Quiero que te vayas.

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Lara.

— ¿Vivirás para escapar toda la vida?— su pregunta pone en duda todo lo que creí correcto.

— Es lo que tengo que hacer— tardo largos segundos pensando en la respuesta correcta, sin querer evidenciarme con el hecho de que su pregunta me ha afectado.

— La vida no tiene un guion que debas seguir, Lara...— Me tenso cuando se acerca demasiado, tengo que subir la mirada para poder ver su rostro— Solo tienes que vivirla.

— ¿Te refieres a vivir el momento?— Incluyó sarcasmo en mi pregunta, y no espero a que él conteste— Claro, vivamos este momento al máximo, bailemos y cantemos sin importar que puedan estar buscándonos para matarnos.

Medio sonrió, esperando que entienda mi punto.

— Si nos matan hoy, no habrás disfrutado— Trago saliva. El idiota sin nombre tiene razón, pero eso no quita el hecho de que debamos escapar— ¿Qué querías ser antes de militar?

¿Cómo le digo que nunca quise ser militar? ¿Debería decirle que los sueños de esta niña tonta eran ser modelo? ¿Debería abrirme ante un desconocido?

Nunca se lo conté a nadie, solamente a mamá, y con su muerte se llevó el secreto a la tumba. La decisión de no contarle nada está aquí, pero a la vez está esa parte que me incita a contarle, que me dice que no hay de que preocuparse porque mañana quizás estemos muertos, o logremos escapar y nunca más volveremos a vernos la cara.

Su rostro luce pulcro, está esperando una respuesta y no lo dudo más, me pongo en pie y me giro antes de decirlo:

— Modelo— No se ríe, pero no consigo el valor para girarme, el miedo de encontrar burla en sus ojos— Era muy estúpida y quería ser modelo.

— Aún puedes serlo.

— Eres muy positivo.

— Y tú muy pesimista— Decido girarme para enfrentarlo, pero me encuentro con que está caminando hacia las habitaciones. Sube los tres escalones que guían a estas y opto por seguirlo, pero no entra a la habitación en la que he dormido antes, y mucho menos en la que ocupaba él.

No sé si deba entrar con él, pero la curiosidad me mata, y que se mantenga en silencio solo activo mis ganas de querer saber que va a hacer. Tomo una bocanada de aire y entro a la habitación, encontrándome con una decoración que desentona con todo el lugar, pero aun así es hermosa.

Las paredes son blancas y están decoradas con fotos en marcos de colores. Las cortinas tienen colores claros, en tonos azules y rosado, y la cama está adornada con un edredón de mujer. Todo en la habitación dice mujer. El italiano se gira y me encuentra, quiero hacerme pequeña bajo su escrutinio, y me sorprende cuando hace señas para que me acerque.

¿Es esto peligroso?

— Déjame cumplirte el sueño de ser modelo— Musita con voz ronca, y creo no haber entendido, pero abre el closet que muestra ropa de mujer y creo que podría servirme— Yo seré tu público.

Con estas palabras sale de la habitación, dándome la espalda e impidiendo que siga perdiéndome en el cielo de sus ojos. No debería estar nerviosa, pero todo mi cuerpo cosquillea bajo distintas sensaciones.

Solo tienes que vivirla- reviso sus palabras anteriores mientras me pierdo en el closet que guarda demasiadas ropas, y puedo decir que quien las usaba tenía buen gusto. Tal vez no debería atreverme a usarla, tal vez debería respetar mis límites, pero sus palabras han calado tan profundo que me veo con la necesidad de salir y modelar, aunque solo tenga una persona en el público.

Una persona que quizás no le interese y solo quiera ganarse mi confianza para luego destruirme.

«En la vida se pierde y se gana»
Medio sonrió ante la voz en mi cabeza y decido hacerlo, decido jugar con mi suerte y ver que depara el destino para mí.

Deseos Retorcidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora