11. but who could stay?

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the archerTaylor Swift 0:03 ──⊙──────── 5:37↻ ◁ | | ▷ ↺

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the archer
Taylor Swift
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Esa mañana el agua se sentía como un manjar, Celia apenas llevaba una hora despierta y ya llevaba dos litros ingeridos y es que el alcohol que había tomado la noche anterior comenzaba a hacer efecto en su cuerpo esa mañana.

Estaba medio acostada en su cama con la cabeza estaba apoyada ligeramente sobre la pared mientras reía por los videos y fotos que los chicos mandaban al grupo que tenían. Soltó una carcajada al ver uno donde cantaba junto a Juani, era una versión con un pésimo ingles de 'History' de One Direction, en otro video estaba intentando enseñarle a bailar cumbia a Blas que estaba más tieso que un tronco. Había bastantes cosas de la noche de las cuales no se acordaba, en su mayoría la mente de la chica estaba llena de lagunas que se esforzaba por llenar con los videos que mandaron. Celia no paraba de reír, mucho menos cuando vio su video junto a Fran cuando estaban abrazados a la media noche. Al poco rato, le llegó un mensaje de su amigo.

Hadita 🧚

¿Gordi, por qué llorábamos?

Che, no sé, pero me estoy cagando de risa 

Parece que alguien se nos murió

Ojalá ese video jamás salga a la luz

Vamos a comer, quiero unas empanadas

¿Crees que cago plata?

Nadie te pidió plata, gordi 

Dale vamos, yo invito

Ya voy para tu habitación

La chica se levantó de su cama y se cambió por un atuendo más cómodo, hizo su rutina de limpieza facial, lavó sus dientes y tras tomar su bolso se dispuso a salir de su cuarto. Justo cuando abrió la puerta se encontró con Esteban que parecía nervioso y un tanto asustado de verla.

De pronto, varios recuerdos de la noche anterior llegaron a su mente a lo que su rostro se sonrojo de inmediato al recordar la voz floja de Esteban e inconscientemente apareció una sonrisa en su rostro.

— ¿Todo bien? —preguntó al ver que el chico no se movía. 

— Quería disculparme por lo de anoche— el chico limpió el sudor de sus manos en su pantalón— Fue un accidente muy tonto.

La sonrisa y el buen humor desaparecieron de golpe. El tiempo pareció volverse más lento y el sonido a su alrededor se bloqueó dejando solo un murmullo en el viento que de pronto se había vuelto helado. En su pecho se sintió una fuerte punzada que había sentido antes, lo que la diferenciaba de otras es que esta se sentía de manera intensa, como su hubieran juntado mil agujas para clavarlas lentamente dentro de ella.

— Estabas muy borracho, es... entendible— murmuró pellizcando su mano para no lanzarse a llorar en ese momento.

— ¿Te acuerdas de algo más? 

— Casi nada la verdad— habló borde— Tengo que irme— cerró la puerta detrás de ella.

Sin esperar a que el pudiera decir algo más, la chica comenzó a caminar por el pasillo dejando atrás a un chico bastante confundido por la repentina actitud de ella. 

Mientras más avanzaba, los ojos de Celia se llenaron de lágrimas densas mientras recordaba los últimos días junto a Esteban con una mezcla de dolor y nostalgia. Recordaba los momentos felices que compartieron juntos, las risas, las miradas. Pero ahora, todo eso parecía tan distante, tan irreal. Incluso se atrevía a decir que tal vez todo fue producto de su imaginación y que las cosas en verdad no habían sido como ella las había visto.

El dolor en su pecho era palpable, como si su corazón estuviera roto en mil pedazos, cada uno recordándole desilusión que ahora sentía. Cerrando los ojos, Celia dejó que las lágrimas rodaran por sus mejillas, una expresión silenciosa de su corazón roto.

Cuando llegó al elevador, este abrió las puertas dejando ver a Fran quien se puso serio en cuanto vio el estado vulnerable de su amiga la cual no dudó ni un segundo en abrazarlo y enterrar su rostro en el pecho del chico ahogando los sollozos que escapaban de su boca.

— ¿Qué pasa, Cece?— preguntó preocupado, pero ella no respondía— Vayamos a tu cuarto— pero ella negó aferrándose más a él.

— ¿Podemos estar en tu cuarto? —habló entre sollozos.

Sin preguntar, él aceptó así que ambos entraron de vuelta al elevador. En ningún momento se permitió soltar el delgado y frío cuerpo de su amiga que seguía soltando lágrimas sin parar.

Cuando llegaron a la habitación, ambos se sentaron en el sillón sin decir nada, Fran estaba en silencio mientras dejaba que Celia se desahogara, le había traído pañuelos y también preparó un chocolate caliente. 

El sol se filtraba a través de las cortinas semicerradas, pintando la habitación con tonos dorados que contrastaban con la sombra que envolvía su corazón.

El sonido de una canción nostálgica resonaba en la habitación, envolviéndola en una atmósfera de tristeza y melancolía. La música era como un eco de su propio dolor, una melodía que resonaba en lo más profundo de su ser y la recordaba del amor perdido.

Fran estaba sentado mientras Celia se encontraba recostada sobre su hombro, un brazo de su amigo la rodeaba repartiendo suaves caricias en él. El silencio entre ellos se mantuvo hasta que él se percató que su respiración se volvió regular y los sollozos habían parado.

— ¿Quieres hablar de eso? —Fran preguntó con ternura.

— Creo que me ilusioné yo sola— respondió sin moverse— Pensé que era mutuo y todo indicaba a que sí, pero creo que solo malentendí todo— se levantó y frustrada enterró su cabeza entre sus manos.

— ¿Qué boludeces dices? Más loco por vos no puede estar— a pesar de querer lanzarse a reír por la incoherencia que su amiga dijo, él se mantuvo serio sabiendo que no era el momento.

Él podía ser una persona que se la pasaba bromeando, pero sabía en que momentos debía mantenerse al margen y comportarse de manera adecuada y eso es lo que le gustaba a Celia de su amistad con Fran. Podían reír, burlarse del otro y pelear como niñatos, pero se apoyaban cuando era necesario.

— Anoche cuando lo lleve a su habitación se podría decir que confesó que sentía algo por mi— Fran sonrió ampliamente al notar que Esteban se había atrevido por fin, quería emocionarse como aquella noticia lo merecía, pero se mantuvo en silencio pues sabía que algo más había pasado para que Celia estuviera triste— Pero hoy en la mañana se disculpó, dijo que había sido un accidente. Fran, en verdad pensé que le gustaba— esta volvió a llorar y sin dudarlo él la protegió entre sus brazos.

No había palabras para describir la confusión que Fran sentía. Los últimos días junto a Rafael habían estado animando a Esteban para confesarle a Celia lo que sentía y cuando por fin lograba hacerlo la cagaba. Era algo que simplemente ninguno de los dos terminaba de entender.

↺PURE LOVE ‣ esteban kukuriczka Donde viven las historias. Descúbrelo ahora