Valentina Castillo.Miré a través del cristal de la furgoneta aquel árbol de eucalipto alto y de tallo blanco. Algo en mí se paralizó, puesto que trajo recuerdos indeseables del cuerpo de mi madre cuando fue encontrado en este mismo sitio. Ella estaba muerta, con la cabeza sobre la raíz de aquel árbol y su cuerpo desnudo. Un trapo en su boca impedía que gritara y además su cuerpo tenía múltiples cortadas en diferentes partes, y su rostro estaba deforme y aplastado. Fue muy fuerte para mí ver a mi madre en esa condición.
Déjà vu.
Empecé a llorar tanto como podía, parecía estar viviendo una pesadilla. Mis ojos se volvieron rojos y grandes lágrimas empezaron a surgir. Una gran lágrima bajó hasta remojar mis labios, y mi maquillaje se empezó a deshacer, mientras Oliver alzaba la voz y creo que decía:
- Valentina, ¿qué pasa? ¿Pasa algo? Será mejor que frene. - Decía, y su voz sonaba preocupada. Tan pronto como pudo, frenó por completo la furgoneta. Volteó su vista hacia mí e hizo la misma pregunta:
- ¿Qué pasa, Vale?
- ¡Maldito!, ¡maldito!, ¡maldito! ¿Por qué carajo me has traído hasta aquí? ¡Mejor deja que se pierda esa mierda de teléfono! Solo... ¡Salgamos de aquí! - Entonces, eché mi cabeza sobre el piano del vehículo y rompí la fuente de mi llanto de nuevo. Un río de lágrimas me oprimía.
No sé por qué Oliver simplemente no pudo mover la maldita camioneta y volver hacia afuera, hacia la carretera, ¡hacia la luz!
Pero seguimos en la oscuridad.
Oliver puso su brazo en mi espalda y me fui levantando poco a poco. Una vez que estaba incorporándome en el asiento de nuevo, él, con su mano izquierda, secó una de mis amargas lágrimas y dijo con una voz tan dulce que no parecía él:
- No sé qué te ha pasado, no sé qué te han hecho, pero si necesitas llorar, solo hazlo. - ¿Era Oliver un ángel o un demonio? Si Oliver no es una buena persona, entonces debe ser bueno fingiendo.
Prosiguió un cálido abrazo, ofrecido por él y consentido por mí. Y, raramente, después de mucho tiempo, me volví a sentir segura.
Dios...
Cómo valoré ese momento.
Solo éramos un punto en el vasto bosque. Pero el momento de tranquilidad fue interrumpido por los sonidos extraños de ciertos pasos que se aproximaban a nosotros, y de pronto el GPS empezó a sonar de forma alarmante, pues mi celular estaba cerca de ahí.
Entonces, ocurrió lo peor, una escena que quisiera olvidar, daría millones para olvidarla.
- Parece que nos acercamos al punto donde se encuentra mi cel - dije, pasando mi muñeca por los ojos para secar mis lágrimas.
- O el celular se acerca a nosotros, sea lo que sea, esto es muy, muy extraño - respondió Oliver, y de pronto, un sujeto de sudadera negra apareció en el interior del bosque. No veía muy bien, pero de repente empezó a correr hacia nosotros.
- ¡Qué carajo! - exclamó Oliver.
- Ten cuidado, parece que viene hacia nosotros - le dije en voz baja a Oliver, para que no notara mi miedo y parecer un poco calmada.
Pero la calma no servía de nada.
El sujeto misterioso seguía corriendo hacia nosotros, y en sus brazos traía... ¿un diario? No estaba segura de lo que era, pero no importó tanto, pues ante los ojos de Oliver y los míos, vimos el reflejo de lo que parecía ser una especie de hacha siendo lanzada hacia el sujeto, directamente a su cabeza.
Oliver y yo quedamos sin palabras, y ninguno de nosotros se podía mover. Algo se había polarizado en aquel maldito bosque de Daylesford.
La pequeña hacha penetró e impactó el cráneo de aquel desconocido sujeto, y él quedó de pie frente un segundo, mirando hacia el parabrisas de nuestro vehículo. Luego dejó caer el diario, al fin confirmé que sí era un diario, y de adentro de sus páginas se deslizó lo que parecía ser mi celular. Lo era.
Los ojos del sujeto que nos miraba fijamente a través de la ventana se volvieron rojo carmesí, luego cayó de rodillas y finalmente todo su tronco se fue hacia el suelo a causa del peso de la pequeña hacha, empezando a desangrarse. No hubo nada que hacer.
Rápidamente recobré el sentido, fue como si hubiese tenido una especie de pesadilla. Me preguntaba si en realidad era una pesadilla, pero no lo era, ni siquiera se aproximaba. Esto era muchísimo peor. Alguien había sido asesinado violentamente frente a nuestros ojos, y entonces solo grité, grité descontrolada mente.
Oliver puso sus manos sobre mi boca para que no siguiera haciendo ruido.
-Agáchate, será muy peligroso si nos ven.
Le hice caso a Oliver. Me agaché y lo único que podía ver era el suelo de la furgoneta.
Oliver se levantó de su lugar y fue abriendo poco a poco, de forma silenciosa. Una vez afuera, se dirigió hacia el cuerpo del sujeto y creo que tomó algo, no podía ver.
Se escucharon algunos disparos y, Santo Dios, solo podía pensar en Oliver y en lo peor.
Luego, Oliver corrió hacia la camioneta nuevamente.
-¿Estás bien? -pregunté desesperada a Oliver.
-Casi me dan.
-¿Quién disparó?
-No tengo ni idea. Vámonos ya. Logré recuperar tu celular -me dijo, entregando el celular en mis manos.
Después de eso, Oliver dio una vuelta y salimos de ahí.
El camino de regreso fue en total silencio.
Una vez que regresamos a su casa, tuvimos una discusión. No lo quería volver a ver más nunca. Él puso en riesgo nuestras vidas, la suya y la mía, y nunca olvidaré aquella espantosa escena.
[...]
Una semana después de aquel suceso, mi vida volvió a la normalidad y aquellos eventos quedaron solo como un mal recuerdo, pues al parecer, en Daylesford nadie sabía lo que había pasado.
Tampoco volví a ver a Oliver. Me pregunto qué será de su vida. Pero no sé por qué tengo que recordarlo.
Pero algo me dice que lo tengo que buscar.
Ni siquiera le agradecí por haberme ayudado a encontrar el celular. Quizás mis palabras fueron demasiado duras con él.
Quizás él solo quería ayudar, después de todo, no tenía la culpa de que en ese justo momento asesinaran... Ni siquiera me atrevo a decirlo, pues esa fue una escena muy cruda.
Notas del autor:
El Cuarto capítulo será más largo lo prometo.
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Nunca Escribas un Diario
Mystery / Thriller𝗩𝗮𝗹𝗲𝗻𝘁𝗶𝗻𝗮 𝗖𝗮𝘀𝘁𝗶𝗹𝗹𝗼 𝗮𝗽𝗲𝗻𝗮𝘀 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗲 𝘃𝗶𝘃𝗶𝗿 𝘀𝗮𝗯𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝘂 𝗺𝗮𝗱𝗿𝗲 𝗳𝘂𝗲 𝗮𝘀𝗲𝘀𝗶𝗻𝗮𝗱𝗮, 𝘆, 𝗰𝗼𝗺𝗼 𝘀𝗶 𝗳𝘂𝗲𝗿𝗮 𝗽𝗼𝗰𝗼, 𝘀𝗲 𝗲𝗻𝗳𝗿𝗲𝗻𝘁𝗮 𝗮 𝗹𝗮 𝗱𝘂𝗿𝗮 𝗿𝗲𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗱𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗹...