ONE SHOTS - GHOST ( call of duty )

Recluta Parte 2

Simón te acompañaba hasta tu habitación en el cuartel, sentías un poco de nervios apoderarse de tu cuerpo, tú corazón palpitaba demasiado.

— ¿Seguro que no quieres probarlo?— dijiste llegando finalmente a la habitación, en una pequeña mesa colocando el pastel.

— No me gusta lo dulce. —

Era un poco frustrante tratar de sacar plática al hombre 1.93.

Le diste una pequeña sonrisa, no se iba a ir sin antes probarlo.

Simón estaba recargado en el marco de la puerta de lahabitación, se veía indeciso entre pasar o no.

— ¿Tn___?— la voz grave de Allen interrumpió el momento, haciendo que Ghost se girara hacia el. La cara de confusión de tu compañero era notable, el teniente por otra lado se preguntaba qué hacía ahí.

— ¡Allen!, ¿quieres? — señalaste el pequeño
Pastel.

Allen asintió y al pasar a la habitación chocó "accidentalmente" el hombro del teniente.

La cara de Simón era oro puro, estaba ardiendo de coraje, ¿Era tu compañero de habitación? Antes los había observado era ese tipo con el que te la pasabas riendo.

— ¿Qué hace por aquí teniente? ¿Tn__ se portó mal?— alzó una ceja mirando dudoso a ambos.

— Todo lo contrario, recluta. — sus palabras habían cambiando de tono, ya no era ese tranquilo y suave que te dedicaba, sino la misma voz que usaba en entrenamiento.

Sin decir más y con su notable incomodidad al notar a tu compañero salió de ahí.

"¿Quien había acomodado de ese modo a los reclutas? " pensó Simón.

Saliste con rapidez detrás del teniente, no entendías qué sucedía exactamente pero querías hablar aún más con el.

— ¡Teniente!— pudiste apresurar tus pasos hasta colocarte frente a él.
Su mirada era tan penetrante y fria como si aquel Ghost de hace unos momentos no estuviera.

— Dime. — detuvo su caminata en seco.

— Come del postre, se que te va a gustar. — insististe mirándolo suplicante.

— Creo que ya llego con quien compartirlo, detesto el dulce. — finalizó.

¿Se había molestado?

— Lo comeré contigo, tú lo pagaste. — cruzaste los brazos.

— No tiene nada que ver el haberlo pagado yo. —

— Pero...— el sonido de su celular te interrumpió, se alejó unos metros para atender la llamada, cuando lo viste venir con pasos firmes y apresurados.

— Tengo pendientes ahora mismo, mañana salgamos por un café y pensaré en probar algo dulce. —
La inesperada propuesta te había tomado nuevamente por sorpresa pero...
¿Cómo decías que no?

Simón Riley, el teniente rudo de carácter pesado y chistes cuestionables a pesar de su fama de odiar lo cursi, era verdad tambien que detestaba los rodeos.
De donde el venía el cortejar a la chica que te gustaba era primordial, hacerla sentir segura, proveerla y sobre todo ser directo era la clave.
Simón odiaba las niñerias, odiaba las suposiciones, sabía que durante su trabajo sería profesional, durante los entrenamientos no había preferencias así se muriera por ti.

Sin embargo, en sus ratos de descanso, en sus días de relajarse, no le importaba demostrar el interés que tenía en ti, y menos si servía para ahuyentar a reclutas novatos.