides romper el hielo nuevamente:

—Bueno, aunque tengas tus reservas—comienzas cautelosamente— este lugar sigue siendo el único sitio donde puedo quedarme por ahora.

Husk bufa con irritación ante eso, pero asiente en silencio dándote la razón.

—Supongo que tendré que andar con cuidado y no llamar mucho la atención—continúas reflexiva—. Al menos por el momento.

El demonio gato vuelve a gruñir en señal de aprobación. Parece haber comprendido tu situación y, a su pesar, también la necesidad de guardar discreción.

De pronto, la melodiosa voz de Alastor rompe la tensión:

—¡Husk, querido! ¿Por qué tan serios?—pregunta acercándose al mostrador con su eterna sonrisa—. Estamos en un hotel, no en un funeral.

Lanza una ligera carcajada. Sus ojos rojos se posan en ti un breve instante antes de volver a Husk.

—Espero nuestro amigo esté siendo bien atendido—comenta con falso reproche—. Recuerda que los clientes son lo más importante.

Husk sólo bufa fastidiado, sin responder. Alastor suelta otra risita.

—¡Bueno, seguiré dejándolos solos!—se despide alegremente—. ¡Diviértanse!

Y con eso, deja el lobby tarareando su inconfundible tonada. Un pesado silencio vuelve a extenderse...

—Con su permiso, iré a curiosear un poco por mi cuenta—te despides cordialmente de Husk.

El demonio gato gruñe en respuesta, sumido de nuevo en su aburrida tarea.

Toma tu bebida y te alejas del bar, adentrándote en el lobby en busca de nuevos rostros con quienes interactuar.

Divisas a algunos clientes habituales sentados en los sillones, inmersos en conversaciones banales. Más allá, distingues una recepción vacía donde quizás atiendan a los huéspedes.

Al fondo hay una gran escalera de caracol que supones conduce a los cuartos. Te preguntas cuántos pecadores más se alojarán arriba.

De pronto, un peculiar sonido llama tu atención. Parece provenir de una puerta lateral entreabierta, por la que se cuela una colorida luz.

Con curiosidad, te acercas sigilosamente y echas un vistazo hacia el interior. Divisas una amplia sala de estar donde un par de figuras bailan al ritmo de una extraña melodía.

Reconoces a la pequeña Niffty saltar alegremente alrededor de una más alta y voluptuosa, que no es otra que Angel Dust.

Él tararea una pegadiza canción a la vez que hace girar a su compañera entre risas, tambaleándose un poco por el evidente estado de ebriedad.

Te quedas observando el peculiar espectáculo un momento, oculto desde la puerta. Te preguntas si deberías intervenir o preferible retirarte sin ser notado

Por mi torpeza casi dentro de la habitación, dejándome ver por ambos demonios  —¡Auch! —exclamas adolorido desde el suelo, después de tropezar

—¡Miren lo que trajo el gato! —ríe Angel Dust con sorna, acercándose tambaleante a ti junto con Niffty— ¡Parece que tenemos un lindo estrago ahí abajo!

—¡Cuidado, esta herida! —chilla la pequeña demonio ansiosamente, inspeccionando tus manos y rodillas rasmilladas.

—Tranquila bonita, sólo fueron unos rasponcitos —intentas calmarla con una sonrisa, poniéndote de pie con ayuda de Niffty.

—¿Estás bien cariño? No queríamos asustarte —dice Angel en tono burlón, inspeccionándote descaradamente de arriba abajo.

Tú desvías la mirada azorado, tan sólo interesado en saber si tu intromisión causó malentendidos o molestias. Niffty sigue atenta a tus heridas, ajena a la actitud coqueta de su compañero.

—E-estoy bien, gracias. Sólo pasaba y vi la puerta abierta, no era mi intención espiar —musitas rascándote la nuca, aún algo apenado.

Angel suelta otra carcajada.

—¡Pues estás invitado a la fiesta cariño! —exclama jovial—. ¡Más compañía es mejor! ¿No es así, Niffs?

La pequeña demonio sonríe agradablemente.

—¡Claro! Pero déjame limpiar esas heridas primero.

-tranquila no hace falta- seguido de eso concentre mi magia y mis heridas desaparecieron

[𝐔𝐍 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐎 𝐏𝐎𝐃𝐄𝐑]-𝖧𝖠𝖹𝖡𝖨𝖭 𝖧𝖮𝖳𝖤𝖫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora