El asombro iluminaba cada pequeña facción de su rostro, resultado de verse involucrado ante un evento verdaderamente increíble que nunca pudo haber previsto.
Allá, en los cielos, donde la mirada de Enzel estaba clavada, siguiendo a una enorme sombra que volaba libremente en la oscuridad de la noche y bajo la reluciente luz de la luna, resonó el feroz e infernal rugido de una bestia.
El azabache, como buena víctima de lo impredecible, se hallaba lidiando contra un problema que hacía momentos le resultaba impensable, mientras maldecía haber caído en la guarida de ese monstruo que surcaba la bóveda celeste, con un enfado que no parecía tener límites.
-"Por favor... No fue para tanto" -pensó el chico, aún incrédulo por la pésima suerte que lo acompañó hace apenas unos momentos.
El interesante giro de acontecimientos tuvo inicio cuando el muchacho, al borde de un precipicio, descubrió el refugio de un enorme dragón tras horas de travesía por el bosque. Después, se sucedió un breve periodo de contemplación, donde simplemente observó el comportamiento del imponente animal, ajeno a las pequeñas grietas que se formaban alrededor del suelo. Finalmente, traicionado por su propia curiosidad, el tramo de tierra cedió ante su peso, provocando su caída. El resto de la historia fue de lo más predecible.
El gigantesco draco partía la noche con sus potentes aleteos, creando corrientes de viento tan fuertes como las de un huracán. Su mirada era precisa, nunca apartándose de su objetivo. Las gruesas escamas, impregnadas de un tinte carmesí, se extendían por todo su cuerpo, alcanzando cada centímetro de su ágil, afilada y letal cola.
Sin duda, el dragón resultaba ser una criatura en verdad majestuosa, de la que incluso el mismo Enzel no podía dejar de admirar, aún cuando la circunstancia no se prestaba para ese tipo de detalles.
La serpiente nuevamente volvió a emitir un grito terrorífico, pero ahora con una diferencia que pudo verse en la abrasante llamarada que escapó de sus robustas mandíbulas a una velocidad vertiginosa.
-"No quiero pelear..." -se dijo el chico en su cabeza antes de evadir el caluroso ataque, saltando agilmente fuera de su alcance y aterrizando al otro lado del cañon, con la siniestra empuñando un pequeño cuchillo- "Pero no tengo otra opción".
El estallido que siguió a la inmensurable corriente de fuego levantó una cordillera de polvo y tierra, oscureciendo el panorama circundante. Esto le brindó al muchacho una oportunidad para desplazarse y lanzar su arma en dirección a su violento contrincante.
El pequeño fragmento de metal afilado viajó por el aire con una rapidez admirable, errando su trayectoria hacia el imponente dragón. Debido a la excesiva polvareda que continuaba expandiéndose, la majestuosa criatura ni siquiera percibió la existencia de ese reluciente y mortífero objeto.
Pero la situación no demoró en cambiar nuevamente, cuando el impetuoso animal dio un fuerte aleteo que disipó toda la nube grisácea. Recuperando el sentido de la visión, se percató de que su adversario se había esfumado, como es mismo polvo que el viento acababa de llevarse.
Aquella bestia permaneció en estado de alerta, examinando su entorno con un extremo cuidado, lista para atacar ante cualquier indicio de peligro que pudiera percibir.
Era un monstruo inteligente, pero Enzel lo superaba en astucia.
La mano del joven surgió en una fracción de segundo, agarrando el cuchillo por el mango y apretándolo con suma fuerza mientras observaba el resultado de la sencilla pero eficaz técnica que no dudó en emplear.
Había invertido los papeles.
Ahora, él era quien surcaba el cielo estrellado, con el débil reflejo de la luz lunar golpeando su espalda, muy por encima del cauteloso dragón que continuaba acechando no muy lejos del suelo.
-"Ahora cuento con el factor sorpresa a mi favor" -fue el pensamiento que atravesó su mente justo cuando comenzó a sentir los primeros efectos de la gravedad ejerciendo su ineludible influencia.
El azabache estaba decidido a vencer, aunque no tuviera la intención de arrebatarle la vida al agresivo animal. Simplemente deseaba calmar su enfado, aún si eso significaba que debía golpearlo en la cabeza con un golpe lo suficientemente fuerte como para noquearlo.
-"Espero que no se mueva" -pensó con anhelo, contemplando los ágiles movimientos de esa monstruosa serpiente carmesí. Luego, extendió su brazo derecho con una velocidad prodigiosa, diciendo- "Solo tendré una oportunidad y debo aprovecharla".
En la palma de su mano diestra, una esfera de aire comenzó girar a elevadas velocidades, adquiriendo un tono celeste e irradiando luz desde el interior de su propio vórtice, que giraba en un espiral eterno.
El descenso acelerado del muchacho aseguraría un potente impacto, concluyendo el encuentro, siempre y cuando lograra llevar a cabo la increíble hazaña que tenía puesta en mente.
Y sin más, Enzel continuó descendiendo hacia el formidable dragón, que todavía permanecía con una actitud mayormente precavida, viendo cómo su victoria iba a materializarse sin mayor dificultad. Sin embargo, en lugar de sonreír por lo cerca que estaba de vencer, su rostro volvió a gesticular una expresión de sorpresa cuando fue testigo de un brutal e inesperado movimiento del dragón. Este elevó su cabeza y liberó una enorme bola de fuego incandescente en dirección a donde caía.
-¡No me vas a detener, dragón listo! -vociferó con firmeza, antes de lanzar su cuchillo hacia ese orbe escarlata, en un intento por eludir el inminente impacto abrasador que estaba a punto de recibir.
Asombrosamente, su hoja afilada pudo resistir todo el ardor del fuego y atravesarlo por completo, permitiéndole utilizar nuevamente su técnica de teletransportación y escapar de esa flamante esfera, que estalló no mucho después de realizada la maniobra.
El dragón mantuvo la mirada en el muchacho que se precipitaba sobre su cabeza, desafiándolo con furia a través de la dura expresión de sus brillantes ojos dorados. Antes de ser devorado por el espléndido destello azulado que lo arrastraría a las sombras de la inconsciencia.
Tras el estruendo que resonó pocos segundos después, la siguente escena mostró al azabache volando por el aire y aterrizando en el pequeño nido del mencionando dragón. Logró amortiguar su caída gracias a los suaves materiales con los que estaba construido.
-Uff... Eso estuvo cerca -exclamó, aliviado de que su ataque hubiera dado frutos según su improvisado pero eficaz plan.
El cráter que se formó en la superficie del suelo, con el dragón sumido en un estado inconsciente, evidenciaba el bravo y repentino combate que se desató en aquel extenso cañón, donde el silencio volvía recobrar su reinado en el ambiente.
Recostado en las suaves ramas, Enzel se sumía en la relajante comodidad, aún sin acostumbrarse a esa nueva realidad que, en escasas horas, amenazó con despojarle de su apreciado regalo de la vida. Su mirada se perdía en el cielo estrellado, deslumbrándose por la belleza que desplegaba el firmamento en aquel día inolvidable que se desvanecía para siempre, mientras se preguntaba, con una mezcla de curiosidad y esperanza, cómo se tejería el tapiz de su vida en los días venideros.
En las proximidades del lugar donde el valeroso joven puso fin a su encarnizada lucha contra la bestia surgida del mismísimo abismo, una doncella de ojos centelleantes y cabello morado se entregaba a la contemplación de la bóveda celestial. Maravillada por la armonía de las estrellas, se preguntaba sobre el potente sonido que había resonado en el aire. Su mirada, finalmente, se posó en una diminuta mujer de cabellos albos y orejas élficas, quien descansaba plácidamente en el abrazo protector de un árbol, inmersa en un sueño profundo.
<<<Continuará...>>>
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"𝐕𝐈𝐄𝐍𝐓𝐎 𝐃𝐈𝐕𝐈𝐍𝐎" ;; Sōsō no Frieren
Fanfic•¡Capítulos cortos!• El enigmático despertar de Enzel enciende la mecha de su curiosidad, llevándolo a desentrañar el misterio detrás de su repentina aparición. Impresionado, se sumerge rápidamente en la asombrosa magnificencia de un mundo fantástic...