Masoquista.

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Michel.

— ¿Qué haces aquí?— Mi voz demanda una respuesta rápida, sigo sin soltar a la rubia que ha perdido el conocimiento por completo— Contesta Ángela.

Sus ojos lucen repletos de furia, y se acerca mirando a la rubia con asco.

— Estábamos preocupados— Me responde altiva.

— ¿Preocupados de una mujer?

— Que no se te olvide que esa...— Hace una pausa — Esa mujer tiene entrenamiento militar, fácilmente puede joderte si te descuidas.

— ¿Quién dice que me descuidaría?— Inquiero aunque la verdad es que ella tiene razón, y yo me descuidé. Incluso la bese, tome sus labios como si ya me pertenecieran y quería más.

Ángela guarda silencio y sigue mirando a la rubia. Ahogó un jadeo y le hago una seña a uno de los hombres que la acompañan, mis hombres.

El camino de vuelta es en silencio por parte mía, pero Ángela me pone al día sobre los últimos tres días que estuve en el bosque. Aún no asimilo la situación, aún no creo que me preste para esto, pero tengo que creerlo, la rubia desmayada a mi lado es una prueba viviente.

— ¿Qué dices sobre los negocios con el japonés?

Niego ante su cuestionamiento.

— No haré negocio con ese hombre, mucho menos después de saber a qué se dedica— Ángela hace una mueca y juguetea con sus manos, definitivamente quiere que esos negocios se lleven a cabo— Ángela— la llamo y me mira con un asentimiento— ¿Te gustaría ser una de esas mujeres en manos del japonés?

El silencio en el auto viene con una ola de pesadez. Son largos minutos en los que ella no dice nada, pero al final toma una exhalación y me enfrenta con una respuesta practicada.

— Ese negoció nos traerá mucho dinero— Casi río por cómo se agrega— No tiene que importarnos el cómo conseguimos dinero y poder, lo único que debe importar es que lo conseguimos.

Observó a Lara a mi lado, y su hermano me llega a la mente.

— Aunque no se dedicará a la trata de blancas, no negociaría con el japonés en medio de una guerra con Akira y su amante.

Conocí a Akira cuando tenía 18 años, era una chica que siempre aparentaba ser valiente. La mejor en las carreras de autos. Duró varios meses bajo el entrenamiento de mi padre, quien era un gran amigo del viejo Oshiro, su muerte le molestó y en su momento se le culpó a los rusos, por esa razón la enemistad entre ambas mafias creció. Aunque tiempo después nos dimos cuenta de que fue su propia gente quienes los traicionaron, y que fue su propia hija quien los llevó a esa muerte.

Akira estuvo en Italia los primeros días, llegó buscando refugio mientras formaba un plan para recuperar lo que por derecho le pertenecía. Le ofrecimos protección, pero ella quería algo más, y mi padre no podía arriesgarse a meterse en una guerra con los japoneses, no con los rusos queriendo guerra.

— Pero...

— Hacer negocios con Masashi significaría ser desleal a la verdadera reina de esa gente— Sus ojos se abren demás, aún no acepta qué hay mujeres que pueden llegar a ser poderosas sin la ayuda de un hombre— No haré negocios con ese hombre y si lo tengo al frente me encargaré de entregárselo a Akira en bandeja de plata.

«Por la vieja amistad»

Ángela entiende que debe hacer silencio, y así continúa el viaje hasta que llegamos a la mansión. Una vez en esta, ordenó que se le prepare una buena habitación a Lara y que la mantengan vigilada.

Deseos Retorcidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora