Capítulo 3

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-Sabemos quién intentó matarla.

Todavía estaba procesando el significado de esas palabras. Estaba confundida y podía notar que mi madre también.

Tragué saliva para mirar a Adal a los ojos.

-¿Están seguros?

-Si, pero creo que nos falta algo todavía.

-Explícate.

-Hace unas horas encontraron el vehículo con el que cometieron el atentado. Después de realizarle un par de análisis al coche, encontramos huellas, que nos llevaron hasta Braulio Evans.

Nos mostró una foto:

Un hombre de unos treinta años con cabello rubio desaliñado que enmarca un par de ojos marrones con una mirada cansada. Su rostro presenta una barba incipiente de unos días que resalta su semblante desgastado y fatigado.

-Lo extraño de todo esto es que cuando lo interrogaron, solo repetía: Ellos... Ellos, fueron ellos. Pero por más que le preguntamos a quién se refería, era como si no nos escuchara.

Mis ojos seguían analizando la fotografía.
No conocía a ese hombre de ningún lado.

-No lo entiendo, la verdad.

-Los oficiales que revisaron su casa encontraron bolsitas de droga y según los análisis, había también en su sistema, por lo que es probable que halla estado drogado en aquel momento. Los familiares nos contaron que recientemente fue despedido y tenia problemas con su esposa, por lo que andaba distraído.

De cierto modo eso me aliviaba un poco. Pero seguía sin sacarme de la cabeza las palabras que había mencionado.

"Ellos... Ellos, fueron ellos"

¿Quienes?

-De todos modos estaremos investigando un poco más. Pero ahora puede relajarse un poco más.

Me dedicó una sonrisa dulce para luego mirar en dirección a mi madre.

-Bueno Señora Molina, yo me retiro. Buenas noches a las dos.

Cuando la puerta se cerró, volteé a mirar a mi madre, que no había dicho ni una palabra desde que Adal comenzó a hablar.

-Es una buena noticia¿Verdad Mamá?

Pareció salir de su trance porque asintió con la cabeza y me miró con cansancio.

-Aún así, creo que deberías tener cuidado.

La miré algo extrañada. Desde hace unos días la noto más cansada de lo normal.

-¿Estas bien, Ma? Sabes que puedes contarme lo que sea.

-Lo sé, linda, lo sé.

-Por cierto, pasado mañana tengo que hacer un viaje por trabajo. Ahora que ya tienen a-

-¡No!

Levanté la vista en su dirección. Se había puesto de pie y me miraba como si me hubiera salido otra cabeza.

-¡¿Como te vas a ir?! Oíste lo que dijo el muchacho. Todavía están investigando. No es del todo seguro que salgas y mucho menos de la ciudad.

-Mamá, es una gran oportunidad de poder mejorar y no la voy desperdiciar. Si sale bien puede que solo ese salario alcance para unos cuantos meses. Y tú también oíste decir al oficial que él culpable está en la cárcel.

-Cariño no creo que sea lo correcto.

Suspiré para acercarme a ella y darle un abrazo.
Lo entendía, entendía su preocupación porque se que esto es un tema delicado.

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