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La ventana de su cuarto se abrió de golpe despertandola estrepidamente dejando ver su cabello enmarañado.

Se levantó dando un brinco en la cama cayendo sentada con las cobijas desarregladas en sus piernas.

-Buenos días ya salió el sol- canto alegremente su Mamá recorriendo la pequeña cortina transparente azulada de la ventana.

Daniel miro hacia fuera apartándose un cabello de la boca y vio que el día estaba nublado con pequeños rayos de sol queriendo salir de las nubes grises.

- Sí claro que día tan soleado- respondió sarcástica sumergiéndose en las cobijas.

-No, no, no, arriba niña, hoy vas a ayudar a Emilio con su tarea- le hablaba amablemente, pero con autoridad arrebatándole las cobijas a su hija quien se hizo un capullo al sentir el frío de la mañana.

-Arriba Daniel es la hora perfecta para ir a La Push, la marea esta baja y podrás ayudarle a tu hermano a encontrar conchas de mar-siguió insistiendo, moviéndola fuertemente del brazo.

-Mamá por favor déjame dormir un poco más - suplicó la adolescente.

Unas pequeñas pisadas pero que hacían un gran sonido aparecieron en el pasillo principal para llegar y abrir la puerta de un golpe dejando ver a Emilio quien tenía sus botas para lluvia puestas y su impermeable amarillo.

-¡Vamos Dani, levántate! - grito con emoción he impaciencia.

Emilio tenía una tarea la cual consistía en llevar dos o tres conchitas de mar para exponerlas frente a su salón de clases; su maestro tuvo la idea de hablar sobre el ecosistema marino.

-Arriba, arriba, Dani. ¡Despierta yaaaa! — gritó en el oído de su hermana la cual se levantó nuevamente de golpe colocando su dedo índice en su oído derecho moviéndolo para dejar de escuchar un pitido por el grito tan agudo.

-No te dejara en paz si no lo acompañas - habló su madre apoyándose en la puerta.

-Lo sé, créeme que si lo sé - respondió de mala gana colocando sus pies en el frío suelo de la habitación.

Su Mamá junto con Emilio salieron dejándola sola para que se alistara.

Sin ningún ánimo saco unos pans negros junto con un suéter verde.

-En mis tiempos nosotros veíamos las conchas de mar en un libro- refunfuño colocándose su tenis y tomando una chaqueta grande de mezclilla.

Bajo las escaleras con pereza y vio a su mamá poner dos sandwich junto con un tupper con uvas y mandarinas en su mochila.

-Genial mi mochila ya es la bolsa de los loches- bromeó.

- Cuando acaben regresan inmediatamente, recuerda que hoy tu Papá y yo no estaremos en casa hasta más tarde- le recordó y le entregó la mochila junto con las llaves.

-Si Mamá no llevaré a Emilio a una fiesta destructiva en casa de Mario - hablo tomando la mochila recibiendo un gesto de negación de su madre.

-¡Vamos Emi! - gritó antes que la mujer quiera darle un golpe.

Emilio corrió hacia Daniel dándole la mano gesto que se le hizo muy adorable. Se despidieron de su Mamá y salieron caminando hacia La Push. Vivían aproximadamente cerca pero aun así tenían que caminar.

Emilio jugaba con la arena decidido a encontrar las mejores conchitas para impresionar al profesor y sus amigos, en cambio Daniel lo seguía de cerca.

-Un respiro no está mal. Ya hacía falta un día normal- metió sus manos dentro de su chaqueta viendo el paisaje alrededor, se sentía en paz y un tanto tranquila.

SECUNDARIO CREPÚSCULODonde viven las historias. Descúbrelo ahora