Celia Valduciel era una chica romántica, fanática de las pelis y libros romanticos. El destino la llevo a encontrarse con Esteban Kukuriczka que estaba dispuesto a darle su propia historia de amor.
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Desde días antes Esteban estaba bastante misterioso y en la última semana de grabación se notaba más distraído de lo normal. Aunque Celia quiso saber que le pasaba, pero él le respondía que eran secuelas de haberse enfermado. Claro que ella no le creía y su mente sobre pensaba las cosas, lo cual provoco que ella estuviera dispersa en grabación.
Pero su respuesta llegó esa mañana de domingo cuando Esteban le mandó un mensaje para que se arreglara y poco después se presentó frente a su puerta con un ramo de distintas flores igual al primero que le regaló.
— Que guapa te ves —le dijo mirándola con una sonrisa.
— Tú también— respondió— Quiero decir, te ves muy guapo, aunque siempre te ves muy lindo— balbuceó
— ¿Lista? —preguntó a lo que ella asintió.
Juntos bajaron al estacionamiento del hotel donde los esperaba un auto clásico que no tenía techo, este era de un azul pálido metálico.
— ¿Nos iremos en este? —preguntó sorprendida al ver que Esteban abría la puerta del copiloto para que pudiera subir.
— Si, lo pedí prestado a producción— admitió
Mientras manejaban, y el aire golpeaba sus cuerpos oleando su cabello, Celia se sentía en una película con ese lindo auto paseando entre una avenida con árboles altos y un cielo despejado, la música tranquila de fondo y un chico muy guapo manejando.
Su primera parada fue un lago bastante lindo, el viento formaba olas diminutas en la corriente donde nadaban algunos patos, por la orilla caminaban familias con sus hijos o parejas tomadas de la mano. Al ver esto, Esteban imitó la acción captando la atención de Celia quien bajó su vista hacia sus manos entrelazadas y sonrió antes de mirarlo.
— ¿Tú sabías que Pipe pensó que me caía mal? —Celia soltó de pronto— Dijo que lo miraba mal, pero yo no recuerdo eso— soltó una risa— es muy tierno.
— Yo también lo creería, tú mirada confunde mucho— comentó con una sonrisa— Antes pensaba que era Enzo el que te gustaba— ante ese comentario ella hizo una mueca de asco.
— Él es más como un hermano— dijo negando con la cabeza de manera divertida— A mí siempre me gustó ese chico que me dio un pañuelo porque me puse a llorar en la primera lectura del guión. Tal vez lo conozcas, es un chico muy lindo y tierno.
— Deberías presentármelo— Esteban le siguió el juego.
— Ah no, consíguete al tuyo, yo lo vi primero— ella bromeó haciéndolo reír
Caminaron por todo el parque platicando sobre los últimos días de grabación o temas que Celia sacaba de un momento a otro. Fue así hasta llegar a una pista de hielo al aire libre.
