It's Golden || Enzo Vogrincic

Ｃａｐíｔｕｌｏ ｔｒｅｓ

ᴵᵗ'ˢ ᴳᵒˡᵈᵉⁿ
ᴸʸᵈⁱᵃ ᴿᵉᶜᵃˡᵗ

Escuché unos pasos cerca mía y giré la cabeza encontrándome con Enzo, el cual se estaba sentando a mi lado.

—¿Qué ves? —dijo mirando a la televisión.

—Harry Potter —respondí un poco avergonzada.

Creí que iba a pensar que era una infantil, pero no fue así.

—Genial.

Y sonrió.

Chicas, creo que se me ha caído el tanga.

Después de unos pocos minutos comencé a tener sueño, y, no sé cómo, terminé dormida.

ᴱⁿᶻᵒ ⱽᵒᵍʳⁱⁿᶜⁱᶜ

Sentí algo no muy pesado caer en mi hombro y me giré confuso.

Era ella, se había dormido en mi hombro.

Una sonrisa apareció en mi cara y pasé mi dedo por su cachete, acariciando su suave piel.

Lydia me había hecho sentir extraño. Me hacía tener nudos en el estómago y el corazón se me aceleraba cuando estaba cerca mía, no entendía nada. Cuando la vi con la polera de Pipe sentí una rabia que nunca había sentido, juraría que en ese momento quería arrancarle esa polera y darle una mía.

No sabía si despertarla o dejar que durmiera. Pero al final decidí hacer otra cosa; me puse de pie lentamente y pasé mis brazos por debajo de sus rodillas y su cabeza, levantándola con él maximo cuidado. Llegué hasta su habitación y la acosté en la cama poniéndole las sábanas por encima para que no tuviese frío.

Me iba a ir, pero de repente sentí una mano pequeña agarrando mi muñeca. Me giré hacia ella, confuso.

—Quédate... —susurró, adormilada.

Tragué saliva y decidí hacerle caso. Me acosté a su lado y me tapé con las sábanas. Noté que pasaba su brazo por mi estómago y apoyaba su cabeza en mi pecho.

Mi corazón no paraba de latir rápido, pero una inmensa sensación de calidez se apoderó de mi y en cuestión de segundos caí dormido.

ᴸʸᵈⁱᵃ ᴿᵉᶜᵃˡᵗ

Que almohada más cómoda, ¿no? Mi primera noche en España y había dormido genial. Pero... algo iba raro, sentía algo abrazándome.

Abrí mis ojos y lo primero que vi fue a Enzo completamente dormido, pasando un brazo por mi cintura. Mi corazón dio un gran salto.

Y me acordé de lo que le dije por la noche.

"Quédate"

¿QUE ME PASABA?

Me sorprendió que hubiese aceptado dormir conmigo, pero había algo que me sorprendía más: lo guapo que era dormido.

Su respiración era tranquila y su pelo estaba ligeramente despeinado, parecía un niño pequeño.

Noté como empezó a abrir los ojos y tragué saliva. Me miró, al principio con el ceño fruncido y después su cara se relajó.