Celia Valduciel era una chica romántica, fanática de las pelis y libros romanticos. El destino la llevo a encontrarse con Esteban Kukuriczka que estaba dispuesto a darle su propia historia de amor.
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capítulocuatro "conexión instantanea"
— Nos vamos a España— Celia exclamó en cuanto el rostro de su hermana apareció en la pantalla.
— Espero que vengas lista para presentarme a alguno de esos chabones— comentó mientras se amarraba su cabello en una coleta
Celia escuchó unos golpes en su puerta, quedó extrañada pues no había pedido servicio al cuarto, se acercó a la puerta para abrir y pronto la silueta delgada y alta de Esteban apareció en su campo de visión.
— Tebi, hola— lo saludó con un beso en la mejilla— Pensé que esperarían abajo— Comentó con un poco de confusión
— Subí para ayudarte con tus maletas— El hombre respondió
— No tenías por qué molestarte— dijo con un leve rubor en las mejillas.
El la miro con una sonrisa y ambos se observaban mutuamente sin decir nada, simplemente perdiéndose en la profunda mirada del otro.
— ¿Hola?— una voz externa llamó su atención. Siempre tenían que interrumpir los momentos lindos.
En ese momento, Celia maldijo internamente porque sabía que su hermana comenzaría a lanzar comentarios burlescos sobre la situación.
— Laura, mira él es Esteban— alzó el teléfono para que quedara a la altura de sus rostros, Esteban tuvo que agacharse un poco para quedar frente a la pantalla y saludar con la mano.— Ella es mi hermana.
— Tebi, hola— Laura agudizó su voz haciendo una mala imitación de su hermana
— Eres una boba— se quejó
— Celi me ha hablado de ti— comentó en un tono amable.
— Espero que cosas buenas— soltó una leve risa— Iré bajando tus maletas— Esteban habló con nerviosismo.
—Voy enseguida— respondió.
— Gusto en conocerte, Laura— dijo con amabilidad mirando al teléfono
— Lo mismo digo— la chica respondió aguantando las ganas de soltar una burla.
El hombre tomo las maletas de Celia y estaba por salir, pero la conversación entre las hermanas llamó su atención y se quedó a una distancia prudente para poder escuchar.
— ¿Ese es el chabón del que me hablaste? Esta rebueno, Cece— escuchó la voz de Laura a través del teléfono.
— Jamás te hablé de algún chabón, tarada— la dulce risa de Celia llegó a sus oídos—. Pero debo admitir que es lindo
— ¡Te gusta! —Laura lanzó un grito
— No me gusta, tonta— Celia puso los ojos en blanco
— ¿Entonces no me lo presentaras? Ya está apartado para ti
