Capítulo 1

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Valentina Castillo.

Valentina Castillo

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Cuando tenía seis años, mi madre me compró mi primer diario personal, era un libro de tapa dura color rosa, perfecto para mí.

Mi madre también era amante de la escritura; escribía a menudo en sus diarios. Su vida quedó grabada en esas páginas. Ahora, ella ya no está. Por supuesto, dejó un legado en mí. Oh Dios, lloro cuando leo los sueños no cumplidos; las metas que no pude alcanzar a causa de que fue asesinada por quién sabe quién. Sabrá Dios.

Pero yo también quiero y merezco saberlo. ¿A dónde carajos se esconde la justicia cuando más la necesitamos?

Daylesford, es el lugar donde he pasado toda mi vida nunca he salido de este pequeño y encantador pueblo en donde se respira la soledad. Aún así en mi casa nunca me ha faltado algo. Mi padre es policía trabaja como patrullero casi todo el día esto nos ha distanciado desde que era muy pequeña y ahora que mamá no está me siento más sola que nunca.

Y aunque mi padre es un buen hombre nunca le perdonaré que no haya estado para evitar que mi mamá fuese asesinada en ese bosque solitario.

Odio el bosque y aquí en daylesford estoy rodeada del.

Estoy en último año de Bachillerato y soy la de menor edad en mi aula con quince años eso no me impide ser la más inteligente de este salón. mis calificaciones siempre son perfectas.

En la escuela soy comúnmente una persona de bajo perfil y eso nunca ha sido impedimento para sobresalir de distintas formas sin embargo a casi ya un año:desde el asesinato de mi madre he guardado mis palabras convirtiéndome en una chica introvertida o quizás rara o una persona de pocas palabras no es muy díficil de entenderlo, ¿Sabes?.

El tiempo del recreo transcurría lento, estaba sentada en un banquillo mientras veía a los de kinder divertirse con sus coloridos juguetes y ya quería que terminara para volver al aula y estar en clases de física cuántica otra vez, si otra vez... Física cuántica que emoción ¡yupi! Eso es lo que dicen las personas inteligentes. ¿No?. Como sea el tiempo ya me da igual lo único que quiero es llegar a mi habitación clavarme de cabeza en mi almohada dormir como nunca hasta la seis de la tarde, darme una ducha y finalmente relatar otro miserable y asco de día.. «¡oh Cristo!, ¿donde deje mi diario?» pensé al darme cuenta que no lo hallaba en mi maletín de color negro.

Algo me sacudió sentí un sentimiento de inseguridad una melodía maligna, un espíritu maligno tocando una flauta.. ¿diabólica?, ¿Que puedo saber yo?, me sentía terriblemente mal, joder ¿Donde lo he dejado?

Cerré la cremallera del maletín y me levanté rápidamente con claras intenciones de devolverme hasta el aula y buscar desesperadamente mi diario, pero al levantarme los ojos claros de Etha mi Profesor de Contabilidad fueron clavados en los mío.

-Castillo.

Pronuncio mi apellido con firmeza y autoridad sin ser grosero ni amable.

-Hola- Conteste tímidamente tratando permanecer con la cintura recta ante el.

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