No soy bienvenido en el cielo, tampoco en el infierno; sin embargo, puedo entrar en ambos. Puedo estar en alguno de los dos, pero lo curioso, es que el único lugar en el que siempre he sido bienvenido, no es en el edén, tampoco en el Hades, sino en el purgatorio, porque sé que mi lugar está en el limbo.
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200 CARTAS
شِعرY con el pasar del tiempo aprendí que este no da tregua, la mente tampoco... Esta es mi condena por amar tanto a alguien que me quiso tan poco, aun así no me arrepiento, pues la experiencia no tiene precio y esta historia será testigo de eso.